ROMERÍA DÍA 5
Las campanas repican jubilosas
anunciando que el Clero ya se va,
por nuestra Augusta Reina que impaciente
esperando está allá.
Ya sale del Santuario «La Señora»
su campana repica sin cesar,
sus romeros la cogen amorosos
¡Ya empiezan a caminar!
La seguimos contentos dando gracias
por poderla adorar un nuevo año
que pasó, entre amarguras, alegrías...
y tristes desengaños.
Llega a la Cruz de piedra, la detienen
y siguiendo la antigua tradición
quitan la vara al manto y aprisionan
su cuerpo al cinturón.
La tarde hermosa, el sol con su belleza
ilumina su rostro angelical,
y entre vivas gozosos y oraciones
se llega al arenal.
El camino penoso, que ahora empieza
velozmente se cambia en senda hermosa
pues cuando hay amor grande, las espinas
se apartan de las rosas.
Del arenal salimos satisfechos
sin muestra de cansancio ni fatiga.
«La Madre» enamorada de sus hijos
dulcemente los mira.
La Romería gozosa, ya se acerca
a la ermita de San Bartolomé,
los que vigilan desde el campanario
prepican... ya la ven.
Al llegar, gran descanso, merendamos
otros rezan junto a la Madre buena
y al empezar de nuevo a caminar
divisamos Villena.
« Villa Virtudes» última parada.
Sobremesa que llena está de flores
símbolo de esperanza, de alegría...
de fe grande, de amores.
Agonizó la tarde, ya anochece
fragante olor de alábega, que embriaga
y ya, por todas partes villeneros
esperando a su amada.
Con sus cuatro faroles encendidos
llega la Virgen a los Salesianos
entre grandiosos fuegos de artificios
músicas y disparos.
Y Villena, por Ella bendecida
al contemplarla entusiasmada grita.
¡Viva nuestra Patrona! ¡Salve Madre!
¡Viva la Morenica!
Elena Montiel de López
Extraído de la Revista Villena de 1975
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