27 ago 2021

1951 LOS TRES SEÑORES DE VILLENA

LOS TRES SEÑORES DE VILLENA 
DINASTÍA DE LOS MANUELES
Por… Joaquín Candel
Otra vez nos sentimos perplejos ante la invitación cariñosa y emotiva de unos amigos coterráneos. Reiteran su petición de nuevas notas sobre la historia de nuestra querida ciudad.
Persistimos en nuestro deseo de vulgarizar gloriosas efemérides que nos unan en un dilecto amor, en un sentir común y fraternal por nuestra tierra.
Hablamos el año anterior de su castillo; pretendemos hacerlo ahora de sus señores.
En el tráfago guerrero y proceloso del medievo, Villena aparece y reaparece unida a la historia de los dos reinos de Castilla y Aragón. Si la primera generación de señores se enraíza en el Rey Santo Fernando III, la de Marqueses se entronca en la Corona de Aragón; en la descendencia de D. Jaime II.
Narremos sintéticamente la genealogía de aquellos Infante y Caballeros, destacando algunas anécdotas culminantes de sus gobiernos.
Podremos titularla: Generación de los Manueles.
El primer señor de Villena se intitula el Infante D. Manuel; hijo del Rey Santo D. Fernando III. Su padre le dona el Señorío y lugares de Villena, terminada la reconquista de los mismos. Recordemos que nuestro castillo y villa se rindieron a los caballeros de Calatrava de la Orden de Aragón, al Comendador de Alcañiz y a los almogávares que acompañaban a D. Jaime I en sus conquistas. Quedaron frustrados dos anteriores intentos de asalto por el Infante D. Fernando de Aragón y el célebre guerrero D. Artal de Alagón. Se rinde Villena y su castillo en 1.240, dos años después de la conquista de Valencia. D. Jaime I consiente en que se entreguen el castillo y la plaza a sus ejércitos, pero que se gobiernen en nombre de su señor, D. Manuel, el Infante de Castilla. Cronistas e historiadores disienten si perteneció anteriormente a D. Fadrique, hermano de D. Manuel. Fúndanse en que éste, en 1.247 ó 1.248, gobernaba nuestra ciudad, al rebelarse contra el Rey Conquistador los moros del Reino de Valencia. El Rey de Aragón decreta la expulsión de los infieles de Játiva y demás castillos y villas, por él tomados, fuera del Reino de Valencia; pero mandó que los guiaran hasta Villena. Dice la crónica que la columna de los que abandonaban sus casas y tierras ocupaba hasta cinco leguas por el camino de Murcia. D. Fadrique cobró un besante por cada cabeza morisca que pasara por la villa, recogiendo hasta cien mil besantes.
Interviene D. Manuel en el Consejo célebre que convoca D. Alfonso X el Sabio para in-terpretar el derecho de sucesión a la Corona de Castilla, por haber fallecido su hijo mayor, a quien hubiera correspondido. Todos los consejeros dudan en la interpretación de tal derecho de representación extablecido por el Rey Sabio en su Cuerpo legal «Las Partidas». Sólo se hermano el Infante D. Manuel a quien pudiéramos considerar como primer hermeneuta de ellas, pronuncia aquellas célebres frases, estableciendo el derecho de representación, al decir "e si el mayor que viene del árbol fallece, debe fincar la rama de so él, en somo". De este modo se declara por la sucesión en los Infantes de la Cerda.
En las Cortes de Valladolid de 1.282, es D. Manuel el que dicta la sentencia, en vista de la rebeldía contra su hermano de los caballeros, ricos hombres, familia y hasta de su esposa D.ª Violante. Declara a D. Alfonso privado de la autoridad Real, dando el titulo de Rey a su hijo D. Sancho. Aunque éste no aceptó, por modestia, dicho título de Rey, sí que lo hizo con el de Príncipe heredero y Regente del Reino.
Nuestro Señor el Infante D. Manuel, debió fallecer durante el reinado de este D. Sancho IV el Bravo, que transcurrió desde 1.284 a 1.295. Su nombre no aparece relacionado durante este lapso de tiempo en ningún hecho de trascendencia histórica.
Segundo señor de Villena:
Es D. Juan Manuel. Sucede en el señorío a su padre el Infante D. Manuel. Prolijo y difícil es seguir el dramatismo de su vida a través del enredijo histórico, a principios del Siglo XIV. Se desenvuelve en intrigas, guerras, tratados. Este legendario personaje, activo político, guerrillero, diplomático astuto y sagaz, termina siendo notable escritor, cronista, filósofo, astrólogo y brillante rimador.
Durante los reinados de Fernando IV el Emplazado (1.295 a 1.310) y de D. Alfonso XI (1.312 a 1 350) su actividad es inaudita.
En el primero, durante las guerras entre el Rey y el turbulento Infante D. Juan, los Haros y los Loras, D. Jean Manuel desempeña el papel de actor eminente. Acuerdan los Reyes de Castilla y Aragón promover la guerra a los moros. En 1.308 las Cortes de Madrid aprueban la empresa. Se decide que el ejército de Castilla emprenda el sitio de Algeciras. El Infante D. Juan abandona al Rey, desamparando el cerco, y con él varios caballeros, entre los que se encuentra como figura principal nuestro D. Juan Manuel.
En el tratado de Campillo, (1.304 a 1.305) se dirimen las diferencias entre los Reyes de Aragón y Castilla; queda incorporada Villena a la Corona de Aragón y se le reconoce a D. Juan Manuel el señorío de la misma así como el de Peñafiel.
Al proclamarse Rey D. Alfonso XI en 1.312, pretende nuestro magnate la tutela del Monarca con D. Pedro y D. Juan, tíos del Rey. Queda a la muerte de ellos como única tutora D.ª María de Molina. Se encarga el Rey del gobierno en 1.325, renunciando a la tutoría los Infantes pretendientes D. Felipe y D. Juan (El Tuerto). Se confabula éste con D. Juan Manuel ofreciéndole a aquél la mano de su hija D.ª Constanza. El Rey para deshacer la confabulación también pide a D. Juan Manuel la mano de su hija. Se firma el casamiento dando D. Juan Manuel en rehenes, hasta que el Rey tuviese sucesión, el Alcázar de Cuenca y los Castillos de Huete y Lorca. Entonces se nombra a D. Juan Manuel Adelantado de la frontera (1.325). No se consumó el matrimonio del Rey por la tierna edad de la Infanta D.ª Constanza, ni pudo éste confirmar su título de Rey de Castilla, aunque algunos así lo consideraron, durante tres años. Impresionado el señor de Villena por el asesinato del Infante D. Juan, (El Tuerto), en Toro, se desnatura, o deja el adelantamiento de la frontera, retirándose a sus tierras. Se aparta del servicio del Rey de Castilla y se alía con el de Aragón y el Emir de Granada.
Es D. Juan Manuel (aquel Infante loco y caduco como lo calificaba el Deán Ortiz) el único grande que persiste en la rebeldía contra el Rey. Sólo restaba a Alfonso XI someter al señor de Villena. De sus castillos salían sus hombres como salteadores de pueblos y villas del señorío real. Tan irreductible era su poder en aquellos reinados, que en la célebre entrevista que tuvo en Castelfabib, en 18 de Febrero de 1.334, con el Rey de Aragón Alfonso IV, su deudo y aliado, se pactó el matrimonio de una hija de D. Juan Manuel con el Infante D. Fernando, hijo de aquel Rey. Se le otorga entonces el título de Príncipe o Duque de Villena, reconociendo que procedía de la Casa Real de Castilla.
Interesante fue la carta de reconocimiento del Principado otorgada por D. Juan Manuel, en la que se obligaba a no acuñar él ni sus sucesores, moneda alguna en sus Estados.
Desconfiaba el Príncipe de Villena del Rey de Castilla, temiendo le despojara de sus Estados. Imagina y consigue nuevo acuerdo y acomodamiento; se celebra éste en Madrid con la mediación de la madre de D. Juan Núñez, D.ª Juana. Para conseguirlo, tuvo que ceder D. Juan Manuel al Rey la soberanía de sus villas y castillos de Escalona, Cartagena y uno de Peñafiel, que pertenecían a su Principado. Fué entonces la primera vez que se humilló al Monarca castellano y besó su mano, cuando éste se hallaba en Cuenca. El Rey se obligó a respetar a nuestro Príncipe en sus Estados.
D. Juan Manuel fué el único de los tres rebeldes contra Alfonso XI que salió bien librado.
Desconocida es la fecha de su muerte, pero se supone próxima a los años 1.343 o 44. Al poner el Rey sitio a Gibraltar, en 1.349, ya figuró su hijo D. Fernando. Este y otros caballeros aconsejaron al Monarca desistiera de su empeño, porque una terrible epidemia castigaba al ejército en el campamento.
Admiramos profundamente a este caballero. Sus trajines guerreros y diplomáticos no le impiden ejercitar su pasión literaria. Destaca como figura preeminente en la historia de las letras, del siglo XIV, considerándole como continuador del Arcipreste de Hita. Pero su arte bordea los conocimientos filosóficos y la técnica militar. Sus rimas son delicadas y jugosas. Fué prolijo en sus obras; algunas tan conocidas como «El Conde Lucanor», figura en las antologías clásicas. Otras sobre política y caballería son precursoras del Siglo de Oro. Recordemos «El Libro de los Estados»; «El libro del Caballero y del Escudero»; «El de Los Infantes». Iniciador de los de táctica militar escribe «El arte de los Engaños o tratado de máquinas militares»; «La de didáctica poética»; «Reglas como se debe trovar»; relata los sucesos de sus tiempos en «El Cronicón».
Por la índole de estas notas omitimos consideraciones sobre ellas.
Pasemos al tercer señor de Villena:
Es D. Fernando Manuel, sucesor en el señorío de su padre. D. Juan Manuel. Brevísimo fué su paso por la historia. No se dilató más de un año.
Los cronistas le destacan en aquel cortejo fúnebre que acompañaba al cadáver de Alfonso XI desde Gibraltar a Sevilla. Sabemos que este Monarca falleció en 1.350.
Durante el reinado de D. Pedro I el Cruel, la hermana de D. Fernando de Villena, D.ª Juana, es causa de una curiosa intriga. Cuando llega a Sevilla D.ª Leonor de Guzmán, la recluye el Conde de Alburquerque, valido del Rey, en la cárcel de Palacio. No evocaremos los motivos de este hecho, ni los de la rivalidad odiosa, existente entre los causantes de la trágica historia de aquel reinado. El de Alburquerque rige la voluntad del Monarca. Garantizaba a la dama D. Juan Núñez de Lara; a pesar de ello, el portugués la tiene sumida en la prisión. El Conde D. Enrique, (después Rey fratricida) iba a visitar en la cárcel a su madre. La Reina madre y el valido portugués imaginan casar a D.ª Juana con el Rey D. Pedro o con el Infante de Aragón, D. Fernando. Fracasa el intento la de Guzmán, casando inopinadamente a su hijo D. Enrique ll (después Rey bastardo) con la hermana de D. Fernando Manuel. Motivó ello el enojo del Rey; la crueldad con la prisionera y hasta, dicen, la muerte del de Lara.
El último señor de Villena falleció casi al mismo tiempo que el D. Juan Núñez en dicho (año 1.350). El señorío quedó asumido en la corona a la muerte de su hija D.ª Blanca, de la que se carece de datos precisos para afirmar si fué continuadora en el Señorío.
Terminemos esta narración con las frases del cronista Pedro López de Ayala: «En 1.350, fincó en su tierra (si nuestra querida tierra) D. Fernando Manuel de Villena, fijo de D. Juan Manuel, que dejó el dicho D. Fernando una fija que dijeron D.ª Blanca, la cual ovo, de su mujer D.ª Juana, que decían Despina, fija del Infante de Aragón que decían D. Ramón Berenguel; la cual D.ª Blanca fué después traída, por mandado del Rey D. Pedro (El Cruel) a Sevilla, y allí finó, según adelante diremos; e fincó toda la tierra, que se decía de D. Juan e agora se llama El Marquesado, en el Rey D. Pedro, ca non dejara otro heredero la dicha D.ª Blanca».
Sintamos con fervoroso amor la historia de nuestra tierra tan densa de noblezas, gallardías y altruísmos, para que perduren en nuestro carácter.
Extraído de la Revista Villena de 1951

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