EL LENOCINIO EN LOS AÑOS 40
Presentamos, como hecho real acontecido, el Libro Registro del Lenocinio en Villena en los años 40-50. Este dar a conocer, muy veladamente por su naturaleza, no conlleva reproche ni tampoco reprobación alguna, es, por el contrario, sacar a la luz un documento real del control de los burdeles o prostíbulos existentes en aquellas fechas, con nombres, fotografías y datos personales de las mujeres que en ellos residían.
Presentamos, como hecho real acontecido, el Libro Registro del Lenocinio en Villena en los años 40-50. Este dar a conocer, muy veladamente por su naturaleza, no conlleva reproche ni tampoco reprobación alguna, es, por el contrario, sacar a la luz un documento real del control de los burdeles o prostíbulos existentes en aquellas fechas, con nombres, fotografías y datos personales de las mujeres que en ellos residían.
SELLO INSPECCIÓN DE POLICIA URBANA - VILLENA
Por lo anotado en el Libro Registro podemos conocer la existencia, en aquellos años, de cuatro mancebías, dos en la calle El Reloj (actualmente Santa Bárbara) y otras dos cuyas "madame" eran Amparo Montalvo, "La Amparito" y Constantina Campillo "La Tina".La primera sita en Bernardo de Granda actual Avenida de la Constitución, frente a la Plaza de Toros, esquina a Capitán Postigo, en el lugar que ocupa la tienda de deportes Sport Moda y la segunda, en aquellas fechas, en la calle La Celada, trasladándose, también a la Avenida de la Constitución, a la altura de donde actualmente está ubicado mas o menos el bar Pekados (quiero suponer que por ironías del destino).
Documento reducido para impedir su mal uso.
El libro contiene 50 hojas como esta.
Las dos existentes en la calle El Reloj. El libro contiene 50 hojas como esta.
Regentadas por "La Pura" y "La abuela" según informaciones.
Actual avenida de la constitución.
"Amparito"
Actualmente subida a Santa Bárbara.
Dada la privacidad del tema y los posibles sinsabores que conllevaría un conocimiento más exhaustivo del tema, lo damos a conocer como hecho acontecido, sin que de él pueda extraerse dato alguno, mencionando solamente generalidades de todos conocidas sin ningún dato que afecte a la honorabilidad de las personas.
Cuatro casas de lenocinio en Villena
Señas personales de cada una de las mujeres.
De donde venían y donde marchaban
Calle "El Rejoj" actualmente "Subida Santa Bárbara"
División Litttorio (antes de la guerra) Bernardo de Granda nº 8
(ahora avenida. Constitución)
De la calle Celada se trasladó a la Avda. de la Constitución
Constantina Campillo "La Tina".
Información verbal de varias personas en una charla entre amigos.
***
Con el permiso de Mateo Marco Amorós, autor de Álbum de cromos. Prostitución en Villena, 1906-1931, editado en Villena en 2004 e ilustrado por Isabel Aparicio Ibáñez, recogemos a continuación algunos capítulos de su libro:
Estampa perdida
Es domingo y catorce de septiembre de 1873. El concejal Miguel Ferriz Sánchez está que trina. Y se subiría por las paredes si no se fuera a encontrar, subiéndose por las paredes, con lo que no quiere encontrarse. No es para menos según lo que denuncia por escrito, llevándolo a pleno.
Resulta que todas las casas situadas en el centro de la calle del Reloj (numeradas con el 2, 4 y 6) son contiguas a la suya por la parte de los corrales. Y estos vecinos, cuyo nombre se anota en el documento, son de los que se dedican a recolectar mujeres de las que se entregan a actos deshonestos, ejecutándolos al aire libre, concretamente, por lo leído, en la muralla medianera con su casa.
Miguel Ferriz espera de sus compañeros de corporación que se tomen las medidas convenientes para que desaparezcan de dicha calle del Reloj todas las personas de malvivir, con lo cual ganará mucho la moral pública. La urgencia se acentúa por lo escandaloso de lo expresado y, sobre todo se justifica más, desde que a dicha calle se le ha dado entrada por la Plaza de la Constitución. Precisamente –es época de reformas–, en el mismo pleno, se acababa de aprobar el pliego de condiciones para adquirir los sillares que han de formar las escalinatas de la fuente pública en la plaza de abastos.
En lo que respecta a la preocupación del concejal Ferriz se acordó abrir expediente para averiguación de los hechos denunciados y, de ser cierta la industria de los vecinos indicados, autorizar al Alcalde para resolver el asunto de la manera más conveniente .
En lo que respecta a la Plaza de la Constitución, por lo que tenemos averiguado, el Alcalde Casimiro Martínez le tomó mucho amor a la vieja plaza. ¡Beatos tiempos para la misma!
Un mes y pico más tarde, en sesión ordinaria y dominical de 2 de noviembre, presidiendo el consistorio otro alcalde, José Navarro Galiana, se da cuenta de otra exposición suscrita por Miguel Ferriz Sánchez en la que se queja de la falta de cumplimiento sobre lo que tiene acordado el Ayuntamiento acerca de la expulsión de las mujeres públicas de la calle del Reloj. En el mismo pleno, donde no nos aparece Ferriz como concejal, se acordó que se llevara a efecto y sin demora la referida expulsión, puesto que en el expediente instruido al efecto resulta que en dicha calle se producen escándalos, ofendiendo la moral pública .
La actuación del Gobernador Civil, D. Carlos Valcárcel, en el caso de la menor no se hizo esperar. La semana siguiente, el periódico denunciante agradece la contestación rápida y diligente de la autoridad. La niña de casa Margarita (a) La Pentinadora está en Beneficencia provincial, dispuesta para si alguna familia quiere acogerla .
La niña se llamaba María Conesa y era huérfana. El expediente del caso recoge los testimonios de José María Navarro, director de El Bordoño, y de Margarita Jordá, convocados por Alcaldía tras telegrama del Gobernador instando a tomar interés en el asunto.
José María Navarro justifica el suelto publicado reconociendo, no obstante, que se basa en rumores: Que debido a un comunicado anónimo que él recibió en la redacción de dicho periódico, y lo que se decía de público, recogiendo y haciéndose eco de las afirmaciones humanitarias de personas de diferente posición social para que se llamase la atención de las autoridades al objeto de apartar de la deshonra, si aún era tiempo, a una niña de unos doce años de edad, huérfana y que tiene por único amparo a Margarita Jordá (…) decidió publicar el suelto. Que entiende lo delicado del asunto, pero que, antes que arrepentirse, está satisfecho de haberlo hecho pues así se pondrán los medios para salvar la honra de una infeliz criatura, toda vez que, por caridad, y en conciencia no puede ni debe estar al cuidado de una persona que desgraciadamente tiene que vivir en medio del lodazal mundo del vicio, máxime cuando no ostenta sobre la niña títulos de parentesco de ninguna clase.
Margarita Jordá, soltera, de treinta y ocho años de edad, por su parte, jura que la niña no es ni ha sido explotada.
Finalmente, aunque no probados los hechos denunciados, por prevención se decidirá enviar a la niña a la institución provincial.
En la declaración de Margarita Jordá se apuntan datos precisos y de interés. Por ejemplo que La Pentinadora tenía dos casas, una en la calle del Arco, número 12; otra, en la del Reloj, número 10. Que La Pentinadora había mudado la actividad de la calle del Arco a la calle del Reloj –precisamente este cambio que dice La Pentinadora en su declaración coincide con el mismo día de la denuncia en El Bordoño– dejando a la niña en la primera casa, apartándola así del contacto con el negocio. Que La Pentinadora era de Alcoy y la niña María Conesa había nacido en Alicante en Beneficencia. Y que de eso hará, entonces, unos catorce años. Y que la madre de la niña, natural de Cartagena, había fallecido en febrero de 1900 por tuberculosis pulmonar. Y que ella, Margarita, había cuidado a la madre durante dos años de enfermedad costeándole todos los gastos. Y que le había pagado hasta el entierro. Que la madre de la niña también se llamaba María, María Conesa Hernández. Y que sobre la niña María Conesa sabía mucho Joaquina, ama de una casa de lenocinio de Alicante, en la calle Pizarro. Y que ella, Margarita, había velado por la niña y que nunca la había explotado . En fin, pormenores de este mundo de miserias.
En el siglo XV, el mosén Alberti de Mallorca fue denunciado por mantener relaciones, cuando iba a Barcelona, con niñas de diez años, como la hija de La Valenciana. Y el regidor del Hospital de Santa Eulalia del Campo fue acusado de regentar, en comandita con otros monjes, un prostíbulo y, en dos ocasiones, de cohabitar con niñas de entre diez y doce años. Y de violar a varias. El «demonio» de regidor fue condenado a cien sueldos de multa y absuelto tras prometer que no volvería a hacerlo. Aún en el siglo XVII, para trabajar en la mancebía, amén de otros requisitos (no ser virgen, ser huérfana o hija de padres desconocidos…) se tenían que tener ¡más de doce años!
Nell Gwyn, educada en los burdeles, llegaría a la cama del rey Carlos II de Inglaterra. Antes, Teodora de Bizancio, no sólo llegaría del burdel a la cama del emperador, sino al mismo trono. Las cortesanas italianas aprendían su oficio desde la adolescencia. A Nell Gwyn, Mistress Gwyn, le gustaba llamarse la prostituta protestante del rey .
Luis XV tenía un gran burdel, le parc aux cerfs (el parque de los ciervos) situado en Versalles. La supervisora fue Madame du Barry y la jefa de personal Mère Bompard. La función de Mère Bompard fue mantenerlo bien nutrido de niñas –pupilas– y jóvenes, desde los nueve a los dieciocho años. El plan de estudios que recibían las niñas sólo era el arte de «amar». Cuando cumplían los quince años eran dispuestas para el placer del monarca. Cuando pasaban de los dieciocho se las despachaba casándolas con algún caballero de la corte.
Menos sofisticado, siempre ha habido madres que han ofrecido a sus hijas a clientes variados. Mrs. Leah Davis metió a trece de sus hijas en el negocio. Los burdeles de niñas tuvieron mucho éxito en Inglaterra. Además se tenía la certeza de que la relación con vírgenes limpiaba las enfermedades venéreas.
Mucho antes que El Bordoño, la Pall Mall Gazette publicó una serie de artículos firmados por W. T. Stead donde se denunciaban las prácticas contra niñas de hasta trece años, sometidas a crueles clientes y mal pagadas. W.T. Stead, entre más cosas, también denunciaba a médicos que cobraban por extender certificados que «acreditaban» la virginidad de las niñas.
En 1845 Mary Thompson trataba con niñas bajo la tapadera de una tabacalera. A Mary Thompson también se le conocía como Queen Mary. Por su parte, Louisa Murphy también proporcionaba niñas a sus clientes. Louisa Murphy, no era una madama. Louisa Murphy se abastecía de género para su rica clientela en las aulas, porque Louisa Murphy era profesora de colegio . Al cabo, en la Roma Antigua se llamaba magister a los empresarios o dueños de mujeres que eran ofrecidas a clientes .
Al médico Navarro, el proxenetismo de las amas le parece repulsivo. Y monstruoso el que una madre vil e infame prostituya a su hija, su carne misma. Ante la prioridad del deseo de lucro por encima del sentimiento maternal se pregunta: Si se dignifica la mujer siendo madre, ¿en qué grado de abyección colocaremos a la que hace de su hija comercio vil e incita a aquel pobre ser, privado de experiencia, a seguir el camino de la concupiscencia?
En un diálogo de tipos populares, Un jornalero, pseudónimo utilizado por José María García Amorós, hermano de Zaratustra, hermano de Ricardo G.A., cita uno de los prostíbulos más emblemáticos de la población o al menos de los que por el nombre han pasado a la historia y a la memoria colectiva y a la fantasía: Cá la Amparo.
Aún recuerdo de chiquillo, por los setenta del XX, cuando empezábamos a callejear y a trastear en cuadrilla, acudir donde la Amparo, cuando ésta y sus sucesoras no eran sino historia. Pero en nuestra inquietud adolescente por lo psicalíptico aún vivían provocadoras como sirenas y acudíamos a ver si el destino nos deparaba un encuentro que saboreábamos onírico. Todo esto imaginando unos labios de rojo intenso carmín que nos sorbían. Y humo de cigarrillo. Mucho humo de cigarrillo.
—Sí. Es fácil que sí. Pero el burdel que cita el escritor es otro que el que recuerda la memoria –nos corrige el sabio César López Hurtado.
—Sí. Pero aunque sea otro, el diálogo nos ha traído el mito en el recuerdo del más reciente. Y en el recuerdo los espacios, como los hechos se mueven como volando.
—Ah, entonces bueno. ¡Cuéntelo! Pero que el ejemplo sólo quede como espoleta, como se ha dicho, para la memoria. Para la voluble memoria.
—Sí. En el diálogo de Un jornalero, ante la promesa de un político de llevar a los presos al castillo, Ángel apostilla con popular lenguaje: ¡Qué divirtíos questarían! To er día mirando cá la Amparo y a otros sitios .
Nos cuenta un buen amigo, César López Hurtado, que Pura salvó el pellejo. Y que anduvo liada con el chulo Picola.
La Pura suspira y llora porque Picola se la dejó…–dice una copla.
Macario Román Bueno no hizo honor a su segundo apellido. A lo peor por eso, El Bordoño, cuando le pillan por robos e intentos de robo en la Primera Manzana, no le dice Román Bueno sino Román Expósito. Por lo que se respira por la calle, Macario había nacido de la relación entre un señorito y una de las sirvientas de la casa. ¿Cabe más condimento a la realidad para superar a la literatura?…
Cuando detuvieron al Macario, acusado por tres robos, que ascendían a treinta y dos pesetas, y por otros intentos de robo, también detuvieron a Andrés González, alias Estafa. Andrés Estafa había hurtado cinco muestras de jabón y un cuchillo de mesa .
Todo se paga.
A Macario lo crió la tía Rasina.
—Sí, escucha, esa que no tuvo familia. La que se casó con ese. Con el hermano del tío Cinquillo
—¡La cuñá del tío Cinquillo!…
—Sí.
—¡Pues haberlo dicho antes!
—Pero si te lo he dicho.
—Esa, la tía Rasina que tú dices, se llamaba Ana Navarro.
—Pues esa.
—Menuda cruz le tocó con el Macario.
El Macario era un gallito. El Macario era un chulo de taberna y prostíbulo. Un bravucón y un ladrón. Compararlo con Camborio sería una tergiversación del Camborio y el poeta no nos lo perdonaría. No nos lo perdonaría, como los Agredas –alias Bollegos– no perdonaron al Macario. Desde aquel día que les humilló se la tenían jurada. Poco tiempo pasó para que fueran a buscarlo al Bar Romero, cerca de la Plaza de los Toros. Los Bollegos le mandaron como recadero a Pepe el de la Foca. Pepe el de la Foca entró al bar y le dijo a Macario que fuera lo esperaban. Cuando Macario salió, los Bollegos dispararon contra él. Macario estaba acompañado por un hijo de su «tío». Era siete de agosto de 1926. D. Luis Delgado de Molina, médico, certificó la muerte por hemorragia aguda e interna. Los que no sabemos medicina decimos que murió de un tiro, o de varios. Alfredo Rojas y Vicente Prats dudan sobre la edad que tendría porque en el documento consultado dicen que no se lee bien el año en que nació y le calculan unos treinta y seis años. Pero por lo que se sabe del juicio contra los Agredas, el que nos contó Cerdán Tato, se dice que Macario tenía treinta y un años el día o el anochecer de autos . ¡Que Dios lo haya perdonado! ¡Que Dios haya perdonado a Macario Román Bueno aunque sólo sea teniendo en cuenta su segundo apellido!
—Sí, que Dios lo tenga en su gloria. Bravucón y pendenciero se dedicaba al trapicheo con mujeres. Y cuentan que una vez llevó varias pupilas de un burdel a una finca de La Laguna para solaz de unos trabajadores.
—Era un chulo. Un chulo putas. Y en uno de los prostíbulos humilló a los Agredas, alias Bollegos. Y los Agredas, alias Bollegos no se lo perdonaron hasta la muerte.
Para el 8 de septiembre de 1926, a un mes de la muerte de Macario estaba prevista una corrida con rejoneo en la plaza de Toros de Villena. Seis toros de D. Melquíades Flores y Flores, de Albacete, serían lidiados por los matadores Márquez, Pablo Lalanda y el rejoneador D. Antonio Cañero. A las cinco en punto . Para Macario se había adelantado el clarín, más o menos un mes, en un mano a mano de los hermanos Agredas.
Respecto al médico que no pudo curarlo de la muerte, sabemos que se había casado un viernes, veintiuno de junio de mil novecientos doce para más señas. Se casó en la iglesia parroquial de Santa María. D. Luis Delgado era hijo de Lutgardo Delgado, escribano del Juzgado de Instrucción y Primera Instancia. D. Luis Delgado se casó con la simpática y agraciada –son calificativos que siempre ponen los periódicos en estos casos y que nosotros no podemos negar– María de la Concepción Herrero y Turón. Los casó el presbítero D. Jerónimo López y los padrinos fueron D. Lutgardo y Dña. Marina Turón. Ésta última, como es fácil deducir, madre de la novia. Entre los invitados estuvo el Juez de Instrucción D. Juan Pastor Mengual .
Respecto a los hermanos Bollegos se nos precisa, por César López Hurtado, que se llamaban Pedro y Juan Agredas Ferrero. En marzo de 1927, la Audiencia Provincial dictó sentencia contra ellos apreciando algunas atenuantes, vista la calaña de la víctima; y, no obstante las atenuantes, condenó a los procesados a doce años y un día de presidio y al pago de una indemnización. López Hurtado también nos orienta sobre la ubicación del Bar Romero, donde Macario tomara, si lo tomó, su último golpe y donde Macario mostrara, si la mostró, su bravuconería. Curiosamente, como si la cabra intuyera el pasto futuro en el monte, junto al Bar Romero, después de la guerra del 36, estuvo la conocida Casa de la Amparito. Así, el Bar Romero quedaba frente a la plaza de Toros. Justo en la esquina de la actual Avenida de la Constitución con la calle Capitán Postigo. Entonces a las afueras de la población. En 1929 se anunciaba como sigue: Merendero de Romero. Avenida Diego García (Junto a la Plaza de Toros). Meriendas de encargo. Aperitivos. Habas y patatas todos los días. El único sitio estilo BOMBILLA que hay en Villena .
De lo anterior, algunos datos que nos aporta Cerdán Tato no nos coinciden. Otros nos pintan mejor la situación y aclaran las rencillas entre Macario y los Agredas. De donde bebe Cerdán ha de ser de los papeles del juicio. Retomamos el caso.
Contra los Agredas declaró Francisca Milán, de dieciocho años.
La única testigo, que se sepa, de aquel asesinato. Según Cerdán Tato, los ojos de Francisca eran oscuros, vivaces y rasgados y declaró con mucha seguridad, en medio de una sala llena de curiosos. Al Macario lo cosieron a balazos. Le dieron siete pespuntes. ¿El motivo?… Las cosas, el trapicheo con mujeres.
Por lo que escribe Cerdán, Macario Román Bueno se cameló a la Virtudes y se la llevó con él. La Virtudes era de Pedro Agredas y con ella ganaba buenos duros. El Macario se la birló como se birla una cartera. Porque Macario era también carterista. Desde entonces Pedro se la tenía jurada. Y viceversa. El día del juicio, Pedro le dijo al fiscal Garrido que Macario le había amenazado de muerte. Y que actuó en defensa propia. Porque Macario sacó su arma antes que él. Macario no pudo decir si sí o si no porque estaba muerto.
Pedro Agredas quiso beberse todo el cáliz del crimen y exculpar a su hermano Juan. D. Pedro Torreblanca, abogado de Juan, insistiría en la inculpabilidad de Juan. Pero el cadáver de Macario, según el informe del forense, presentaba siete impactos procedentes de dos armas de calibre diferente. Y Juan dijo que su hermano llevaba una pistola en cada mano. Pero el fiscal Garrido insistía en que habían sido los dos y pidió contra ellos y para cada uno catorce años, ocho meses y un día de reclusión más las indemnizaciones: Mil pesetas. Francisca Milán afirmó su testimonio acusando a los dos Agredas como autores del asesinato. Y que Macario no tuvo posibilidad de defenderse. Y que no empuñó arma alguna. Y que no insultó a nadie.
En el revólver de Pedro Agredas sólo había dos balas vacías. Faltaban cinco para que la suma que mató a Macario estuviera justa.
Según Cerdán Tato los Agredas fueron condenados a ocho años de cárcel.
Como se ve, en Historia los datos precisos, según las fuentes, nos confunden. Incluso a veces no coinciden. Lo importante a veces –hay que resignarse– es que nos quede la idea de lo que fue o pudo ser. No es bueno por esto gritar fuerte en esta faena y no es bueno bajar la guardia. Lo apasionante es que la búsqueda de una respuesta nos atrae más preguntas. Y por esto hay que revisar críticamente las fuentes. Y no fiarse. Como un buen fiscal.
En marzo, la Comisión Permanente del Ayuntamiento de Villena, tras la lectura de la instancia de varios vecinos de la calle del Arco donde se denuncian escándalos en las dos casas de lenocinio de dicha calle, y donde suplican que se ordene la desaparición de las referidas casas en beneficio de la moral y de las buenas costumbres, concederá un plazo de tres meses a la dueña de las casas para que busque alojamiento en sitio más a propósito. Tres meses a contar a partir de la notificación del acuerdo. En la misma, se recuerda que el lugar donde se haya de reinstalar el negocio habrá de ser con la venia de la Alcaldía .
—Que no se diga.
Por su parte, la Comisión Permanente de agosto de 1928 también pasará a resolución del señor Alcalde las instancias de varios vecinos de la Plaza de la Constitución y calle Teniente Hernández Menor en súplica de que se trasladen las casas públicas de la calle del Reloj .
En 1956, con afán moralista, Máximo García Luján escribe sobre la calle del Reloj diciendo que era una calle perdida, sita en el mismo corazón de la ciudad, que desde tiempo inmemorial, estaba desligada, desgajada de la población, formando un cantón independiente, una vía intransitable… En ella había focos de inmoralidad pública, cuya existencia era una verdadera pesadilla para todos los vecinos, gente pacífica y honrada que vive a su alrededor. Vecinos que tenían que soportar los escándalos, los altercados y lo que es mucho peor, la convivencia con seres desgraciados que son la vergüenza y la lacra de nuestra sociedad actual.
La actuación del Ayuntamiento en 1956 (derribo de casas, etc…) convirtió la calle lóbrega, sucia, intransitable en calle limpia, blanca, llena de luz. También nos dice M.G.L. que: Con muy buen acuerdo se ha sustituido el nombre de Calle del Reloj, que suena a lugar prohibido, a podredumbre, en su doble sentido moral y físico, por el nombre diáfano y pletórico de tradición de Subida a Santa Bárbara (…). Y aún dice más: Previo el exorcismo obligado, la calle quedó completamente conciliada con la ciudad y su reivindicación ha sido total. Y afirma: La ciudad encontró de nuevo aquella calle perdida que nunca debió perder .
Quincuagésima segunda estampa
La queja no es novedosa. El asunto de las piedras y los chiquillos –o no tan chiquillos– en el Paseo o en el pueblo, daría igual que lo del matonismo para otro ensayo. Sean las moras, sean los pájaros… La preocupación viene de viejo. Sin duda es un peligro para los paseantes.
Pero lo de menos aquí es la preocupación de Hurtado. Lo que nos interesa es la réplica que hace el semanario republicano radical socialista Avance a su intervención. En el Comentario del «Reporter» a la sesión municipal, y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, se apunta: Muy acertada la ponencia del agrario Hurtado. Es verdaderamente bochornoso e impropio de un pueblo que se dice civilizado lo que sucede todos los días en el Paseo Chapí; estos espectáculos deben evitarse. Pero retruca con inquisición el «reporter»: ¿Por qué el agrario Hurtado no se da una vueltecita por las casas de lenocinio? Si lo hace verá qué antihigiénicas son, qué lodazales hay allí. Con seguridad que no tardará en pedir inmediatamente a sus compañeros de concejo que esas casuchas desaparezcan enseguida y que se trasladen donde estaban y deben estar, en la Avenida don Diego García. Ahora ya que los púdicos y castos Salesianos no pueden impedirlo, es buena ocasión .
Francisco Hurtado García era de Unión Agraria. Murió siendo concejal un 7 de agosto de 1933. Como fácil se deduce, la Avenida Diego García –donde el Bar Romero– era la actual Avenida de la Constitución, en su tramo desde los Salesianos hasta la Plaza de Toros.
*
1 Archivo Municipal de Villena (A.M.V.): Actas del Ayuntamiento, 14.09.1873.
2 A.M.V.: Actas del Ayuntamiento, 2.11.1873.
3 "Noticias". En El Bordoño, 26 (9.12.1906).
4 A.M.V.: Documentos. Denuncias, 1906. "Expediente sobre denuncia contra Margarita Jordá (a) Pentinadora, por supuestos actos inmorales en la huérfana María Conesa, que tenía a su cuidado la cual ha sido conducida a las Casas de Beneficencia provincial".
5 NÚÑEZ ROLDÁN, F.: Mujeres públicas. Historia de la prostitución en España, Temas de Hoy, Madrid, 1995, p. 86 y 122.
6 MURPHY, E.: Historia de los grandes burdeles del mundo, Temas de Hoy, Madrid, 1989, 3ª ed., pp. 114-115 y 126.
7 Ibídem, pp. 232, 242, 248-249 y 270.
8 NÚÑEZ ROLDÁN, F.: Opus cit., p. 34.
9 NAVARRO FERNÁNDEZ, A.: La Prostitución en la Villa de Madrid, Imprenta de Ricardo Rojas, 1909, p. 133.
10 UN JORNALERO: "De charreta". En El Bordoño, 44 (14.04.1907).
11 En El Luchador, Alicante, 19.09.1925.
12 ROJAS NAVARRO, A. y PRATS ESQUEMBRE, V.: De Villena y los villeneros, Apadis, Villena, 2002, pp.123-124.
13 "Noticias". En El Bordoño, 68 (29.09.1907).
14 CERDÁN TATO, E.: "Los Agredas se lo cobraron". En A sangre fría. En Información, Alicante, 9.04.1989. "El Dominical", p. 8.
15 "Publicidad". En Villena en Fiestas, 1926. El anuncio dice, por error, 8 de agosto, por 8 de septiembre.
16 "Noticias". "De sociedad". En El Defensor de Villena, 1 (23.06.1912).
17 En Patria Chica, 17 (15,09,1929).
19 A.M.V.: Actas Comisión Permanente, 15.03.1928.
20 A.M.V.: Actas Comisión Permanente, 3.08.1928.
21 GARCÍA LUJÁN, M.: "Reivindicación de una Calle". En Villena, Ayuntamiento de Villena, 1956.
22 A.M.V.: Actas del Ayuntamiento, 10.06.1931.
23 "Ayuntamiento". En Avance, 4 (13.06.1931).
Resulta que todas las casas situadas en el centro de la calle del Reloj (numeradas con el 2, 4 y 6) son contiguas a la suya por la parte de los corrales. Y estos vecinos, cuyo nombre se anota en el documento, son de los que se dedican a recolectar mujeres de las que se entregan a actos deshonestos, ejecutándolos al aire libre, concretamente, por lo leído, en la muralla medianera con su casa.
Miguel Ferriz espera de sus compañeros de corporación que se tomen las medidas convenientes para que desaparezcan de dicha calle del Reloj todas las personas de malvivir, con lo cual ganará mucho la moral pública. La urgencia se acentúa por lo escandaloso de lo expresado y, sobre todo se justifica más, desde que a dicha calle se le ha dado entrada por la Plaza de la Constitución. Precisamente –es época de reformas–, en el mismo pleno, se acababa de aprobar el pliego de condiciones para adquirir los sillares que han de formar las escalinatas de la fuente pública en la plaza de abastos.
En lo que respecta a la preocupación del concejal Ferriz se acordó abrir expediente para averiguación de los hechos denunciados y, de ser cierta la industria de los vecinos indicados, autorizar al Alcalde para resolver el asunto de la manera más conveniente .
En lo que respecta a la Plaza de la Constitución, por lo que tenemos averiguado, el Alcalde Casimiro Martínez le tomó mucho amor a la vieja plaza. ¡Beatos tiempos para la misma!
Un mes y pico más tarde, en sesión ordinaria y dominical de 2 de noviembre, presidiendo el consistorio otro alcalde, José Navarro Galiana, se da cuenta de otra exposición suscrita por Miguel Ferriz Sánchez en la que se queja de la falta de cumplimiento sobre lo que tiene acordado el Ayuntamiento acerca de la expulsión de las mujeres públicas de la calle del Reloj. En el mismo pleno, donde no nos aparece Ferriz como concejal, se acordó que se llevara a efecto y sin demora la referida expulsión, puesto que en el expediente instruido al efecto resulta que en dicha calle se producen escándalos, ofendiendo la moral pública .
Undécima estampa
IntervenciónLa niña se llamaba María Conesa y era huérfana. El expediente del caso recoge los testimonios de José María Navarro, director de El Bordoño, y de Margarita Jordá, convocados por Alcaldía tras telegrama del Gobernador instando a tomar interés en el asunto.
José María Navarro justifica el suelto publicado reconociendo, no obstante, que se basa en rumores: Que debido a un comunicado anónimo que él recibió en la redacción de dicho periódico, y lo que se decía de público, recogiendo y haciéndose eco de las afirmaciones humanitarias de personas de diferente posición social para que se llamase la atención de las autoridades al objeto de apartar de la deshonra, si aún era tiempo, a una niña de unos doce años de edad, huérfana y que tiene por único amparo a Margarita Jordá (…) decidió publicar el suelto. Que entiende lo delicado del asunto, pero que, antes que arrepentirse, está satisfecho de haberlo hecho pues así se pondrán los medios para salvar la honra de una infeliz criatura, toda vez que, por caridad, y en conciencia no puede ni debe estar al cuidado de una persona que desgraciadamente tiene que vivir en medio del lodazal mundo del vicio, máxime cuando no ostenta sobre la niña títulos de parentesco de ninguna clase.
Margarita Jordá, soltera, de treinta y ocho años de edad, por su parte, jura que la niña no es ni ha sido explotada.
Finalmente, aunque no probados los hechos denunciados, por prevención se decidirá enviar a la niña a la institución provincial.
En la declaración de Margarita Jordá se apuntan datos precisos y de interés. Por ejemplo que La Pentinadora tenía dos casas, una en la calle del Arco, número 12; otra, en la del Reloj, número 10. Que La Pentinadora había mudado la actividad de la calle del Arco a la calle del Reloj –precisamente este cambio que dice La Pentinadora en su declaración coincide con el mismo día de la denuncia en El Bordoño– dejando a la niña en la primera casa, apartándola así del contacto con el negocio. Que La Pentinadora era de Alcoy y la niña María Conesa había nacido en Alicante en Beneficencia. Y que de eso hará, entonces, unos catorce años. Y que la madre de la niña, natural de Cartagena, había fallecido en febrero de 1900 por tuberculosis pulmonar. Y que ella, Margarita, había cuidado a la madre durante dos años de enfermedad costeándole todos los gastos. Y que le había pagado hasta el entierro. Que la madre de la niña también se llamaba María, María Conesa Hernández. Y que sobre la niña María Conesa sabía mucho Joaquina, ama de una casa de lenocinio de Alicante, en la calle Pizarro. Y que ella, Margarita, había velado por la niña y que nunca la había explotado . En fin, pormenores de este mundo de miserias.
En el siglo XV, el mosén Alberti de Mallorca fue denunciado por mantener relaciones, cuando iba a Barcelona, con niñas de diez años, como la hija de La Valenciana. Y el regidor del Hospital de Santa Eulalia del Campo fue acusado de regentar, en comandita con otros monjes, un prostíbulo y, en dos ocasiones, de cohabitar con niñas de entre diez y doce años. Y de violar a varias. El «demonio» de regidor fue condenado a cien sueldos de multa y absuelto tras prometer que no volvería a hacerlo. Aún en el siglo XVII, para trabajar en la mancebía, amén de otros requisitos (no ser virgen, ser huérfana o hija de padres desconocidos…) se tenían que tener ¡más de doce años!
Nell Gwyn, educada en los burdeles, llegaría a la cama del rey Carlos II de Inglaterra. Antes, Teodora de Bizancio, no sólo llegaría del burdel a la cama del emperador, sino al mismo trono. Las cortesanas italianas aprendían su oficio desde la adolescencia. A Nell Gwyn, Mistress Gwyn, le gustaba llamarse la prostituta protestante del rey .
Luis XV tenía un gran burdel, le parc aux cerfs (el parque de los ciervos) situado en Versalles. La supervisora fue Madame du Barry y la jefa de personal Mère Bompard. La función de Mère Bompard fue mantenerlo bien nutrido de niñas –pupilas– y jóvenes, desde los nueve a los dieciocho años. El plan de estudios que recibían las niñas sólo era el arte de «amar». Cuando cumplían los quince años eran dispuestas para el placer del monarca. Cuando pasaban de los dieciocho se las despachaba casándolas con algún caballero de la corte.
Menos sofisticado, siempre ha habido madres que han ofrecido a sus hijas a clientes variados. Mrs. Leah Davis metió a trece de sus hijas en el negocio. Los burdeles de niñas tuvieron mucho éxito en Inglaterra. Además se tenía la certeza de que la relación con vírgenes limpiaba las enfermedades venéreas.
Mucho antes que El Bordoño, la Pall Mall Gazette publicó una serie de artículos firmados por W. T. Stead donde se denunciaban las prácticas contra niñas de hasta trece años, sometidas a crueles clientes y mal pagadas. W.T. Stead, entre más cosas, también denunciaba a médicos que cobraban por extender certificados que «acreditaban» la virginidad de las niñas.
En 1845 Mary Thompson trataba con niñas bajo la tapadera de una tabacalera. A Mary Thompson también se le conocía como Queen Mary. Por su parte, Louisa Murphy también proporcionaba niñas a sus clientes. Louisa Murphy, no era una madama. Louisa Murphy se abastecía de género para su rica clientela en las aulas, porque Louisa Murphy era profesora de colegio . Al cabo, en la Roma Antigua se llamaba magister a los empresarios o dueños de mujeres que eran ofrecidas a clientes .
Al médico Navarro, el proxenetismo de las amas le parece repulsivo. Y monstruoso el que una madre vil e infame prostituya a su hija, su carne misma. Ante la prioridad del deseo de lucro por encima del sentimiento maternal se pregunta: Si se dignifica la mujer siendo madre, ¿en qué grado de abyección colocaremos a la que hace de su hija comercio vil e incita a aquel pobre ser, privado de experiencia, a seguir el camino de la concupiscencia?
Decimoséptima estampa
In memoriamAún recuerdo de chiquillo, por los setenta del XX, cuando empezábamos a callejear y a trastear en cuadrilla, acudir donde la Amparo, cuando ésta y sus sucesoras no eran sino historia. Pero en nuestra inquietud adolescente por lo psicalíptico aún vivían provocadoras como sirenas y acudíamos a ver si el destino nos deparaba un encuentro que saboreábamos onírico. Todo esto imaginando unos labios de rojo intenso carmín que nos sorbían. Y humo de cigarrillo. Mucho humo de cigarrillo.
—Sí. Es fácil que sí. Pero el burdel que cita el escritor es otro que el que recuerda la memoria –nos corrige el sabio César López Hurtado.
—Sí. Pero aunque sea otro, el diálogo nos ha traído el mito en el recuerdo del más reciente. Y en el recuerdo los espacios, como los hechos se mueven como volando.
—Ah, entonces bueno. ¡Cuéntelo! Pero que el ejemplo sólo quede como espoleta, como se ha dicho, para la memoria. Para la voluble memoria.
—Sí. En el diálogo de Un jornalero, ante la promesa de un político de llevar a los presos al castillo, Ángel apostilla con popular lenguaje: ¡Qué divirtíos questarían! To er día mirando cá la Amparo y a otros sitios .
Cuadragésima séptima estampa
Brasero
La noticia la da el diario republicano de Alicante, El Luchador. Resulta que en el número 1 de la calle del Reloj tiene una casa de lenocinio Pura Ferrer Oltra. Y resulta que Pura se retiró a una de las habitaciones a pasar la noche con Jerónimo Blanquer Hernández, dejando en otra habitación inmediata, un brasero encendido. Y resulta que a la mañana siguiente, una de las pupilas, al ver que ni dueña ni acompañante salían de la habitación, entró y descubrió horrorizada que Jerónimo Blanquer había muerto y que Pura Ferrer presentaba síntomas de asfixia .Nos cuenta un buen amigo, César López Hurtado, que Pura salvó el pellejo. Y que anduvo liada con el chulo Picola.
La Pura suspira y llora porque Picola se la dejó…–dice una copla.
Cuadragésima novena estampa
Crónica de una muerte anunciada
Nos lo cuentan Alfredo Rojas y Vicente Prats. Se trata del caso de Macario .Macario Román Bueno no hizo honor a su segundo apellido. A lo peor por eso, El Bordoño, cuando le pillan por robos e intentos de robo en la Primera Manzana, no le dice Román Bueno sino Román Expósito. Por lo que se respira por la calle, Macario había nacido de la relación entre un señorito y una de las sirvientas de la casa. ¿Cabe más condimento a la realidad para superar a la literatura?…
Cuando detuvieron al Macario, acusado por tres robos, que ascendían a treinta y dos pesetas, y por otros intentos de robo, también detuvieron a Andrés González, alias Estafa. Andrés Estafa había hurtado cinco muestras de jabón y un cuchillo de mesa .
Todo se paga.
A Macario lo crió la tía Rasina.
—Sí, escucha, esa que no tuvo familia. La que se casó con ese. Con el hermano del tío Cinquillo
—¡La cuñá del tío Cinquillo!…
—Sí.
—¡Pues haberlo dicho antes!
—Pero si te lo he dicho.
—Esa, la tía Rasina que tú dices, se llamaba Ana Navarro.
—Pues esa.
—Menuda cruz le tocó con el Macario.
El Macario era un gallito. El Macario era un chulo de taberna y prostíbulo. Un bravucón y un ladrón. Compararlo con Camborio sería una tergiversación del Camborio y el poeta no nos lo perdonaría. No nos lo perdonaría, como los Agredas –alias Bollegos– no perdonaron al Macario. Desde aquel día que les humilló se la tenían jurada. Poco tiempo pasó para que fueran a buscarlo al Bar Romero, cerca de la Plaza de los Toros. Los Bollegos le mandaron como recadero a Pepe el de la Foca. Pepe el de la Foca entró al bar y le dijo a Macario que fuera lo esperaban. Cuando Macario salió, los Bollegos dispararon contra él. Macario estaba acompañado por un hijo de su «tío». Era siete de agosto de 1926. D. Luis Delgado de Molina, médico, certificó la muerte por hemorragia aguda e interna. Los que no sabemos medicina decimos que murió de un tiro, o de varios. Alfredo Rojas y Vicente Prats dudan sobre la edad que tendría porque en el documento consultado dicen que no se lee bien el año en que nació y le calculan unos treinta y seis años. Pero por lo que se sabe del juicio contra los Agredas, el que nos contó Cerdán Tato, se dice que Macario tenía treinta y un años el día o el anochecer de autos . ¡Que Dios lo haya perdonado! ¡Que Dios haya perdonado a Macario Román Bueno aunque sólo sea teniendo en cuenta su segundo apellido!
—Sí, que Dios lo tenga en su gloria. Bravucón y pendenciero se dedicaba al trapicheo con mujeres. Y cuentan que una vez llevó varias pupilas de un burdel a una finca de La Laguna para solaz de unos trabajadores.
—Era un chulo. Un chulo putas. Y en uno de los prostíbulos humilló a los Agredas, alias Bollegos. Y los Agredas, alias Bollegos no se lo perdonaron hasta la muerte.
Para el 8 de septiembre de 1926, a un mes de la muerte de Macario estaba prevista una corrida con rejoneo en la plaza de Toros de Villena. Seis toros de D. Melquíades Flores y Flores, de Albacete, serían lidiados por los matadores Márquez, Pablo Lalanda y el rejoneador D. Antonio Cañero. A las cinco en punto . Para Macario se había adelantado el clarín, más o menos un mes, en un mano a mano de los hermanos Agredas.
Respecto al médico que no pudo curarlo de la muerte, sabemos que se había casado un viernes, veintiuno de junio de mil novecientos doce para más señas. Se casó en la iglesia parroquial de Santa María. D. Luis Delgado era hijo de Lutgardo Delgado, escribano del Juzgado de Instrucción y Primera Instancia. D. Luis Delgado se casó con la simpática y agraciada –son calificativos que siempre ponen los periódicos en estos casos y que nosotros no podemos negar– María de la Concepción Herrero y Turón. Los casó el presbítero D. Jerónimo López y los padrinos fueron D. Lutgardo y Dña. Marina Turón. Ésta última, como es fácil deducir, madre de la novia. Entre los invitados estuvo el Juez de Instrucción D. Juan Pastor Mengual .
Respecto a los hermanos Bollegos se nos precisa, por César López Hurtado, que se llamaban Pedro y Juan Agredas Ferrero. En marzo de 1927, la Audiencia Provincial dictó sentencia contra ellos apreciando algunas atenuantes, vista la calaña de la víctima; y, no obstante las atenuantes, condenó a los procesados a doce años y un día de presidio y al pago de una indemnización. López Hurtado también nos orienta sobre la ubicación del Bar Romero, donde Macario tomara, si lo tomó, su último golpe y donde Macario mostrara, si la mostró, su bravuconería. Curiosamente, como si la cabra intuyera el pasto futuro en el monte, junto al Bar Romero, después de la guerra del 36, estuvo la conocida Casa de la Amparito. Así, el Bar Romero quedaba frente a la plaza de Toros. Justo en la esquina de la actual Avenida de la Constitución con la calle Capitán Postigo. Entonces a las afueras de la población. En 1929 se anunciaba como sigue: Merendero de Romero. Avenida Diego García (Junto a la Plaza de Toros). Meriendas de encargo. Aperitivos. Habas y patatas todos los días. El único sitio estilo BOMBILLA que hay en Villena .
De lo anterior, algunos datos que nos aporta Cerdán Tato no nos coinciden. Otros nos pintan mejor la situación y aclaran las rencillas entre Macario y los Agredas. De donde bebe Cerdán ha de ser de los papeles del juicio. Retomamos el caso.
Contra los Agredas declaró Francisca Milán, de dieciocho años.
La única testigo, que se sepa, de aquel asesinato. Según Cerdán Tato, los ojos de Francisca eran oscuros, vivaces y rasgados y declaró con mucha seguridad, en medio de una sala llena de curiosos. Al Macario lo cosieron a balazos. Le dieron siete pespuntes. ¿El motivo?… Las cosas, el trapicheo con mujeres.
Por lo que escribe Cerdán, Macario Román Bueno se cameló a la Virtudes y se la llevó con él. La Virtudes era de Pedro Agredas y con ella ganaba buenos duros. El Macario se la birló como se birla una cartera. Porque Macario era también carterista. Desde entonces Pedro se la tenía jurada. Y viceversa. El día del juicio, Pedro le dijo al fiscal Garrido que Macario le había amenazado de muerte. Y que actuó en defensa propia. Porque Macario sacó su arma antes que él. Macario no pudo decir si sí o si no porque estaba muerto.
Pedro Agredas quiso beberse todo el cáliz del crimen y exculpar a su hermano Juan. D. Pedro Torreblanca, abogado de Juan, insistiría en la inculpabilidad de Juan. Pero el cadáver de Macario, según el informe del forense, presentaba siete impactos procedentes de dos armas de calibre diferente. Y Juan dijo que su hermano llevaba una pistola en cada mano. Pero el fiscal Garrido insistía en que habían sido los dos y pidió contra ellos y para cada uno catorce años, ocho meses y un día de reclusión más las indemnizaciones: Mil pesetas. Francisca Milán afirmó su testimonio acusando a los dos Agredas como autores del asesinato. Y que Macario no tuvo posibilidad de defenderse. Y que no empuñó arma alguna. Y que no insultó a nadie.
En el revólver de Pedro Agredas sólo había dos balas vacías. Faltaban cinco para que la suma que mató a Macario estuviera justa.
Según Cerdán Tato los Agredas fueron condenados a ocho años de cárcel.
Como se ve, en Historia los datos precisos, según las fuentes, nos confunden. Incluso a veces no coinciden. Lo importante a veces –hay que resignarse– es que nos quede la idea de lo que fue o pudo ser. No es bueno por esto gritar fuerte en esta faena y no es bueno bajar la guardia. Lo apasionante es que la búsqueda de una respuesta nos atrae más preguntas. Y por esto hay que revisar críticamente las fuentes. Y no fiarse. Como un buen fiscal.
Quincuagésima estampa
Mudanza
Los casos recuerdan mucho al de 1873 y el concejal Ferriz. Pero ahora estamos en 1928.En marzo, la Comisión Permanente del Ayuntamiento de Villena, tras la lectura de la instancia de varios vecinos de la calle del Arco donde se denuncian escándalos en las dos casas de lenocinio de dicha calle, y donde suplican que se ordene la desaparición de las referidas casas en beneficio de la moral y de las buenas costumbres, concederá un plazo de tres meses a la dueña de las casas para que busque alojamiento en sitio más a propósito. Tres meses a contar a partir de la notificación del acuerdo. En la misma, se recuerda que el lugar donde se haya de reinstalar el negocio habrá de ser con la venia de la Alcaldía .
—Que no se diga.
Por su parte, la Comisión Permanente de agosto de 1928 también pasará a resolución del señor Alcalde las instancias de varios vecinos de la Plaza de la Constitución y calle Teniente Hernández Menor en súplica de que se trasladen las casas públicas de la calle del Reloj .
En 1956, con afán moralista, Máximo García Luján escribe sobre la calle del Reloj diciendo que era una calle perdida, sita en el mismo corazón de la ciudad, que desde tiempo inmemorial, estaba desligada, desgajada de la población, formando un cantón independiente, una vía intransitable… En ella había focos de inmoralidad pública, cuya existencia era una verdadera pesadilla para todos los vecinos, gente pacífica y honrada que vive a su alrededor. Vecinos que tenían que soportar los escándalos, los altercados y lo que es mucho peor, la convivencia con seres desgraciados que son la vergüenza y la lacra de nuestra sociedad actual.
La actuación del Ayuntamiento en 1956 (derribo de casas, etc…) convirtió la calle lóbrega, sucia, intransitable en calle limpia, blanca, llena de luz. También nos dice M.G.L. que: Con muy buen acuerdo se ha sustituido el nombre de Calle del Reloj, que suena a lugar prohibido, a podredumbre, en su doble sentido moral y físico, por el nombre diáfano y pletórico de tradición de Subida a Santa Bárbara (…). Y aún dice más: Previo el exorcismo obligado, la calle quedó completamente conciliada con la ciudad y su reivindicación ha sido total. Y afirma: La ciudad encontró de nuevo aquella calle perdida que nunca debió perder .
Quincuagésima segunda estampa
Espectáculos
El señor Hurtado está que trina. Aprovecha el pleno del día diez de junio de 1931 para lamentarse del bochornoso y poco ético espectáculo que se produce en el Paseo Chapí todos los días. El republicano Bonastre, Rafael Bonastre Tomás, presidente del Partido Radical en Villena, le dará la razón. Resulta que los chicos tiran piedras a un árbol para coger moras. Y esto es un peligro .La queja no es novedosa. El asunto de las piedras y los chiquillos –o no tan chiquillos– en el Paseo o en el pueblo, daría igual que lo del matonismo para otro ensayo. Sean las moras, sean los pájaros… La preocupación viene de viejo. Sin duda es un peligro para los paseantes.
Pero lo de menos aquí es la preocupación de Hurtado. Lo que nos interesa es la réplica que hace el semanario republicano radical socialista Avance a su intervención. En el Comentario del «Reporter» a la sesión municipal, y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, se apunta: Muy acertada la ponencia del agrario Hurtado. Es verdaderamente bochornoso e impropio de un pueblo que se dice civilizado lo que sucede todos los días en el Paseo Chapí; estos espectáculos deben evitarse. Pero retruca con inquisición el «reporter»: ¿Por qué el agrario Hurtado no se da una vueltecita por las casas de lenocinio? Si lo hace verá qué antihigiénicas son, qué lodazales hay allí. Con seguridad que no tardará en pedir inmediatamente a sus compañeros de concejo que esas casuchas desaparezcan enseguida y que se trasladen donde estaban y deben estar, en la Avenida don Diego García. Ahora ya que los púdicos y castos Salesianos no pueden impedirlo, es buena ocasión .
Francisco Hurtado García era de Unión Agraria. Murió siendo concejal un 7 de agosto de 1933. Como fácil se deduce, la Avenida Diego García –donde el Bar Romero– era la actual Avenida de la Constitución, en su tramo desde los Salesianos hasta la Plaza de Toros.
*
1 Archivo Municipal de Villena (A.M.V.): Actas del Ayuntamiento, 14.09.1873.
2 A.M.V.: Actas del Ayuntamiento, 2.11.1873.
3 "Noticias". En El Bordoño, 26 (9.12.1906).
4 A.M.V.: Documentos. Denuncias, 1906. "Expediente sobre denuncia contra Margarita Jordá (a) Pentinadora, por supuestos actos inmorales en la huérfana María Conesa, que tenía a su cuidado la cual ha sido conducida a las Casas de Beneficencia provincial".
5 NÚÑEZ ROLDÁN, F.: Mujeres públicas. Historia de la prostitución en España, Temas de Hoy, Madrid, 1995, p. 86 y 122.
6 MURPHY, E.: Historia de los grandes burdeles del mundo, Temas de Hoy, Madrid, 1989, 3ª ed., pp. 114-115 y 126.
7 Ibídem, pp. 232, 242, 248-249 y 270.
8 NÚÑEZ ROLDÁN, F.: Opus cit., p. 34.
9 NAVARRO FERNÁNDEZ, A.: La Prostitución en la Villa de Madrid, Imprenta de Ricardo Rojas, 1909, p. 133.
10 UN JORNALERO: "De charreta". En El Bordoño, 44 (14.04.1907).
11 En El Luchador, Alicante, 19.09.1925.
12 ROJAS NAVARRO, A. y PRATS ESQUEMBRE, V.: De Villena y los villeneros, Apadis, Villena, 2002, pp.123-124.
13 "Noticias". En El Bordoño, 68 (29.09.1907).
14 CERDÁN TATO, E.: "Los Agredas se lo cobraron". En A sangre fría. En Información, Alicante, 9.04.1989. "El Dominical", p. 8.
15 "Publicidad". En Villena en Fiestas, 1926. El anuncio dice, por error, 8 de agosto, por 8 de septiembre.
16 "Noticias". "De sociedad". En El Defensor de Villena, 1 (23.06.1912).
17 En Patria Chica, 17 (15,09,1929).
19 A.M.V.: Actas Comisión Permanente, 15.03.1928.
20 A.M.V.: Actas Comisión Permanente, 3.08.1928.
21 GARCÍA LUJÁN, M.: "Reivindicación de una Calle". En Villena, Ayuntamiento de Villena, 1956.
22 A.M.V.: Actas del Ayuntamiento, 10.06.1931.
23 "Ayuntamiento". En Avance, 4 (13.06.1931).
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