ESPECIAL DIA 4 QUE FUERA
Los toreros profesionales
Los tiempos habían cambiado. Ya no se trataba de las pueblerinas capeas y becerradas tan extendidas por toda la geografía española, a las que se suele aplicar la denominación de "corridas de vacas", sino de verdaderas corridas de toros o novillos a cargo de profesionales del toreo. El 16 de julio de 1849, José Parra, "torero en el barrio de San Benito de Murcia", como él mismo se define, escribe al Ayuntamiento ofreciéndose, con su "compañía de lidiadores", para las corridas que se habían de celebrar en los días de feria, "bien se maten algunos animales, bien no". Dice que su persona no es desconocida en la población, y que aunque ha fallecido su hermano Celestino, no han desaparecido los "Parras", como se había propalado.
El 26 de mayo de 1853, Joaquín Moreno, "el Rosco" (?), "espada de la compañía con picadores de Albacete", se ofrece para las dos o tres corridas de toros que piensan celebrarse para el día de San Juan. Dice que pueden informarse en Jumilla, Almansa y otros puntos en donde intervino el año anterior. Es curiosa la postdata de esta carta, interesante para la historia del servicio de Correos, pues dice textualmente: "no se le a franqueado a V por si acaso no la recibía, porque con el franco (sic) se an perdido".
El 2 de junio de ese mismo año se autorizó la petición de José M.' Reus y Joaquín Navarro, formulada el 16 de mayo, para celebrar algunas "funciones" de novillos en los días festivos del verano, para, con sus productos, socorrer a los enfermos, aunque habrían de abonar la matrícula y el cinco por ciento como estaba ordenado.
El Gobernador Civil, José María Palarea, escribe al Alcalde en agosto de 1857 que el matador de toros MiguelReig se le había quejado de que Miguel Tayo se niega a cumplir el compromiso que tiene contraído de ir a Orihuela a lidiar vacas en los días 15 y 16, y le requiere para que haga comparecer al referido Tayo y a los testigos del contrato, y una vez reconocida la firma, se le obligue a presentarse en aquella ciudad a cumplir sus compromisos. No sabemos qué relación pudiera existir en aquellos momentos entre el torero y el Ayuntamiento de Villena para que se le haga al Alcalde tal requerimiento.
En 1862, Pascual Saúco Navarro, "deseoso de complacer al público en una diversión que tanto le apetece", fórmula esta que ya hemos visto utilizada en otras ocasiones, solicita dar corridas los días 22, 24 y 29 de junio, y 26 y 27 de julio, y espera se le conceda "el lugar de costumbre". El Ayuntamiento, en atención a que las corridas iban a celebrarse en la Plaza del Mercado, con notable perjuicio de los vecinos, autoriza solamente las de junio, sin prórroga alguna. El solicitante debe presentar, además, el certificado de inscripción en la matrícula del subsidio industrial.
Los impedimentos y dificultades son cada vez mayores. El 6 de julio de ese mismo año de 1862, Joaquín Navarro, a quien ya hemos visto figurar como empresario en 1848, y que debía estar en relación con el mencionado Pascual Saúco, pide licencia para dar tres corridas en el mes de julio y en la Plaza de la Constitución, porque, de las tres que tenía autorizadas para junio, no se dieron más que dos, y solicita que le dejen la plaza hasta el 27 de junio para enjugar el déficit. El Ayuntamiento se lo denegó.
Los tiempos habían cambiado. Ya no se trataba de las pueblerinas capeas y becerradas tan extendidas por toda la geografía española, a las que se suele aplicar la denominación de "corridas de vacas", sino de verdaderas corridas de toros o novillos a cargo de profesionales del toreo. El 16 de julio de 1849, José Parra, "torero en el barrio de San Benito de Murcia", como él mismo se define, escribe al Ayuntamiento ofreciéndose, con su "compañía de lidiadores", para las corridas que se habían de celebrar en los días de feria, "bien se maten algunos animales, bien no". Dice que su persona no es desconocida en la población, y que aunque ha fallecido su hermano Celestino, no han desaparecido los "Parras", como se había propalado.
El 26 de mayo de 1853, Joaquín Moreno, "el Rosco" (?), "espada de la compañía con picadores de Albacete", se ofrece para las dos o tres corridas de toros que piensan celebrarse para el día de San Juan. Dice que pueden informarse en Jumilla, Almansa y otros puntos en donde intervino el año anterior. Es curiosa la postdata de esta carta, interesante para la historia del servicio de Correos, pues dice textualmente: "no se le a franqueado a V por si acaso no la recibía, porque con el franco (sic) se an perdido".
El 2 de junio de ese mismo año se autorizó la petición de José M.' Reus y Joaquín Navarro, formulada el 16 de mayo, para celebrar algunas "funciones" de novillos en los días festivos del verano, para, con sus productos, socorrer a los enfermos, aunque habrían de abonar la matrícula y el cinco por ciento como estaba ordenado.
El Gobernador Civil, José María Palarea, escribe al Alcalde en agosto de 1857 que el matador de toros MiguelReig se le había quejado de que Miguel Tayo se niega a cumplir el compromiso que tiene contraído de ir a Orihuela a lidiar vacas en los días 15 y 16, y le requiere para que haga comparecer al referido Tayo y a los testigos del contrato, y una vez reconocida la firma, se le obligue a presentarse en aquella ciudad a cumplir sus compromisos. No sabemos qué relación pudiera existir en aquellos momentos entre el torero y el Ayuntamiento de Villena para que se le haga al Alcalde tal requerimiento.
En 1862, Pascual Saúco Navarro, "deseoso de complacer al público en una diversión que tanto le apetece", fórmula esta que ya hemos visto utilizada en otras ocasiones, solicita dar corridas los días 22, 24 y 29 de junio, y 26 y 27 de julio, y espera se le conceda "el lugar de costumbre". El Ayuntamiento, en atención a que las corridas iban a celebrarse en la Plaza del Mercado, con notable perjuicio de los vecinos, autoriza solamente las de junio, sin prórroga alguna. El solicitante debe presentar, además, el certificado de inscripción en la matrícula del subsidio industrial.
Los impedimentos y dificultades son cada vez mayores. El 6 de julio de ese mismo año de 1862, Joaquín Navarro, a quien ya hemos visto figurar como empresario en 1848, y que debía estar en relación con el mencionado Pascual Saúco, pide licencia para dar tres corridas en el mes de julio y en la Plaza de la Constitución, porque, de las tres que tenía autorizadas para junio, no se dieron más que dos, y solicita que le dejen la plaza hasta el 27 de junio para enjugar el déficit. El Ayuntamiento se lo denegó.
DIA 4 QUE FUERA 1996
Cedido por... Joaquín Sánchez.
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