LAS FIESTAS DE MOROS Y CRISTIANOS EN VILLENA
Colaboración con Villena Cuéntame de José Fernando Domene Verdú.
Villena celebra sus fiestas de Moros y Cristianos del 4 al 9 de Septiembre en honor a la Virgen de las Virtudes. Son las fiestas más participativas de todas las de Moros y Cristianos que se celebran y una de las más antiguas y tradicionales. En Villena la Fiesta Patronal es más antigua, ya que data de finales del siglo XV. A ella, se añadió en el siglo XVII la Fiesta Militar, con la participación en las romerías y en las procesiones disparando los arcabuces. La compañía de arcabuceros que formaba la Milicia del Reino se conocía como Soldadesca en el siglo XVIII y a principios del XIX se convirtió en la actual comparsa de Cristianos. En efecto, la Fiesta de Moros y Cristianos se añadió a la Fiesta Patronal con Soldadesca ya en el primer tercio del siglo XIX, añadiéndose las Embajadas y apareciendo las demás comparsas.
La patrona está en un Santuario situado fuera de la población, lo que hace necesario que se traslade a ciudad en procesiones o romerías con disparos de arcabucería, en las que se ha mantenido intacto el protocolo de la antigua Soldadesca con tradiciones centenarias, como las salvas de arcabucería y el ruedo de banderas en los actos de recibimiento y despedida de las imágenes, además los disparos en la procesión general. Pero también se caracterizan por la conservación de tradiciones centenarias hasta época reciente o incluso hasta la actualidad, como los trajes de algunas comparsas o la música de pasodoble en los desfiles, incluso en las comparsas de moros, además de otras como la Mahoma y la Conversión del Moro.Cambio de Patrona
Las fiestas de Villena son, por tanto, una de las más antiguas y tradicionales. La Virgen de las Virtudes fue proclamada Patrona de Villena y Abogada contra la Peste en 1474 según la leyenda, aunque no existe constancia documental de ello. El motivo de dicha proclamación fue que intercediera ante Dios para que acabara la epidemia de peste que había hecho huir a los villenenses a la Fuente del Chopo. Pero en 1474 no hubo ninguna epidemia de peste. Ésta tuvo lugar dos años después, en 1476, coincidiendo con la rebelión contra el Marqués de Villena de los pueblos del Marquesado, y ello sí que está debidamente documentado. Pero esto quiere decir que la proclamación de la Virgen de las Virtudes como Patrona de Villena no pudo ser en 1474, sino en 1476, porque fue en este último año cuando tuvo lugar la epidemia de peste que la motivó. Y la coincidencia con la rebelión contra el Marqués explica que se eligiera una nueva Patrona cuando ya había otra, la Virgen de las Nieves o del Castillo. Esta última era la Patrona del odiado Marqués de Villena y tenía su ermita dentro de los muros del castillo, por lo que se hizo necesario buscar una nueva Patrona que no tuviera nada que ver con él.
La Milicia General del Reino
Por lo tanto, el origen de las fiestas de Villena está en 1476, y no en 1474 como se creía hasta ahora, cuando fue proclamada la Virgen de las Virtudes como Patrona de la Ciudad y abogada contra la Peste. Su imagen fue colocada en un Santuario construido en 1490 a 5 Kms. de la ciudad, al que los ciudadanos hicieron voto de ir en romería dos veces al año, una en marzo y la otra el 8 de Septiembre. En estas romerías comenzó a participar en el siglo siguiente la milicia provincial de la ciudad, conocida después con el nombre de soldadesca. Las Fiestas de Moros y Cristianos son el resultado de la transformación de la antigua Soldadesca, que era la milicia provincial o concejil creada en 1562 por Felipe II y que acompañaba a la Virgen en las dos romerías y en la procesión disparando los arcabuces en forma de salvas. Pero fue sólo a partir de la creación de la Milicia General del Reino cuando la compañía de arcabuceros que la formaba tomó parte en las fiestas reales y patronales. Estas sucesivas milicias eran el ejército de reserva, y ya participaron en 1568 en la Guerra de las Alpujarras y en otros conflictos armados, así como en la defensa de las costas levantinas contra los ataques de los piratas berberiscos. La Milicia General del Reino, según el documento fechado el 15-8-1609 que se conserva en el Archivo Municipal de Sax, estaba formada por una o varias compañías de cien soldados cada una, mandadas por un capitán, un alférez, un sargento y varios cabos, elegidos desde 1584 por el concejo de entre los hidalgos más relevantes, y cuatro cabos, que mandaban a 24 soldados cada uno de ellos. El capitán utilizaba una banda como distintivo, el alférez la bandera y el sargento una alabarda.Una de las misiones del alférez era la de ondear o rodar la bandera, para lo cual se les exigía destreza en su manejo ya desde 1505. Los soldados eran elegidos de entre los vecinos de 18 a 50 años y podían ser piqueros, arcabuceros o mosqueteros, según utilizaran picas, arcabuces o mosquetes. Pues bien, la importancia de estas milicias para las fiestas de moros y cristianos fue que empezaron a participar en romerías y en las procesiones de las fiestas patronales de los pueblos con las cofradías gremiales en lo que en el siglo XVIII se empezó a denominar Soldadesca y que en el siglo XIX originará las comparsas. Participaban las procesiones y romerías disparando sus arcabuces por parejas delante de la procesión y vestidos "a la antigua española", igual que se sigue haciendo en la actualidad en las poblaciones del Alto Vinalopó (Sax, Villena, Caudete, Biar, Castalla) y en Yecla, donde la soldadesca se conserva con mayor pureza y sin fiesta de moros y cristianos. La soldadesca empieza a documentarse a finales del siglo XVI y se generaliza en el XVII. Así, en Villena, participó una compañía de arcabuceros en el recibimiento de Felipe II a su paso por el Puerto de Almansa en 1586 y se documenta también en 1619, 1628, etc. El 11-4-1638 la Milicia ya participó en la romería celebrada para traer a la Virgen a la ciudad en una rogativa por la sequía disparando los arcabuces al mando de un capitán, un alférez y un sargento, nombrados por el ayuntamiento entre los hidalgos de la ciudad.
Las fiestas de Villena son, por tanto, una de las más antiguas y tradicionales. La Virgen de las Virtudes fue proclamada Patrona de Villena y Abogada contra la Peste en 1474 según la leyenda, aunque no existe constancia documental de ello. El motivo de dicha proclamación fue que intercediera ante Dios para que acabara la epidemia de peste que había hecho huir a los villenenses a la Fuente del Chopo. Pero en 1474 no hubo ninguna epidemia de peste. Ésta tuvo lugar dos años después, en 1476, coincidiendo con la rebelión contra el Marqués de Villena de los pueblos del Marquesado, y ello sí que está debidamente documentado. Pero esto quiere decir que la proclamación de la Virgen de las Virtudes como Patrona de Villena no pudo ser en 1474, sino en 1476, porque fue en este último año cuando tuvo lugar la epidemia de peste que la motivó. Y la coincidencia con la rebelión contra el Marqués explica que se eligiera una nueva Patrona cuando ya había otra, la Virgen de las Nieves o del Castillo. Esta última era la Patrona del odiado Marqués de Villena y tenía su ermita dentro de los muros del castillo, por lo que se hizo necesario buscar una nueva Patrona que no tuviera nada que ver con él.
La Milicia General del Reino
Por lo tanto, el origen de las fiestas de Villena está en 1476, y no en 1474 como se creía hasta ahora, cuando fue proclamada la Virgen de las Virtudes como Patrona de la Ciudad y abogada contra la Peste. Su imagen fue colocada en un Santuario construido en 1490 a 5 Kms. de la ciudad, al que los ciudadanos hicieron voto de ir en romería dos veces al año, una en marzo y la otra el 8 de Septiembre. En estas romerías comenzó a participar en el siglo siguiente la milicia provincial de la ciudad, conocida después con el nombre de soldadesca. Las Fiestas de Moros y Cristianos son el resultado de la transformación de la antigua Soldadesca, que era la milicia provincial o concejil creada en 1562 por Felipe II y que acompañaba a la Virgen en las dos romerías y en la procesión disparando los arcabuces en forma de salvas. Pero fue sólo a partir de la creación de la Milicia General del Reino cuando la compañía de arcabuceros que la formaba tomó parte en las fiestas reales y patronales. Estas sucesivas milicias eran el ejército de reserva, y ya participaron en 1568 en la Guerra de las Alpujarras y en otros conflictos armados, así como en la defensa de las costas levantinas contra los ataques de los piratas berberiscos. La Milicia General del Reino, según el documento fechado el 15-8-1609 que se conserva en el Archivo Municipal de Sax, estaba formada por una o varias compañías de cien soldados cada una, mandadas por un capitán, un alférez, un sargento y varios cabos, elegidos desde 1584 por el concejo de entre los hidalgos más relevantes, y cuatro cabos, que mandaban a 24 soldados cada uno de ellos. El capitán utilizaba una banda como distintivo, el alférez la bandera y el sargento una alabarda.Una de las misiones del alférez era la de ondear o rodar la bandera, para lo cual se les exigía destreza en su manejo ya desde 1505. Los soldados eran elegidos de entre los vecinos de 18 a 50 años y podían ser piqueros, arcabuceros o mosqueteros, según utilizaran picas, arcabuces o mosquetes. Pues bien, la importancia de estas milicias para las fiestas de moros y cristianos fue que empezaron a participar en romerías y en las procesiones de las fiestas patronales de los pueblos con las cofradías gremiales en lo que en el siglo XVIII se empezó a denominar Soldadesca y que en el siglo XIX originará las comparsas. Participaban las procesiones y romerías disparando sus arcabuces por parejas delante de la procesión y vestidos "a la antigua española", igual que se sigue haciendo en la actualidad en las poblaciones del Alto Vinalopó (Sax, Villena, Caudete, Biar, Castalla) y en Yecla, donde la soldadesca se conserva con mayor pureza y sin fiesta de moros y cristianos. La soldadesca empieza a documentarse a finales del siglo XVI y se generaliza en el XVII. Así, en Villena, participó una compañía de arcabuceros en el recibimiento de Felipe II a su paso por el Puerto de Almansa en 1586 y se documenta también en 1619, 1628, etc. El 11-4-1638 la Milicia ya participó en la romería celebrada para traer a la Virgen a la ciudad en una rogativa por la sequía disparando los arcabuces al mando de un capitán, un alférez y un sargento, nombrados por el ayuntamiento entre los hidalgos de la ciudad.
Foto cedida por... Antonio Gómez Torres
Las Embajadas
A principios del siglo XIX se añadieron las embajadas, cuyos textos fueron escritos entre 1810 y 1815, y la primitiva compañía que formaba la milicia dio origen a la comparsa de Cristianos, apareciendo al mismo tiempo una segunda comparsa, la de Moros. Pero en estas comparsas se mantuvieron inalterados los elementos característicos de las antiguas milicias provinciales, como los cargos de capitán, alférez y cabo, los arcabuces y las salvas de arcabucería, y el ruedo de banderas. Fue en el primer tercio del siglo XIX cuando se construyó el primer castillo de embajadas, aunque ya en el siglo XVIII existían las dos comparsas más antiguas, la de Cristianos y la de Moros. Después de cada una de las dos Embajadas, había una guerrilla con arcabucería, ganando los Moros en la primera y los Cristianos en la segunda, convirtiéndose al cristianismo el Embajador Moro en el acto de la Conversión, que conservó un texto escrito en el siglo XVII y publicado en el XVIII. En 1838 ya se traía de Biar la efigie de Mahoma, que se colocaba en el castillo de embajadas después de la primera Embajada y Guerrilla, para ser retirada de dicho castillo al ganar los Cristianos tras la segunda Embajada. En ese mismo año, debido a la expulsión de los frailes del Santuario a consecuencia de la Desamortización, se empieza a traer la Virgen a la ciudad en septiembre, en vez de ser los vecinos los que se trasladaran al Santuario. El 18-4-1839 se creó la Junta de la Virgen para organizar los actos religiosos y se reestructuraron las fiestas. En 1845 ya se documentan como 'fiestas de moros y cristianos' y en 1848 quedó fijado el esquema festero que básicamente se ha mantenido inalterado hasta ahora. En 1863 existían 3 comparsas, que ya eran 9 en 1884, pero fue en 1956 cuando quedó establecido el número total de 14, que son las que existen en la actualidad.
A principios del siglo XIX se añadieron las embajadas, cuyos textos fueron escritos entre 1810 y 1815, y la primitiva compañía que formaba la milicia dio origen a la comparsa de Cristianos, apareciendo al mismo tiempo una segunda comparsa, la de Moros. Pero en estas comparsas se mantuvieron inalterados los elementos característicos de las antiguas milicias provinciales, como los cargos de capitán, alférez y cabo, los arcabuces y las salvas de arcabucería, y el ruedo de banderas. Fue en el primer tercio del siglo XIX cuando se construyó el primer castillo de embajadas, aunque ya en el siglo XVIII existían las dos comparsas más antiguas, la de Cristianos y la de Moros. Después de cada una de las dos Embajadas, había una guerrilla con arcabucería, ganando los Moros en la primera y los Cristianos en la segunda, convirtiéndose al cristianismo el Embajador Moro en el acto de la Conversión, que conservó un texto escrito en el siglo XVII y publicado en el XVIII. En 1838 ya se traía de Biar la efigie de Mahoma, que se colocaba en el castillo de embajadas después de la primera Embajada y Guerrilla, para ser retirada de dicho castillo al ganar los Cristianos tras la segunda Embajada. En ese mismo año, debido a la expulsión de los frailes del Santuario a consecuencia de la Desamortización, se empieza a traer la Virgen a la ciudad en septiembre, en vez de ser los vecinos los que se trasladaran al Santuario. El 18-4-1839 se creó la Junta de la Virgen para organizar los actos religiosos y se reestructuraron las fiestas. En 1845 ya se documentan como 'fiestas de moros y cristianos' y en 1848 quedó fijado el esquema festero que básicamente se ha mantenido inalterado hasta ahora. En 1863 existían 3 comparsas, que ya eran 9 en 1884, pero fue en 1956 cuando quedó establecido el número total de 14, que son las que existen en la actualidad.
Nuevos desfiles
A mediados del siglo XIX se añadieron al esquema festero los desfiles de la Diana y la Retreta, además de aparecer el más antiguo de los grandes desfiles, la Entrada, cuya finalidad inicial fue la de que todas las comparsas se dirigieran a las afueras para recibir a la Virgen, que venía en romería desde su Santuario, con Salvas de Arcabucería y acompañarla después hasta la iglesia de Santiago. En 1955 apareció el gran desfile nocturno de la Cabalgata, así como también el de la Ofrenda a la Virgen y los nuevos cargos de Regidora de Fiestas y de Madrinas. En los años siguientes empezaron a aparecer dentro de las Comparsas las Escuadras Especiales, que cambiaban de traje cada año y que han llegado a lucir trajes lujosísimos en los años '80 y '90. A la Junta de la Virgen se sumó la Junta Central de Fiestas de Moros y Cristianos el 2-1-1970, que fue cuando se aprobaron sus primeros Estatutos. Ese mismo año apareció el Desfile Infantil y el Ecuador Festero y, en 1977 el escenario de las embajadas se traslada al Castillo de la Atalaya. En 1988 empieza a participar la mujer en la fiesta, lo que supone un aumento espectacular en el número de festeros.
A mediados del siglo XIX se añadieron al esquema festero los desfiles de la Diana y la Retreta, además de aparecer el más antiguo de los grandes desfiles, la Entrada, cuya finalidad inicial fue la de que todas las comparsas se dirigieran a las afueras para recibir a la Virgen, que venía en romería desde su Santuario, con Salvas de Arcabucería y acompañarla después hasta la iglesia de Santiago. En 1955 apareció el gran desfile nocturno de la Cabalgata, así como también el de la Ofrenda a la Virgen y los nuevos cargos de Regidora de Fiestas y de Madrinas. En los años siguientes empezaron a aparecer dentro de las Comparsas las Escuadras Especiales, que cambiaban de traje cada año y que han llegado a lucir trajes lujosísimos en los años '80 y '90. A la Junta de la Virgen se sumó la Junta Central de Fiestas de Moros y Cristianos el 2-1-1970, que fue cuando se aprobaron sus primeros Estatutos. Ese mismo año apareció el Desfile Infantil y el Ecuador Festero y, en 1977 el escenario de las embajadas se traslada al Castillo de la Atalaya. En 1988 empieza a participar la mujer en la fiesta, lo que supone un aumento espectacular en el número de festeros.
Como actos singulares hay que señalar la espectacular y masiva Cabalgata, con un promedio de dos mil festeros por hora y magníficos cabos y escuadras especiales; las Embajadas, en el marco natural del Castillo de la Atalaya y con textos de principios del siglo XIX, constituyen la parte histórica de las fiestas; la Conversión del Moro al Cristianismo cuyo texto, aunque reformado a principios de este siglo, data del siglo XVII, fue editado en el XVIII y es una de las comedias de moros y cristianos del Siglo de Oro que entonces tanto se representaban; la Entrada; la Procesión, solemne e igual de masiva que el resto de los desfiles, y la Alborada, que anuncia el día de la Patrona. Pero la fiesta no se desarrolla sólo por el día, sino que también continúa durante toda la noche el las verbenas y salas de fiesta de todas las comparsas.
Foto cedida por... Antonio Martínez
Altísima participación
En el contexto general de las fiestas de moros y cristianos, las de Villena se caracterizan por su alta participación, ya que con fecha 4-9-1995 habían 10.594 festeros, de los cuales 9.843 eran salientes, lo que supone nada menos que un 32'71% de la población total de Villena. Esto quiere decir que casi uno de cada tres villeneros pertenece a alguna comparsa y, por tanto, participa activamente en las fiestas. A ellos hay que añadir los músicos que, repartidos en unas 80 bandas, elevan a trece mil personas las que participan en los desfiles.
Pero las fiestas de Villena son conocidas en el resto de la geografía festera, sobre todo, por dos cosas: las escuadras especiales y los cabos. Lo que mejor identifica a las fiestas de Villena son las escuadras especiales, que las embellecen y constituyen una parte importante dentro de las fiestas, porque sus trajes son diseñados, confeccionados y estrenados cada año en Villena, a diferencia de lo que ocurre en otras poblaciones. Desfilan cada año unas 40 escuadras especiales y su número está limitado dentro de cada comparsa a una escuadra por cada cien festeros, con el fin de que estén suficientemente representados los trajes tradicionales de las comparsas. Y los cabos, los cabos de Villena tienen un estilo propio e inigualable. Son artistas que contagian al público su buen hacer, su talento y su arte; porque arte es lo crean y lo que irradian. Pero lo mejor de las fiestas de Villena son los festeros, que saben desfilar con un entusiasmo que no se encuentra en ningún otro lugar. Ellos son los que hacen que los desfiles de Villena sean un espectáculo inigualable, en especial la cabalgata, contagiando su alegría al público desde las 10 de la noche hasta las 4 de la madrugada. Y ellos hacen que las noches de fiestas en Villena sean inolvidables, enlazando la noche con el día como si de un sueño se tratara. Todo esto motivó que las fiestas de Villena fueran declaradas de interés turístico.
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