REGRESO DEL EMIGRANTE
Por Rafael Quilis Molina
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VENGO de muy lejos:
vengo de otras tierras
en donde los días son toscos y tristes
y las noches largas; muy largas y negras.
Vengo a cobijarme en el blando regazo
del que yo partiera
hace muchos, muchísimos años.
¡Cuántos? ¡Quién lo sabe! Sólo sé que aún era
un chiquillo, tan chico
que aún iba a la escuela.
Y hoy vuelvo
porque sé que tú siempre me esperas—
con el alma triste
y la nieve de muchos inviernos sobre mi cabeza.
¡Cuántas noches soñé con mi pueblo!
¡Cuántas noches soñé con mi tierra!
¡Cuántas veces lloré, pues creía
no volver a verla!
En mis soledades,
en mis añoranzas en aquella ciudad hosca y fea,
yo pensaba en mi madre bendita,
en mi madre cristiana,
en mi madre buena,
-que a Santiago iba a misa
- a misa de Alba –
llevando mantilla de bayeta negra
Y creía estar viendo a las mozas
dar vueltas y vueltas
bailando, garbosas,
aquel «baile a tres»
que es del baile la más pura esencia
Y ver sobre el monte del Santo Gigante
del bello castillo su esbelta silueta.
Y ver por las calles del viejo «Rabal»,
humildes y estrechas,
desfilar entre luces y flores
vítores y lágrimas y plegarias tiernas,
a la Virgen, a la «Morenica»
patrona del pueblo prócer de Villena.
A su paso una madre levanta en sus brazos
a su hijita enferma:
— «Pídele que te cure», - le dice -
que te ponga buena
y que nunca, que nunca te olvide,
y a mí, me dé fuerzas...»
Pero le faltaron ahogada de llanto;
de llanto y de pena.
¡Cómo recordaba yo en mis largas noches
estas maternales y dulces escenas!
Lejos de mi pueblo,
me acercaba a tí la nostalgia dulce de las cosas bellas.
He venido de lejos, muy lejos
otra vez a mis verdes praderas,
a este suelo de los cielos claros,
de soles potentes
y ubérrimas tierras...
Mas yo sigo con el alma triste...
y la nieve de muchos inviernos sobre mi cabeza.
Extraído de la Revista Villena de 1962
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