Lanzar a la luz pública un nuevo número de nuestra revista, ya merecidamente prestigiosa, es empresa no exenta de responsabilidad, que afrontamos gustosos con la esperanza de no perder altura y mantenernos, cuando menos, en la cota alcanzada durante las siete apariciones anteriores.
Bien sabemos que no estamos todavía en esa alta cima desde la que Nuestra Señora de las Virtudes, fulgurante luz del montañero refugio, ilumina y alienta nuestra ascensión.
Con los ojos puestos en esa cumbre, por lo demás humanamente inasequible, hacemos de nuevo un alto en el camino para saludar a los numerosos amigos y colaboradores que animan nuestro esfuerzo y a los que prometemos no cejar en el empeño de conseguir para nuestra Ciu-dad una publicación digna de sus muchos merecimientos.
Extraído de la Revista Villena de 1958
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