LAS ESCUADRAS
Al ritmo lento y cansino de una tonada agarena que trae el nómada acento de caravana viajera; o a los compases más vivos de un pasodoble, se acerca la escuadra en fila apretada, que iris en color semeja.
Y ora se desplaza rígida; oro da un cuarto de vuelta, girando sobre un extremo con acompasada flema; oro ondula cual serpiente; ora en fragmentos se quiebra, para volver a soldarse con estudiada presteza.
Es la hueste de feroces hijos del África bélica; los fanáticos que el Atlas con sus cismas ensangrientan y a quienes un visionario reclutó y lanzó a la Iberia, sin darles tiempo a raparse aquellas barbazas negras que apenas lugar al puro, tapando la boca, dejan.
Tras ellos van los cristianos, pisándoles las espuelas; almogávares bajados de las más bravías sierras; labradores levantinos con los dones de sus huertas; piratas que en sus patillas flotando la audacia llevan; cabalgadas andaluzas con ostentosa majeza; estudiantes de cuchara (y no latín) en la testa... los que siguen a Mahoma y los que por Cristo bregan, cargados todos con lanzas, adargas, puñales, pértigas; picos y clavas ferradas, atambores y trompetas, banderolas, estandartes. mochilas e impedimenta para una larga campaña en que se ventila y tercia la conquista del castillo y los campos de Villena.
Y aunque el empeño merece que el odio su sangre encienda, no vienen lanzando gritos, ni se insultan, ni se inquietan, ni echan por los ojos lumbre, ni espuma por bocas echan; antes, se pinta en sus rostros una feliz complacencia; sonríen bajo las barbas, y sus pupilas destellan chispitas de amor, delante de los palcos de las bellas, al eterno femenino rindiendo caballeresca pleitesía, cual compete o la hidalga descendencia de Reinaldos y Amadises, héroes de amor y de guerra.
Al ritmo lento y cansino de una tonada agarena que trae el nómada acento de caravana viajera; o a los compases más vivos de un pasodoble, se acerca la escuadra en fila apretada, que iris en color semeja.
Y ora se desplaza rígida; oro da un cuarto de vuelta, girando sobre un extremo con acompasada flema; oro ondula cual serpiente; ora en fragmentos se quiebra, para volver a soldarse con estudiada presteza.
Es la hueste de feroces hijos del África bélica; los fanáticos que el Atlas con sus cismas ensangrientan y a quienes un visionario reclutó y lanzó a la Iberia, sin darles tiempo a raparse aquellas barbazas negras que apenas lugar al puro, tapando la boca, dejan.
Tras ellos van los cristianos, pisándoles las espuelas; almogávares bajados de las más bravías sierras; labradores levantinos con los dones de sus huertas; piratas que en sus patillas flotando la audacia llevan; cabalgadas andaluzas con ostentosa majeza; estudiantes de cuchara (y no latín) en la testa... los que siguen a Mahoma y los que por Cristo bregan, cargados todos con lanzas, adargas, puñales, pértigas; picos y clavas ferradas, atambores y trompetas, banderolas, estandartes. mochilas e impedimenta para una larga campaña en que se ventila y tercia la conquista del castillo y los campos de Villena.
Y aunque el empeño merece que el odio su sangre encienda, no vienen lanzando gritos, ni se insultan, ni se inquietan, ni echan por los ojos lumbre, ni espuma por bocas echan; antes, se pinta en sus rostros una feliz complacencia; sonríen bajo las barbas, y sus pupilas destellan chispitas de amor, delante de los palcos de las bellas, al eterno femenino rindiendo caballeresca pleitesía, cual compete o la hidalga descendencia de Reinaldos y Amadises, héroes de amor y de guerra.
EL CABO DE ESCUADRA
Y al frente de ellos, magnífico de ademán y gentileza veréis al cabo de escuadra, blandiendo con mano diestra el curvo alfange, la espada, la navaja albaceteña o,simplemente, una estaca de retorcida silueta.
Contempladle, satisfecho de llevar tal encomienda; sus figuras, sus miradas, son modelo de elocuencia; y ora extiende entrambos brazos cual brindando paz fraterna, ora apretados los cruza y en su abrazo nos encierra; ora su cuerpo se encoge cual felino ante su presa, ora se estira y expande como león tras la siesta, ora arrima las espaldas, de los suyos a la égida, porque soportar el peso de su jefe les competa; ora la fila recorre de punta a punta y rodea, enarbolando el acero cual hoz que en el aire siega; ora los parte en dos alas que giran como dos puertas; ora, diestro, los dirige en circumgiros y trenzas que en el pavimento bordan arabescos y cadenas, siendo su arte, de la Entrada la nota más pintoresca.
Ha pasado uno comparsa y otra aparece tras ella, se suceden cual olas que avanzan sobre la arena y los sones de las bandas, y el bullicio de colmena de tantas gentes felices atruena la Corredera.
UN AÑO MAS …
Pasaron, y ya de lejos ecos apagados llegan que nos dejan en el alma cierto vacío y tristeza.
Queda la calle en silencio: abandonada y desierta, en el polvo las reliquias, tal como sala de fiestas, después que los convidados la abandonan, y allí queda solo un vaho de la dicha que gozaron, y cual deja la nave, tras de su quilla, plumón de efímera estela.
¡Un año más! -nos decimos, sacando la triste cuenta-.
Pero el tiempo, como el agua, va cantando por la alberca de la Historia, hora tras hora, el poema de Villena, la bella ciudad que oculta cicatrices de epopeya bajo el laurel siempre tierno de sus constantes empresas, la que guarda en el Santuario, como la concha su perla, un tesoro de Virtudes y una fuente de grandezas.
RAMÓN JORDÁ - MAESTRO NACIONAL
Revista de Fiestas de 1950
Y al frente de ellos, magnífico de ademán y gentileza veréis al cabo de escuadra, blandiendo con mano diestra el curvo alfange, la espada, la navaja albaceteña o,simplemente, una estaca de retorcida silueta.
Contempladle, satisfecho de llevar tal encomienda; sus figuras, sus miradas, son modelo de elocuencia; y ora extiende entrambos brazos cual brindando paz fraterna, ora apretados los cruza y en su abrazo nos encierra; ora su cuerpo se encoge cual felino ante su presa, ora se estira y expande como león tras la siesta, ora arrima las espaldas, de los suyos a la égida, porque soportar el peso de su jefe les competa; ora la fila recorre de punta a punta y rodea, enarbolando el acero cual hoz que en el aire siega; ora los parte en dos alas que giran como dos puertas; ora, diestro, los dirige en circumgiros y trenzas que en el pavimento bordan arabescos y cadenas, siendo su arte, de la Entrada la nota más pintoresca.
Ha pasado uno comparsa y otra aparece tras ella, se suceden cual olas que avanzan sobre la arena y los sones de las bandas, y el bullicio de colmena de tantas gentes felices atruena la Corredera.
UN AÑO MAS …
Pasaron, y ya de lejos ecos apagados llegan que nos dejan en el alma cierto vacío y tristeza.
Queda la calle en silencio: abandonada y desierta, en el polvo las reliquias, tal como sala de fiestas, después que los convidados la abandonan, y allí queda solo un vaho de la dicha que gozaron, y cual deja la nave, tras de su quilla, plumón de efímera estela.
¡Un año más! -nos decimos, sacando la triste cuenta-.
Pero el tiempo, como el agua, va cantando por la alberca de la Historia, hora tras hora, el poema de Villena, la bella ciudad que oculta cicatrices de epopeya bajo el laurel siempre tierno de sus constantes empresas, la que guarda en el Santuario, como la concha su perla, un tesoro de Virtudes y una fuente de grandezas.
RAMÓN JORDÁ - MAESTRO NACIONAL
Revista de Fiestas de 1950
Cedida por... Mercedes Pardo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario