10 nov 2017

MEDALLA DE ORO INSTITUTO HERMANOS AMORÓS

UN DÍA PARA LA HISTORIA
El escenario del Teatro Chapí, entre acogedor y solemne, ayer día 9 de Noviembre del 2017 fue testigo de un acto sin par en Villena. Entre sus bambalinas y diablas tuvo lugar uno de los actos más entrañables para miles de personas que de un modo u otro han estado y están ligados a la cultura villenense.
A las ocho de la tarde se hizo el silencio y una música, casi angelical, comenzó a transportarnos en el tiempo. Un grupo de jóvenes músicos pertenecientes a la Banda Municipal, bajo la dirección de D. Pedro Ángel López hacían gala de su dominio musical cosechando grandes aplausos al finalizar.
El ambiente estaba preparado y la máxima autoridad municipal procedió a dar comienzo al Pleno Extraordinario que ante gran cantidad de público iba a tener lugar.
El motivo que nos había reunido no era otro que la Concesión de la Medalla de Oro de la ciudad al Instituto de Enseñanza Hermanos Amorós.
Desde ese instante las palabras de todos los participantes fueron calando en los asistentes hasta tal punto que el silencio de la sala parecía poder cortarse. Representantes de los partidos políticos muchos de ellos antiguos alumnos mostraron su gratitud al cuadro de profesores y demás componentes de la plantilla del “Hermanos Amorós” por la labor realizada a lo largo de estos cincuenta años de enseñanza.
Con gran solemnidad y después de las palabras de la actual Directora del Instituto Bienvenida Sánchez se procedió, entre aplausos, a la entrega oficial de la Medalla de Oro de la Ciudad.
Los aplausos no cesaban y el escenario repleto de profesores de diversas etapas del Instituto parecía un hermoso enjambre de cultura recordando momentos de otros tiempos.
De pronto de nuevo la música tomó protagonismo y entre un silencio respetuoso y un desfile de recuerdos imborrables las notas de flautas y saxos fueron despejando la sala hasta quedar en un silencio casi cómplice con el acto vivido. Fue una noche de cultura y recuerdo. Una noche en la que Villena se sintió orgullosa del Instituto Hermanos Amorós.
Ernesto Pardo.
***
Bienvenida Sánchez, Directora del IES Hermanos Amoros...
Sr. Alcalde, Sres. Concejales del Ayuntamiento de Villena, señoras y señores:
Me toca poner el broche a la concesión de la Medalla de Oro de Villena al IES Hermanos Amorós: símbolo del reconocimiento que el municipio concede a la enseñanza, concretada en este caso en nuestro Instituto, que ha cumplido medio siglo al pie del cañón; o, para decirlo con metáfora más oportuna, al pie de la pizarra.
No sé si podemos entender cabalmente lo que esto significa. Cuando los hechos están muy próximos a nosotros, tenemos dificultades para afinar la mirada. Por eso comentaba Ortega que, para enjuiciar lo que está demasiado cerca, debemos alejarnos de modo, precisaba, que no podamos distinguir la nariz de Cleopatra. Ya se sabe que los antiguos pensaban que la nariz de Cleopatra había cambiado el curso de la historia.
No diré tanto del Instituto Hermanos Amorós: ni la retórica engolada de las celebraciones justifica una exageración tan grosera. Pero, sin duda, ha supuesto mucho en la vida sociocultural de Villena y de su entorno. Sí; también de su entorno, pues en él confluyen varios pueblos —que sentimos muy nuestros—, tres provincias, dos comunidades autónomas (aunque, en 1967, estas aún no hubieran nacido). El medio siglo transcurrido nos permite apreciarlo, si no con la distancia que aconsejaba Ortega, sí al menos desde la media distancia.
El azar, que manda tanto, ha querido que sea yo quien ostente hoy la dirección del IES Hermanos Amorós. A través de mí hablan, según pienso, los más de 16.000 alumnos y los aproximadamente 1.100 profesores que han pasado por él: todos os agradecen, en mi voz, la concesión de esta medalla. Conste que la recojo con una emoción que va mucho más allá de lo que exigen convenciones y protocolos.
Y ello porque, en las duras y en las maduras, con leyes educativas en permanente estado de obras —a veces también con el centro en estado de obras—, en una o en otra época, siempre hemos creído mayoritariamente en la dignidad de nuestra tarea. Enseñar no es cebar a los discentes con fechas, fórmulas, leyes o los socorridísimos reyes godos. No es eso, o no es fundamentalmente eso; sino transmitir el amor por entender lo que está más allá de lo evidente, cuestionar lo que viene dado por la costumbre o por la inercia, buscar respuestas para cada pregunta y hallar preguntas para cada respuesta demasiado consabida... Y, sobre todo, mirar al espacio para escuchar la respiración del alma, y mirar en los adentros del alma para descubrir el mecanismo de relojería que hace mover el mundo.
Y esto que digo, a pesar de todas las dificultades, sí está al alcance de los enseñantes entregados, esos que aprenden mientras enseñan; y de alumnas y alumnos entregados, esos que enseñan mientras aprenden. Pues la enseñanza y el aprendizaje constituyen una tarea de retroalimentación que nos hace a todos mejores, por más humanos. Lo decía Pascal: un ser humano muere, lo mismo que una caña; pero el hombre, concluía, es una caña que piensa.
Esto es lo que se homenajea hoy. La tarea que llevamos a cabo, no a quienes la llevamos a cabo. Si no hubiésemos sido nosotros, hubiesen sido otros. Tratando de explicar cómo incluso las creencias más arraigadas y profundas deben mucho a la casualidad o a las circunstancias, decía Montaigne que uno era cristiano por la misma razón que del Perigord o alemán. En efecto: si hubiera nacido unos cientos de kilómetros al sur, su religión verdadera hubiera sido otra. Así habríamos de pensar cuando nos ponemos estupendos.
Gracias por vuestras sentidas y hermosas palabras, señor alcalde, D. Francisco Javier Esquembre, señores concejales, Dña. Cate Hernández, D. Fulgencio Cerdán y D. Miguel Ángel Salguero, alumnos que fuisteis del Instituto en diversas épocas. Gracias al Muy Ilustre Ayuntamiento de la ciudad, que unánimemente ha asumido la propuesta de otorgamiento de esta medalla. Y gracias, en fin, a los centenares de particulares y de entidades que se adhirieron a ella.
Como quiera que esta medalla tiene un peso simbólico que yo sola no puedo soportar, me gustaría que, al terminar mis palabras, subieran hasta aquí para sostenerla los siguientes representantes de los diversos estamentos implicados: profesores Isabel López, María Isabel Rodes, Alejandro Jiménez y Florentino González, enseñantes pioneros hace medio siglo; profesores Francisco Arenas, Amparo Pérez, Dolores Fenor, Pablo Ortega y Damián Martínez, directores del Instituto en diversas épocas; Dña. Josefa Navarro, presidenta de la AMPA; y como representantes del alumnado, David Molina, uno de los creadores del GEHA (Grupo de Alumnos Hermanos Amorós), así como nuestros dos benjamines: Ángela Payá y Mario García.
Ellos son pasado, presente y futuro de una institución que recibe hoy, con emoción y con gratitud, esta medalla que supone un compromiso de continuidad y una promesa de mejora.
A todos, por todo, con todo el corazón: muchas gracias.

***
Intervenciones portavoces...
Fulgencio Cerdán PSOE
¿Qué decir del Hermanos Amorós?… instituto del que he sido alumno, docente y ahora padre de alumna. Así pues, lo considero afectiva y emocionalmente como una parte muy destacada de mi vida personal, profesional y familiar. Por tanto, no solo conservo buenos recuerdos, sino que cada día se sigue haciendo presente con nuevas vivencias.
Como todas y todos conocemos, el Instituto Hermanos Amorós es el instituto de secundaria decano de la ciudad de Villena, pero no solo de Villena, también lo es de toda la comarca del Alto Vinalopó.
Un centro educativo puesto en marcha hace ya 50 años, surgido de un espíritu emprendedor, comprometido, inquieto e ilusionado, el mismo que inspira la actividad docente que se desarrolla en cada una de sus clases. Y es que la educación pública es esencial para ayudar a despertar vocaciones tempranas, a educar en valores de integración y solidaridad, a desarrollar capacidades intelectuales y a pensar libremente con criterio crítico y propio.
Desde aquel mes de octubre del año 1967, el instituto ha venido formando a científicos, médicos, arquitectas, camareros, profesoras, administrativas, cocineros, políticos, ingenieras, agricultoras, jardineros, enfermeros, médicos, catedráticas, cuidadores... y a un largo y cuantioso número de profesionales, todos ellos y… ellas, alumnos y alumnas que han encontrado su camino, tras su formación, tras su paso por las aulas del Amorós. No solo como estudiantes sino y, fundamentalmente, como hombres y mujeres que aprendieron, más allá de los conocimientos académicos, a ser personas. Buenas personas. Todo un reto y toda una satisfacción para sentirnos orgullosos cada uno y cada una de nosotros.
Las cifras son elevadas, se constata que más de 15.000 alumnos han pasado por el centro a lo largo de este medio siglo; pero no han sido solo vecinos y vecinas de Villena los que aquí hemos recibido formación. También alumnos y alumnas de localidades cercanas como Biar, Caudete, Cañada, Benejama, Campo de Mirra, Yecla, Bañeres, Sax y alguna que otra población más han cursado y siguen cursando, aunque en menor medida, sus estudios en el Amorós.
Una cifra que nos acerca a la mitad de los habitantes de Villena, lo que acredita el profundo, constante y beneficioso impacto que el centro ha tenido en nuestra ciudad.
Son muchas las vivencias que se guardan entre sus paredes… sus patios, sus pasillos, el jardín y sus aulas,… risas y llantos, … primeros y segundos amores… y en ocasiones, seguro, que hasta un tercero… Infinitas ilusiones soñadas, algunas obtenidas y otras arrancadas, pero siempre vividas con la inocente intensidad de la adolescencia, esa tan fresca, inolvidable y complicada etapa de la vida.
Dicen los más veteranos del lugar, muchos de los que esta noche nos acompañan…. Que si visitas el teatro… y subes al escenario… y guardas silencio… puedes escuchar como resuenan aplausos y risas, ecos de momentos vividos por Alicia… también puedes sentir notas musicales de mamma mía y hasta puedes percibir la energía de los encuentros y desencuentros de Clairon, Soledad, Saturnino, Ketty y Escolástico, de un general de la pampa con su comandante y su sargento psicosomáticamente obsesionado con un cabo primero, y hasta puedes percibir el barullo de unos piratas en una taberna que andaban en busca de un tesoro, el tesoro de un solitario y acaudalado capitán.
Es más... dicen que si afinas aún más el oído, puedes escuchar algún sonido de la selva, o selvático, como el rugido del rey león. Y me cuentan en casa… que en un futuro próximo, un muñeco de pino despertará a la vida buscando su destino, en ese mismo escenario.
Pero en el teatro del centro no solo se han vivido representaciones teatrales. En su tiempo, también se pudo disfrutar de lo que se definió a partir de la obra de Riccioto y Canudo “el manifiesto de las siete artes” publicado en el 1911… con sus sesiones cinematográficas, sus cinefórum… y como aval de este hecho nos recibe a la entrada del instituto el proyector cinematográfico.
A lo largo de estos 50 años han pasado algunos y algunas conserjes, más de mil cien profesores y profesoras, personal de limpieza y de administración, trabajadores y trabajadoras que han atendido las necesidades del centro y del alumnado. Pero…. no solo del alumnado que cursaba sus estudios de bachillerato unificado polivalente, o del ciclo formativo, o la secundaria y la FP Básica y el Curso de Orientación Universitaria… el Hermanos Amorós también ha sido pionero en la formación impartida por la tarde y en horario nocturno, único instituto acreditado en toda la comarca desde el año 76, lo que ha facilitado y continúa haciéndolo hoy, que el alumnado pueda compatibilizar sus estudios con el trabajo, buscando su mejor desarrollo profesional pero, ante todo, personal.
Otros datos positivos que quiero destacar en su haber son que el instituto fue durante 15 años la sede de la Escuela Permanente de Adultos, y en la actualidad lo es de la Escuela Oficial de Idiomas.
Al margen de la formación puramente académica,…. prácticamente desde sus orígenes el centro ha destacado por prestar una atención a las actividades complementarias de sus alumnos y alumnas, con múltiples iniciativas multidisciplinares…. Partiendo de las andanzas del Carro de Tespis, el centro ha colaborado en trabajos de investigación, participa de forma prácticamente constante en las olimpiadas de matemáticas, geografía, economía, física y química,… obteniendo medallas de oro, plata y bronce en diversos niveles, llegando a una medalla de bronce internacional y otra de plata iberoamericana.
No podemos olvidar tampoco la constante participación de los alumnos y alumnas del centro en las diversas convocatorias de premios y estudios, entre ellas, la efectuada por la Fundación José María Soler que destaco tanto por su prestigio como por su consolidación, recordaros que pronto celebraremos el 25 aniversario.
También quiero resaltar y enmarcar como actividad relativamente reciente el intercambio con un instituto francés… proyecto que ha abierto futuros encuentros con Francia y con otros países europeos, que aportaran nuevas vivencias y experiencias que seguro se desarrollan con la misma intensidad, ilusión e implicación por parte del alumnado y el profesorado como así fue en experiencia vivida el pasado año.
Especial reseña requiere el desafío robot 2017 que espero se siga repitiendo, punto de encuentro para aquellos que de una u otra forma estén interesados en la robótica. Proyecto convertido en realidad que parte del interés del alumnado y del profesorado del centro y que llega avalado por muchos años de trabajo y por gran número de premios conseguidos en las distintas convocatorias de la Universidad Politécnica de Alcoy que acompaña al instituto en este proyecto.
El galardón que hoy se entrega reconoce la labor de muchos profesionales, alumnos y padres a lo largo de este medio siglo.
Estoy convencido que cada uno de nosotros y nosotras podría estar toda la noche aportando datos y relatando una interminable lista de méritos que nos han llevado a plantear y a reconocer este merecido galardón. Un galardón que representa y simboliza el agradecimiento compartido y colectivo de todo un municipio y de su ciudadanía a una institución educativa que ha contribuido a forjar su pasado, su presente y su futuro en común.
Sirva lo expresado como resumen de los innumerables méritos, y aprovecho para trasladar a todos ustedes el agradecimiento no solo del grupo socialista sino de toda la Agrupación Socialista de Villena.
Me gustaría concluir, como así también lo hice en la sesión plenaria del pasado mes de marzo, acto en el que se otorgó la medalla:
“Como cronista de esta expedición resulta difícil expresar la alegría vivida, así como la inmensa fortuna de haber sido partícipe de esta decisión, que contribuye, que ha contribuido a otorgar un reconocimiento sobradamente merecido: La medalla de Oro de la ciudad de Villena al Instituto Hermanos Amorós”.
***
Miguel Ángel Salgero PP 
Comienza Gabriel Celaya uno de sus poemas destacando que “educar es lo mismo que poner un motor a una barca”. Un símil preciso para representar y concebir la educación como motor de la sociedad, de la política, de la economía, del desarrollo personal de los individuos, y de tantas otras cosas. Cuanto más cualificada esté la población de un País, más competitivo será este, más democrático, más avanzado, más tolerante. Somos conscientes de la importancia de la educación en nuestro tiempo, más aún en estos días de inestabilidad y confrontación. Es difícil no darse cuenta de ello, cuando ante cualquier problema al que se enfrenta nuestra sociedad solemos llegar a la conclusión de que se pueden aplicar parches, pero la solución definitiva pasa por las aulas de escuelas e institutos.
Precisamente por esa importancia capital de la educación en el desarrollo de la sociedad es de justicia reconocer a esta institución educativa, el Instituto Hermanos Amorós, su servicio a nuestra ciudad y comarca, su evolución y el haber sabido adaptarse a los nuevos tiempos, formando y formándose en un mundo cada vez más exigente. Por todo ello, desde el Partido Popular, pensamos que han sido muchos los méritos contraídos que justifican la concesión de la Medalla de Oro y, en especial, por la incidencia que ha tenido, tiene y tendrá el Instituto Hermanos Amorós en la sociedad villenera; en una ciudad donde el compromiso de la ciudadanía con la educación debe seguir siendo una constante para que ésta pueda responder a las exigencias que plantean los nuevos escenarios sociales y culturales de los que somos partícipes.
La Medalla de Oro de Villena es la mayor distinción otorgada por este Ayuntamiento, creada para premiar méritos extraordinarios que concurran en personalidades, entidades o corporaciones por haber prestado servicios relevantes para nuestra localidad. Para determinar la concesión de la Medalla de Oro, debe tenerse en cuenta la índole de los méritos y servicios, así como la trascendencia de la labor realizada en beneficio u honor de la ciudad.
Teniendo claros estos criterios, establecidos en el Reglamento Municipal de Honores y Distinciones, no es preciso realizar un ejercicio intelectual demasiado complejo para entender por qué hoy se otorga esta condecoración y por qué al Instituto Hermanos Amorós.
Una institución nacida en el seno de nuestra ciudad, que ha dado un eficiente servicio para la educación de Villena y comarca y que ha sido pionera en formación y educación en nuestro entorno. La evolución de la educación y la enseñanza en la capital del Alto Vinalopó, y en sus zonas de influencia, no se podría entender sin el sello del instituto Hermanos Amorós. Por sus aulas han pasado aproximadamente 15.000 alumnos, a cargo de un profesorado que ha superado el millar desde aquel dubitativo y lejano otoño de 1967.
Un camino en el que el Centro, frente a su medio siglo de vida académica, ha demostrado de manera constante su talante resiliente ante los diversos retos que se le han planteado, como los relacionados con los defectos de construcción del instituto. Durante estos cincuenta años, el edificio ha sufrido obras por reformas, destinadas a amortiguar errores y cambios para adaptar el edifico a las nuevas exigencias educativas. Ello ha implicado esfuerzos de acomodación, traslados a otros centros, empleo de aulas prefabricadas, cierre de secciones y horarios especiales, que han hecho del cambio y la adaptación una constante. Una puesta en valor que ha supuesto dificultades añadidas, pero que ha sabido saldar con gran entereza y que de alguna manera también ha marcado, y mucho, su extraordinaria andadura.
A modo de anécdota, desde la propia página web del Instituto, en su apartado de historia del centro, se puede leer: un lugar de esta plaza, de cuyo nombre hoy voy a olvidarme, no ha mucho tiempo que había una escuela de las de edificio en astillero, pupitre viejo, pizarra cuarteada y alumno copiador. Una cimentación con algo más de arena que cemento, zapata huida, pilares vacilantes y algún bolón de añadidura, las grietas consumían las tres partes de sus muros. Frisaba la edad en 35 años. Era de complexión floja, magro de mortero, escaso de hormigón, gran escombrador, adicto al remiendo y la chapuza, tan sólo los árboles que le circundaban estaban seguros sobre sus fondos. Reivindicativos estilismos literarios escritos con pluma afilada, esa que surge en tiempos revueltos. Reflexiones que se escribían desde el corazón y la amargura, cuando la razón callada lo permitía.
Decía Víctor Hugo que “el porvenir está en las manos del maestro de escuela”. Los años que se viven y transcurren en los centros educativos son el germen del futuro. No en vano, muchos de los hombres y mujeres que han pasado por las aulas del Instituto, han influenciado de una manera u otra, sobre el desarrollo de la ciudad. No solamente han recibido en sus aulas, la instrucción y el conocimiento relativos a la formación académica, también valores y principios que inciden en esa necesaria y auténtica formación humana de las personas.
También es obligado, en una ocasión como esta, hablar de futuro. Y es que tenemos que concebir esta entrega de la medalla de oro no sólo como un agradecimiento y reconocimiento por la labor realizada, sino también por el papel fundamental que seguro va a seguir desempeñando el instituto, como motor de nuestra ciudad, junto al resto de centros educativos. Hay nuevos retos a los que se enfrenta la institución. Hacía referencia a ellos la Directora en el acto de inicio de este aniversario. Pero echando la vista atrás, y viendo el camino recorrido, en el que la adaptación y la superación de los obstáculos ha sido una constante, no cabe la menor duda de que de nuevo, esta vez, el Instituto alcanzará sus metas.
Termino ya. Y me despido como empecé, de la mano de Gabriel Celaya, con los últimos versos de su poema sobre el impacto que la labor docente tiene en el desarrollo personal de su alumnado
Es consolador
soñar mientras uno trabaja,
que ese barco, ese niño
irá muy lejos por el agua.
Soñar que cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos seguirá
nuestra bandera enarbolada.
Es aquí donde reside la verdadera grandeza de esta entidad educativa, en los docentes. El Instituto es lo que es y recibe hoy esta medalla porque ha contado con un equipo docente de excepción, capaz de dejar huella en el alumnado. Un equipo docente que ha desarrollado en nosotros una mirada crítica, que nos ha permitido comprender, en cierto modo, la realidad que nos envuelve, a partir de la interpretación de significados y la construcción compartida del conocimiento.
Y es precisamente uno de mis profesores de este Instituto, a quien recuerdo con inmenso cariño, quien me decía: “Miguel Ángel, escucha mucho y habla poco”. Así que no hablo más.
Enhorabuena, de corazón, y muchas gracias.
***
Cate Hernández VERDES
Estimadas personalidades que han venido a acompañar al Instituto Hermanos Amorós en su día grande, alcalde y compañeros y compañeras de Corporación, representantes del mundo educativo y social, población de Villena…¡¡¡ enhorabuena!!!
Sí, la ciudad de Villena, representada aquí por su corporación municipal en pleno, ha decidido conceder la Medalla de Oro de la ciudad al Instituto Hermanos Amorós. Este galardón que hoy entregamos es símbolo de nuestro reconocimiento público por la labor realizada, es agradecimiento a tantos y tantas profesionales que lo han hecho posible y han dejado su impronta en las jóvenes generaciones de cada nuevo año.
Con una breve mirada hacia el pasado quisiera recordar a las personas que hicieron posible que este instituto se levantara en Villena. Desde los alcaldes Luis García y Pascasio Arenas a la familia Amorós.
Los terrenos sobre los que se ubica, pertenecientes a una antigua finca de recreo, fueron donados al Ayuntamiento de Villena por la familia Amorós Por esa razón la Corporación Municipal acordó que este centro llevase el nombre de los hermanos Amorós en perenne recuerdo de gratitud a este mecenazgo. Por esa donación altruista y esa apuesta de la corporación vio la luz el Instituto Hermanos Amorós.
Ha sido durante muchos años un centro al que llegaba alumnado del entorno comarcal. Nuestra ciudad, tierra de frontera, permitió que este instituto también lo fuera y que en sus aulas, pasillos y patios el alumnado de Villena comenzara a familiarizarse con la juventud de los pueblos linderos, también con el habla valenciana, ofreciendo ya una hermosa muestra de convivencia de la que tan necesitada sigue estando nuestra sociedad. Progresivamente la creación de nuevos centros educativos en los pueblos próximos ha reducido su influencia al ámbito local, ¿quién de mi generación no tiene amistades en Benejama, en Biar, en Cañada fruto de este cóctel que ofrecía el Hermanos Amorós? Una lástima que esta mezcla fuera a menos, la diversidad siempre enriquece.
Como muchos de mis compañeros y compañeras hablo como responsable política que fui alumna de este centro y que sabe que el trabajo que hoy realizamos al servicio de Villena ha tenido una base sólida en las experiencias vividas, en la educación recibida, en el entusiasmo por saber transmitido, en las relaciones de juventud establecidas en el Instituto Hermanos Amorós. Con el paso del tiempo, como el edificio que se ha modificado para poder acoger las nuevas necesidades educativas, así ha sabido también el profesorado, que lo ha ido habitando y dando vida, adecuarse a las nuevas formas y necesidades de una juventud en constante movimiento y transformación.
La ciudad de Villena concede la medalla de oro al IES Hermanos Amorós por la identidad que ha sabido forjar, por el ideario y valores que le han caracterizado: educación pública, de calidad, educación en valores, democrática, educación en igualdad, de respeto a la naturaleza.
Si su objetivo sólo hubiera sido formar, no contextualizado el saber con el entorno, con las personas y con la sociedad de cada momento histórico, no hubieran educado. La palabra educar es mucho más amplia, habla también de compromiso, compromiso con el desarrollo integral de las personas, mujeres y hombres sin sesgos de género que estén capacitados para afrontar y tomar las riendas de su propia vida con autonomía y ésta no ha sido nunca, ni lo es en estos tiempos, una tarea fácil. A lo largo de tantos cursos académicos han habido muchos profesores y profesoras que han ido dejando huella en el alumnado, si cerramos los ojos seguro que recordaremos, cada quien a quien le tocó con la varita mágica el corazón, le despertó el interés o le abrió la mente y, recordarles, es hacerles presentes y ofrecerles este sencillo homenaje de agradecimiento. Gracias con mayúsculas a todo el profesorado por tantas semillas plantadas curso tras curso en cada nueva generación, semillas que nos dieron las alas y nos permitieron volar y crecer. Esa educación que desde el Instituto se ha fomentado: integral, crítica, comprometida nos permitió abrir puertas, palió las diferencias socioeconómicas que había entre el alumnado haciendo un poco más real la tan necesaria igualdad de oportunidades. El acabar con el elitismo, el ofrecer formación y excelencia educativa, el contribuir al cambio que Villena necesitaba en un momento en que toda España aspiraba a transformarse y llegar a los momentos actuales mirando de frente a los nuevos retos es lo que ha sido capaz de hacer este instituto de nuestra localidad y es lo que nos convoca hoy.
Podría desgranar la multitud de actos, actividades, acciones que el centro ha ido realizando en beneficio de su alumnado y por ende de la ciudad al completo, como de forma reiterada hemos puesto de manifiesto en este pleno. Podría también rescatar aquellas anécdotas personales y colectivas que jalonaron sus 50 años de andadura pero, cada grupo, cada generación tendrá las suyas por lo que en un acto de unidad y rememoración como éste, me quedo con lo que en todo momento el centro aportó. En dictadura y en democracia, en tiempos de bonanza y en los de crisis, en situaciones alegres y en las amargas las señas fueron claras: perseverancia, constancia, espíritu crítico, aspiración científica, ilusión, apuesta por las libertades.
No quisiera terminar sin agradecer también la labor de los equipos directivos que se han hecho cargo de llevar el peso de la organización, profesionales que ofrecieron y ofrecen mucho tiempo de su vida a cohesionar los equipos de trabajo, los claustros, a resolver los conflictos y que realizan una labor cotidiana que aunque no se vea ni se valore lo suficiente, es de reconocer como imprescindible, sin su esfuerzo la comunidad de un centro no funcionaria.
Hoy sigue siendo una necesidad el seguir ofreciendo un espacio formativo a la juventud en nuestra ciudad para ganar en desarrollo personal e intelectual y ahí sigue el Instituto Hermanos Amorós, en la brecha.
Quienes en él hemos estado lo recordamos como un Instituto en continua construcción y reforma que es alegoría de lo que como personas, sociedad y ciudad somos, gente, entidades necesitadas de cambio, construcción y mejora. El IES Hermanos Amorós lo ha ofrecido.
Hoy la ciudad de Villena se lo devuelve con la entrega de esta medalla oro a su labor.
Desde el Partido Verde en pleno y como Corporación Municipal muchiiisimas gracias IES Hermanos Amorós y nuestra más sentida ¡Enhorabuena!
***
Alcalde de Villena, Francisco Javier Esquembre
Vecinos/as compañeros/as de corporación, representantes de la UA y del campus de Alcoi de la Univ. P de Valencia, directores/as de los centros educativos de la ciudad, representante de Consellería de educación, comunidad educativa… buenas noches. Qué emocionante compartir este momento.
La verdad, como la educación, nos hace libres. Por eso cuando hace ahora 50 años el grupo de personas que hicieron posible la creación del Instituto hermanos Amorós tomaron las decisiones oportunas para ello, no solo contribuían a lograr un proyecto educativo, sino que apostaban seriamente por la mejora de la sociedad.
No hacía ni 4 años del descubrimiento del tesoro de Villena y un mayor tesoro comenzaba a aflorar: el de las oportunidades, el de la formación, el de la superación. Lo hemos dicho muchas veces pero no es frase retórica expresar que los casi 10 kilos de oro no son nada al lado de la inmensa labor formativa que desde un centro como esté ha producido fruto sobre la juventud de Villena y de la comarca. Quiénes eran, éramos o son ahora jóvenes, quienes se han beneficiado de su proceso educativo en el Instituto Hermanos Amorós, son parte de una gran bondad: la de conformar una sociedad dónde, gracias a la educación, la igualdad de oportunidades, aún con dificultades, se va haciendo realidad.
La corporación municipal recibió con alegría la propuesta de la concesión de la Medalla de Oro de la ciudad al Instituto Hermanos Amorós con motivo del 50 aniversario de su construcción. El pleno municipal la aprobó por unanimidad ratificando todos los méritos y logros del centro educativo merecedor de tan alta distinción municipal. Pero no son los 50 años los que dan el galardón, que nadie piense que con solo pasar el tiempo vienen los reconocimientos. Es el aporte en cada uno de esos años a la ciudad de Villena lo que hace del Instituto hermanos Amorós merecedor de la concesión de la Medalla de Oro de la ciudad. El aporte académico por supuesto, la capacidad de formar a jóvenes, y no tan jóvenes, que permita construir un futuro bien prosiguiendo estudios universitarios, más técnicos, más laborales o facilitando la inserción el mundo del trabajo. Pero también los méritos menos reglados, los de apertura, los de convivencia, los de crecimiento personal y colectivo, los de investigación, los de comprensión, los de encuentro y convivencia, los de hacer comarca, los de empezar a romper el duro oído villenero para el valenciano… Vaya si hay méritos, forjados con tesón, con dedicación de todo un profesorado que ha puesto más que conocimientos al servicio de la enseñanza.
Por decenas de miles contaríamos al alumnado que por el centro ha pasado, por miles al profesorado, por decenas los equipos directivos…A tantas personas que contribuyeron al funcionamiento y mejora del instituto les debemos un profundo agradecimiento. Ya fueran directores, directoras, profesorado, administrativas/os, conserjes o limpiadoras Muchas personas han dado grandeza al centro. Pero de manera especial el agradecimiento podemos remontarlo un poco en la memoria, llevarlo hasta la familia Amorós que donó el terreno para la construcción del centro, a don Luis García Cervera, alcalde que impulso la idea, a don Pascasio Arenas alcalde en cuyo mandato se terminó la obra y a un largo etcétera de personas que desde distintos ámbitos y estamentos dieron mucho por este centro. Muchos estáis aquí… Otras personas ausentes. Podríamos nombrarlos, pero ubiquémoslos en nuestro silencio y en nuestras manos. Para los que nos dejaron… os pido un fuerte aplauso. Para quienes seguís aquí, en nombre de la ciudad de Villena: muchísimas gracias
Y para ser un centro educativo podemos entrar en la gran contradicción que aquí dos más dos no son cuatro, ni su cuadrado ni su enésima potencia. Aquí la suma de mucho es una amplia complementación, una multiplicación de bienes e iniciativas. El sumatorio no es exacto, es una apuesta de futuro mayor que las contribuciones particulares a lo largo del tiempo. Se educa en el hoy pensando en mañana. Haciendo camino al andar.
Porque hemos vivido que en cada momento se han conjugado verbos de manera amplia. Antes del 75 y después, en la mayor plenitud de nuestro sistema político y educativo el buen hacer de mucha gente, el aporte de tantas personas implicadas en el Instituto ha hecho que muchos jóvenes y adultos forjen en su futuro. Desde la exigencia académica, desde el rigor científico e intelectual, desde la apertura de miras y de valores, desde las posibilidades de ocio y recreación. Y con ello ha logrado que esta querida ciudad de Villena se vaya transformando, como lo ha hecho el centro. Más allá de rescatar ese “Villena ya no es Villena sino que es un pequeño Madrid… (con instituto y todo).” Lo cierto es que al amparo y cobijo de tantas personas formadas en este Instituto se ha comprendido y cambiado nuestra ciudad de mejor manera.
Con el paso del tiempo todo estos aciertos los podemos extrapolar a otros centros como el IES Navarro Santafé a Las fuentes pero qué duda cabe que en un momento donde el acceso a la educación no era tan sencillo ni tan universal la presencia del Hermanos Amorós permitió abrir un camino, una ruta y un futuro digno de elogiar y de reconocer.
Por eso como alcalde de Villena en nombre de toda la ciudad y en señal de gratitud os hago entrega de la Medalla de Oro al IES Hermanos Amorós.

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