PEPITA SAMPER BONO
No es difícil imaginar la conmoción que recorrería las calles de Villena aquellos días de primeros de marzo de 1929, cuando un rumor, convertido poco después en clamor, se extendió a gran velocidad por la ciudad, convulsionando el ánimo de unas gentes poco acostumbradas a ser el foco de atención de alguna noticia cuya importancia pudiera trascender los límites de la tranquila y pequeña urbe, a caballo entre Alicante, Valencia, Albacete y Murcia.
Los periódicos de todo el país se hicieron eco de aquel rumor, elevado enseguida a la categoría de noticia y, los editoriales, los comentarios y las opiniones de todo tipo, emergieron de norte a sur: la gran Pepita Samper a la que España entera idolatraba y seguía cada uno sus pasos; la que en poco tiempo se había convertido en la estrella mediática de un país empobrecido y apático que necesitaba imperiosamente referentes que elevaran su maltrecha autoestima, aquella joven, de bellos y enigmáticos ojos azules, o verdes, que en esto no había unanimidad, se decía que había nacido en Villena.
Pero, ¿quién era Pepita Samper? y, ¿cómo una sola persona era capaz de alterar el monótono discurrir de todo un país y arrancar por todas partes tan encendidos comentarios hacia su figura?
El origen de la respuesta a estas preguntas habría que buscarlo unos meses atrás y a muchos kilómetros de distancia, detrás de la iniciativa lanzada por los diarios franceses Le journal y Le intrasigent, que siguiendo la moda implantada años atrás en los Estados Unidos, deciden convocar un certamen de belleza con el propósito de elegir a la más bella mujer europea de entre las más bellas. Enseguida otros periódicos del Viejo Continente abrazan con entusiasmo la idea de sus colegas parisinos y en poco tiempo, muchos países comienzan a buscar a su candidata ideal, aquella que reuniendo las mejores esencias y cualidades de cada una de las naciones de Europa, fuera capaz de decantar a su favor el codiciado título [1].
En España, el diario A.B.C., dirigido por Torcuato Luca de Tena, es el responsable de organizar el certamen, del que saldrá elegida, entre el ramillete de representantes de todas las regiones españolas, la joven ganadora. La idea gusta tanto que el desarrollo de este proceso tendrá un amplio y constante seguimiento en periódicos y semanarios, sin distinción de localización geográfica y espectro ideológico, hecho que ayudará no poco a la amplísima difusión de este evento entre la población, lo que animará también a que cientos de jóvenes quieran inscribirse en el certamen, soñando con poder concurrir a la fase final de Madrid, en la que solo una de ellas podrá alcanzar finalmente la gloria de ser la elegida para representar a todo un país.
En Valencia, la velada para buscar a su candidata es organizada por el periódico El Mercantil Valenciano y, la elegida, una joven, a la que previamente uno de sus hermanos ha inscrito en el concurso sin que ella lo sepa.
…por unanimidad acordó proclamar reina, a Pepita Samper Bono, de veintiún años, alta, rubia, trigueña de ojos azules. Es muchacha de espléndida posición social, hija de un prestigioso comerciante.
Pepita Samper, al recibir a los periodistas, mostróse extrañada de lo que decían hasta que se aclaró, que su hermano, sin participárselo, había enviado al concurso su retrato. Dijo que le gustaba mucho el cine y las flores. Aseguró que no merece el honor de representar a las mujeres valencianas en este certamen, porque su belleza no es para tanto. Y que no se explica bien la razón de que le hayan elegido.
En su viaje a Madrid la acompañará su madre.
“Heraldo de Madrid”: 23 de enero de 1929.
Tras su elección, la popularidad de Pepita Samper crece vertiginosamente, aunque lejos todavía, de la que llegará a alcanzar cuando tras reñida competencia y luciendo traje de fallera, sea proclamada poco después en Madrid, Señorita de España, convirtiéndose así en la primera Miss España de la historia y la depositaria (como así se encargarán de repetir muchos periódicos a lo largo de las semanas siguientes), de las mejores esencias de la mujer española.
Forman el jurado del certamen tres prestigiosas personalidades del mundo de las artes y de las letras: el escultor Mariano Benlliure, el pintor Manuel Benedito y el escritor y presidente de la sociedad general de autores, Juan José Cadena.
Acto seguido, se agruparon alrededor de una mesa todas las señoritas, con el jurado, hablando con ellas y examinando a todas las concursantes.
A las seis de la tarde el jurado terminó la difícil misión y el Secretario de la Redacción de “ABC”, señor Mariné se subió a una silla, rodeándolo toda la concurrencia y diciendo que el jurado no había elegido la mujer más bella de España sino a una señorita que representará a la mujer española, recayendo la designación en la señorita Valencia, Pepita Samper.
Todas las miradas se fijan en esta hermosa joven que se muestra extraordinariamente sorprendida pues se creía eliminada.
La señorita Samper Bonno, tiene veintiún años, es alta, rubia y de ojos azules.
Los periodistas rodearon a la elegida y esta les dijo que se alegraba de la elección porque fuera una mujer de su tierra la que representara a España en el concurso de belleza de París.
“La Tierra”: 26 de enero de 1929.
El desarrollo de aquel concurso, una de cuyas bases expresamente exigía a las candidatas, mucho pudor, mucho candor y mucha ropa, no estuvo sin embargo exento de polémica ya que algunas de las participantes denunciaron falta de imparcialidad y trato de favor hacia la ganadora a la que consideraban que adolecía de los méritos suficientes para alzarse con el título. La candidata madrileña, la actriz Amparito Perucho, en una carta abierta publicada días después en el Heraldo de Madrid, decía al respecto:
Nadie mejor que nosotras podemos y sabemos apreciar la estética femenina. Y, por eso juzguen ustedes mi sorpresa al ver cómo el Jurado, notoriamente influenciado por la región valenciana, acoge a quien por sus méritos personales no hubiera conseguido nunca este galardón.
No creo que para esto puedan los miembros del Jurado alegar ninguna deshonestidad en el vestir, pues prueba bien palpable de ello es que, cuando pasé ante su presencia, so pretexto de que mi vestido era “excesivamente largo” (palabras textuales), me hicieron, ya sola ante ellos, que presenciaban nuestro desfile, subírmelo hasta las rodillas. Esto ya me hace dudar desde aquel momento de la tan cacareada honestidad del Jurado…
Por su parte la representante andaluza y a través del mismo medio se explayaba a gusto contra la ganadora:
La señorita “Valencia” no se merece representar a España. Es demasiado alta y, por tanto, muy desgarbada. Tiene el pelo de tres colores, los ojos verdes y las pestañas negras. Su dentadura es defectuosa y está demasiado cargada de espaldas…
Poco importará la polémica o la mayor o menor limpieza en el desarrollo del proceso de elección de la miss, porque a su regreso a tierras valencianas, la guapa Pepita Samper será recibida por una enaltecida multitud al borde del paroxismo, en una espontánea manifestación de afecto, pocas veces vista, circunstancia que se repetirá posteriormente cuando marche, camino de París, a la disputa del certamen europeo y, luego, en cuantas estaciones ferroviarias se detenga su convoy, de vuelta a Valencia. Contribuirá a ello el hecho de que pese a no ganar el concurso (la corona recaerá sobre la representante húngara), su decisión de retirarse del mismo en señal de luto, una vez que ya en la capital francesa es informada del fallecimiento de la madre del Rey Alfonso XIII, la convertirá para gran parte de la población española, en la ganadora moral.
En la estación se hallaban más de diez mil personas, el Ayuntamiento y representaciones de todas las clases.
Al entrar el tren en el andén, la ovación fue imponente, dándose vivas a España, a Valencia y a Pepita Samper.
La banda municipal interpretó unos cuplés alusivos a la reina de la belleza, que el público cantaba con entusiasmo.
El padre, los hermanos y demás familiares de Pepita, se hallaban emocionadísimos.
También se hallaban en la estación los estudiantes y las modistillas… el público impidió a Pepita salir al andén. Los policías y la guardia civil, tuvo que simular varias cargas. Por fin, entre la Guardia civil, Pepita pudo salir de la estación, dirigiéndose a la Estafeta de Correos, cuyo local fue asaltado por el público, que no cesaba un solo instante de vitorear a la reina de la belleza.
Igualmente, la policía tuvo que simular cargas, para desalojar el local, pudiendo, entonces, Pepita abandonar el local en un coche de la Estafeta, y dirigirse a la redacción del “Mercantil”.
Frente al edificio donde se halla instalada la redacción del citado periódico, se había congregado también una importante muchedumbre, que, al llegar el coche en que iba Pepita Samper, prorrumpió en aplausos y vivas… a la llegada del tren se quemó una traca, que había sido colocada desde la estación al Ayuntamiento.
El entusiasmo con el que se ha recibido a Miss España ha sido apoteósico.
“Heraldo de Zamora”:
En este contexto y estando la fama de Pepita Samper en su punto más elevado, el periódico alicantino El Día, tras el desarrollo del certamen parisino, publica un artículo que desde luego no pasa desapercibido en la provincia de Alicante en general y en Villena en particular, donde el impacto ante la siguiente noticia es extraordinario:
La gentilísima señorita Samper (mis España) que tan dignamente ha representado a nuestra nación en el reciente concurso de belleza verificado en París, es hija de Alicante. Nació en Villena y entre nosotros ha pasado grandes temporadas en casa de unos parientes.
La circunstancia de ser alicantina la mujer que ha logrado llamar la atención de Europa con su singular belleza y con el tesoro de su bondad, nos llena de orgullo, al propio tiempo que lamentamos que mientras ha recibido invitaciones de distintos pueblos de España para que les visite y ofrecerle el homenaje respetuoso que su hermosura merece –simboliza la hermosura de la mujer de España- en Alicante nada se hace en su honor…
No es éste el único diario que se hará eco de la naturaleza villenense de Pepita Samper. Días después, La Crónica Meridional va más allá y confirma que se había comprobado que aunque residente en Valencia, la miss española había nacido en Villena para ser posteriormente bautizada en la capital del Turia. Otros periódicos van dando más detalles sobre sus orígenes y afirman, que el parto le sobrevino a la madre de la joven encontrándose en Villena con su marido, a la sazón, destacado comerciante y asiduo asistente a la feria anual celebrada en la ciudad.
Los periódicos valencianos no tardaron en reaccionar ante la noticia que atribuía un origen villenero a Pepita Samper, contraatacando, y afirmando, que la consulta en el Registro Civil de la ciudad de Valencia había permitido establecer fehacientemente el origen valenciano de la joven, aunque ni ésta ni su familia quisieron manifestarse al respecto, sin duda con la benévola intención de no quebrar las ilusiones de la ciudad que resultara perdedora en su pugna por la apropiación de aquel símbolo de la belleza.
Esta lucha por reivindicar para sí los orígenes de la primera miss España, hizo que algunos periodistas se tomaran este asunto en clave de humor, comparándolo con la eterna discusión en torno a los orígenes del propio Cristóbal Colón, mientras que otros sostenían, que la cuestión carecía de importancia, puesto que lo esencial era que la joven, valenciana o villenera, representaba las virtudes del ideal español de mujer y, en esta línea, el periódico El Luchador, publicaba:
Gime Alicante de pena
Valencia en llanto se baña
Y como una Magdalena
Vierte lágrimas Villena:
Pepita es de toda España
Pepita Samper tendría en los meses siguientes una agenda repleta de actividades sociales, que incluyeron su asistencia a un buen número de ciudades y localidades a lo largo y ancho del país, al ser su presencia constantemente reclamada como invitada de honor a multitud de fiestas y festivales benéficos. Incluso algún periódico anunciaba su participación como integrante del elenco de actores en una importante película de la época [2].
En Valencia se la considera como la primera Fallera Mayor de la historia de la ciudad (aunque nunca llegó a poseer formalmente este título) y, el entonces alcalde de Villena, Cristóbal Amorós, en representación de toda la corporación local, no dudó en cursar una cariñosa invitación para que la joven estuviera presente en las fiestas de Moros y Cristianos. Y es que, aunque ya entonces parecía claro que Pepita Samper era natural de Valencia [3], o al menos como tal había sido inscrita en el Registro Civil de la capital del Turia, no por ello decreció la expectación en Villena ante la posibilidad de que pudiera concurrir a las fiestas de aquel año.
Los escogidos por el ayuntamiento villenense para hacer llegar la invitación a su guapa destinataria fueran un grupo de jóvenes estudiantes, quienes se desplazaron a tal fin hasta Valencia. El semanario local La Patria Chica lo contaba así en su edición del 4 de Agosto de 1929:
Estoy temblando en plena canícula, por los que les pudiera ocurrir, en Valencia, a unos estudiantes, amigos, que fueron a la ciudad de las flores… y de las mujeres guapas, a examinarse de un curso de “simpatía y gracia”, ante la “Doctora” (honoris causa), de la belleza… Pepita Samper.
¡Es muy fácil quedar suspenso… y, sin habla, ante la soberana hermosura de una valenciana que llamó la atención en París!
Pero, suspensos y boquiabiertos ante ella, creo que no les dará calabaza en la simpática pretensión que les llevó a visitarla: la de que concurra a nuestros festejos para darles más relieve e importancia con su presencia. Si les ha dicho que sí; va a resultar éste un cateo a la inversa; porque, en este caso, la “célebre guapa” les habrá dicho a todos con un mohín entre severo y gracioso, imitando a los catedráticos que suspenden en juicio: ¡Estudiantes!: Volved en Septiembre… e iré, gustosísima, con vosotros, a Villena!...
Como venga Pepita, va a necesitarse aquí, estas fiestas, un Juzgado de Guardia permanente, para que comparezcan en él los millares de infractores del “antipiropeante” artículo 814, del Código; no sé si por culpa de la Samper, o porque lo tome la gente a broma festera por tener la mala pata, el 814… de sumar ¡trece!...
No obstante, parece poco probable la presencia de Pepita Samper durante las fiestas de Moros y Cristianos, porque ni el citado semanario local ni la prensa provincial en sus crónicas de los festejos de aquel año, recogen mención alguna a la joven, lo que afianza la tesis de que finalmente no se pudo contar con su asistencia.
Con el tiempo la aparición de la miss en la vida social se va reduciendo hasta casi desaparecer, aunque en noviembre del año siguiente, y con ocasión de su boda en Valencia (que se pretendía por los novios que fuera una ceremonia sencilla y discreta, motivada en parte por la reciente muerte de un hermano de la joven) se convierte, una vez más, en una multitudinaria manifestación popular de simpatía hacia su persona, y ello pese a que el enlace se celebró a las seis de la mañana.
Pepita Samper moriría, cumplidos los 90 años, el 2 de junio de 1998 y su muerte pasaría totalmente desapercibida en la oficiosa capital del Alto Vinalopó, en la centenaria ciudad que una vez la reclamó para sí.
[1] Los certámenes de belleza gozaron en aquellos años de gran popularidad en nuestro país. Por todas partes, en distintos ámbitos y organizados por instituciones y empresas diversas, se celebraban concursos similares que contaban con un gran seguimiento por parte de la población que los aplaudía y apoyaba sin ambages.
Ya en el verano de 1907 el semanario villenense El Bordoño había convocado uno de estos certámenes denominados entonces del bello sexo y en el que fueron elegidas tras una animada votación entre sus lectores, las jóvenes Ramona Pardo Revert en el apartado de lo bonito, María García Amorós en el de la simpatía y finalmente Julia Pastor Tornero que fue la designada dentro de la sección la modestia. Los tres abanicos posteriormente entregados como premio a las ganadoras serían expuestos por unos días en el escaparate de la conocida pastelería de la ciudad Marco Soriano.
(MERCEDES TARRUELLA, ELEGIDA MISS VILLENA EN 1935).
[3] En la relación de nacimientos ocurridos durante el mes de Diciembre de 1.907, que figura en el Registro Civil del Juzgado Municipal de San Vicente de esta ciudad, aparece que el día 24 de dicho mes y año, nación Josefa Samper Bono, hija de Federico y Encarnación habitantes en la calle del Arzobispo Mayoral número 26…
“Periódico el Luchador” 15 de marzo de 1929.
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Pepita Samper es alicantina
¿Qué dice la prensa valenciana?...
Hace día dimos una noticia sensacional, de la que sólo se hizo eco en Alicante nuestro estimado colega “El luchador”. Dijimos que Pepita Samper es alicantina, y que había nacido en Villena.
Hemos callado unos días para ver cómo era recibida la noticia por la prensa valenciana. Y hemos visto con agrado, que los periódicos de la capital hermana se han limitado reproducir el escrito sin comentario. Lo que demuestra que es cierto cuando dijimos. La interesada Pepita Samper, tampoco dice esta boca es mía. Está pues demostrado que la gentil reina de la belleza es hija del suelo alicantino.
He aquí lo que anoche dice “El luchador”, en su sección de Valencia.
“Hasta ahora la prensa valenciana no ha comentado lo que se dice de que Pepita Samper Bono sea alicantina, nacida en Villena. Se publica la noticia en muy pocas líneas.
Sin embargo, sí que se hacen los más diversos comentarios discutiéndose mucho la veracidad de toda información y deseando que se aclare terminantemente.
De todos modos la elección de Pepita Samper estaba bien hecha, porque había de representar la belleza del reino de Valencia, aunque para muchos sería una decepción que no hubiera nacido en la ciudad del Turia como se venía creyendo.
Sea lo que fuere, habiéndose rendido homenaje Castellón, parece que Alicante no viene obligada a menos, aprovechando la primera oportunidad que se ofrezca para ello”…
Realmente, los alicantinos, y en particular los de Villena, que el nuevo pueblo de Pepita, tienen razón al protestar de que Valencia se adjudique el nacimiento de esa perla: lo más grave es que todos han coincidido en decir que “miss España” representa el tipo genuino y clásico de la mujer valenciana, cuando lo único que puede representar es el tipo villenense y alicantino. Los poetas se han servido de las gracias de Pepita para cantar las bellezas de Valencia, de sus flores, de sus huertas y de sus naranjas y ahora, si se confirma la naturaleza alicantina, no tendrán más remedio que rectificar confesando su fracaso en etnografía.
En fin si es indispensable tomar partido y posición en este debate que se avecina… yo, desde ahora me pronuncio a favor de una Pepita Samper de Alicante. No me pregunten el motivo de esta inclinación. No sabría justificarla; pero me es más simpática la causa de Pepita de Villena que la otra... Claro es que quien podría sacarnos de dudas en un momento es la madre de la chica; pero hará bien callando, porque así podremos ocuparnos durante algún tiempo más de la encantadora señorita.
“El Día”: 12 de marzo de 1929.
Por… José Sánchez Ferrándiz - Publicado en la Revista Villena de 2024