9 jul 2023

1981 ORDEN DEL PORTÓN. A QUIÉN LO QUIERA LEER

Orden del Portón Villena – A quien lo quiera leer
La desafiante e inmaculada blancura de un folio sin empezar a escribir nos reta y nos atrae, pues en él se pueden reflejar tantas cuantas ideas, inquietudes y formas de interpretar o expresión literaria tenga uno o varios como es nuestro caso.
Nuestra propia forma de decir nos ha hecho, a juicio de unos, defensores de una misma idea consustancialmente común con la suya; para otros, enemigos personales de cuanto huelga a dirección del tipo que sea y al nivel que sea. Para nosotros mismos, será quizás una leonina idea de ver y plantearse lo que, a nuestro juicio y gusto, entendemos que es lo mejor para el funcionamiento de las instituciones, que a su vez son dirigidas por hombres, hombres cargados de buena voluntad, hombres llenos de entusiasmo, pero también sólo hombres y como tales, expuestos a la equivocación.
Nos proponemos hablar de fiestas y su estudio y es nuestra intención hacerlo con todo respeto y objetividad.
El análisis podría ser desde dos puntos de vista a nuestro juicio predominantes: por un lado, los que piensan que la fiesta es parte del acervo popular digno de estudio, respeto y veneración; por otro, los que creen que solamente es la liberación de los cotidianos quehaceres y- la abolición de deberes y disciplinas a que le ata la sociedad.
La objetividad a la que antes nos referíamos queremos patentizarla explorando estas dos opiniones como hemos visto distintas y distantes entre sí.
En el primer caso contamos con los que de alguna forma están relacionados con la fiesta, bien en forma activa en su dirección y organización o como estudiosos de la misma, aportando a ella todo lo que de interés cultural e histórico encuentran en su trabajo en este sentido. Para todos estos, que su interés es demostrado en el bien hacer por unos ideales a los que entregan toda una buena parte de su ocio, es generalizada la idea de salvaguardar lo que a través de generación en generación nos ha sido transmitido y que es digno de serlo.
En los segundos prevalece la idea de diversión sobre todas las demás, unida al desinterés en todo lo que se parezca a responsabilidades y deberes que aten de alguna forma a su persona en cuanto a entrega desinteresada de esfuerzo en relación a la fiesta es referido.
Estos se sirven de la celebración para desatar sus instintos, dar rienda suelta a sus intereses personales y justificar la «borrachera» que no se atreverían a pasear ni a exponer públicamente en cualquier otra fecha del año; para éstos hablar de fiestas no tiene objeto, pero si en alguna ocasión lo hacen, nunca es con respeto, sí para relatar su batalla particular con desmanes incluidos.
Dentro de este grupo hay quien sólo busca el relumbrón personal o partidista y, aprovechándose de la coyuntura actual, manejan la fiesta para conseguir sus fines particulares en un futuro próximo.
Y nos viene a la cabeza la llamada lucha feminista de la fiesta, esta lucha que viene dirigida por politiquillos de tres al cuarto y que viene utilizando a las mujeres y hacerse su campaña que será más activa cuanto más cerca del año 82 nos encontremos, se sirven de la tradición cuando les interesa, haciendo uso de ella en cuantas ocasiones le es interesante y olvidándose por completo cuando puede perjudicar sus intereses; asimismo ocurre con la historia de nuestro pueblo, que para la ya citada lucha feminista, hacen prevalecer la opinión de que sí había mujeres luchadoras, y sin embargo, no hay quien se pare a pensar en nuestras raíces 'históricas para ubicarnos dentro del País Valenciano.
Es nuestra opinión que la fiesta es un mucho de los primeros y un poco, pero ruidoso, de los segundos, y que ésta sirve para la liberación de ataduras cotidianas que rompemos con la actuación en estos días de algo que, a la vez que es diversión, es tan serio por la gran carga de cultura popular y tradición que es digno de hacerse con la seriedad que el caso merece.
Te pedimos disculpas a ti, lector, que has llegado hasta aquí, si en algo te hemos ofendido, pero recuerda el título que, al igual que en una zona peligrosa, sirven los carteles para avisar del peligro, y en descargo de nuestra condena hemos querido alertar a aquellos que su grado de susceptibilidad sea tan alto que pueda haberle herido.
ORDEN DEL PORTON Julio de 1981.
Extraído de la Revista Villena de 1981

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