¡VILLENA MÍA…!

Como otras veces vengo a cantar las excelencias de este rincón.
¡Dejad que humilde cante el juglar poniendo enteró su corazón!
iVillena mía ...!
Tú eres el pueblo donde he nacido.
Tú eres emblema de la hidalguía; tú eres el nido de mis amores; la honrada cuna de mis mayores,
iVillena mía!
Sí yo te adoro, nadie censure mi amor prolijo que simboliza mi gran tesoro, porque de fijo, si es mí Víllena como una madre, justo es que un hijo sienta un afecto que bien le cuadre.
De tu castillo de estilo moro, feliz añoro gratas escenas, cuya fragancia llenó de encantos mi tierna infancia.
¡Torres graciosas del pueblo mío, que entre la urdimbre del caserío se alzan airosas!
¡Torres enhiestas, en cuya altura los campanarios, llenan el aire de los más varios fúnebres sones y ecos de fiestas!
De tus campanas, el «campanón», vibra de suerte que es el anuncio de aciaga muerte si acaso dobla con triste son. Y si repica «la campanica» su acento indica que nos visita «La Morenica»
Nuestra Señora de las Virtudes; la de más altas excelsitudes y de más puras sublimidades.
La que adoramos fervientemente por sus bondades que no se borran de nuestra mente. ¡Nuestra alegría¡
¡Lo más preciado de nuestros bienes! ¡Lo que tú tienes de más valía.
¡Villena mía ...!
¡Dejad que humilde cante el juglar poniendo enteró su corazón!
iVillena mía ...!
Tú eres el pueblo donde he nacido.
Tú eres emblema de la hidalguía; tú eres el nido de mis amores; la honrada cuna de mis mayores,
iVillena mía!
Sí yo te adoro, nadie censure mi amor prolijo que simboliza mi gran tesoro, porque de fijo, si es mí Víllena como una madre, justo es que un hijo sienta un afecto que bien le cuadre.
De tu castillo de estilo moro, feliz añoro gratas escenas, cuya fragancia llenó de encantos mi tierna infancia.
¡Torres graciosas del pueblo mío, que entre la urdimbre del caserío se alzan airosas!
¡Torres enhiestas, en cuya altura los campanarios, llenan el aire de los más varios fúnebres sones y ecos de fiestas!
De tus campanas, el «campanón», vibra de suerte que es el anuncio de aciaga muerte si acaso dobla con triste son. Y si repica «la campanica» su acento indica que nos visita «La Morenica»
Nuestra Señora de las Virtudes; la de más altas excelsitudes y de más puras sublimidades.
La que adoramos fervientemente por sus bondades que no se borran de nuestra mente. ¡Nuestra alegría¡
¡Lo más preciado de nuestros bienes! ¡Lo que tú tienes de más valía.
¡Villena mía ...!
Grata memoria guarda tu Historia, de ilustres nombres llenos de gloria, de aquellos hombres que enaltecieron la patria mía.
Extraído de la Revista de Fiestas "Villena Azul" de 1940


Chapí, fué el genio recio y fecundo de las supremas inspiraciones que aplaude el mundo por sus hermosas composiciones.
Y es que sus obras son inmortales; tienen la palma, de lo que engendran los musicales puros lenguajes con que habla el alma.
Y aquel estóico teniente heróíco, muerto en las playas de Cebadilla, dió con su hazaña que maravilla, prieta inefable de amor a España.

Tiene mí pueblo bellas mujeres; Tiene Villena grandes talleres; famosa industria, que patentiza grandes ideas y sintetiza, con la estridencia de sus motores y sus poleas, bella cadencia.
Dan al conjunto, sus chimeneas,/ sello indudable de su progreso.
¡Villena es eso!
La exuberancia de sus campiñas con que se adornan mis patrios lares, dan una idea de la abundancia de extensas viñas y de olivares; de ópimo fruto de vega inmensa que es del trabajo la recompensa.
No encuentro frases para cantarte como quisiera mi fe sincera para ensalzarte; pero me dice mí afán profundo, lleno de amores y de ufanía, que eres... ¡el pueblo mejor del mundo!
¡Villena mía...!
Ricardo Menor

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