Los momentos son indescriptibles; no se puede hablar, sino mirar a la Virgen, que se ha vuelto para dar el último adiós a sus hijos, y llorar.
A medida que se aleja el «Sol de Villena», un negro nubarrón de cansancio y triste envuelve la ciudad, mientras fijos nuestros ojos en la Luz que se extingue en el horizonte le decimos esta oración: Perdón, Virgen Morena, si durante tu visita no nos hemos portado como tú te mereces.
Foto cedida por... Mari Angeles Navarro García
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