SENTIDO CRISTIANO DE NUESTRAS FIESTAS.
Han trascurrido siete siglos desde que las huestes del Rey de Castilla recibieran las llaves de nuestra ciudad, siete siglos ha que definitivamente Villena entró a formar parte de la Cristiandad y casi igual lapso de tiempo, que subsiste una institución que representa en toda su amplitud el perfecto retrato del alma villenense. Nos referimos a nuestras maravillosas fiestas.
Desde la fecha en que la enseña de la Media Luna cayó de las almenas de nuestra secular fortaleza y Villena entró a formar parte del reino castellano, grandes vicisitudes han sufrido nuestros incomparables festejos, pero ni guerras, ni desolaciones, ni períodos críticos de la historia nacional, ni aun la voluntad, mal encauzada, de los gobernantes han podido destruirlas y gracias al cariño y esfuerzo de los villenenses en pro de sus gloriosas efemérides, es así como éstas han subsistido hasta nuestros días. Ni el mismo veneno materialista, que en mal hora inundó a España con sus doctrinas, pudo hacer mella en el apasionado corazón de los villenenses por sus típicos festejos. Y es que estas fiestas que anualmente celebra nuestra nobilísima ciudad en honor de si Excelsa Patrona la Santísima Virgen de las Virtudes, son algo tan consustancial con su manera de ser, algo tan ligado a su propia existencia, que si llegasen a desaparecer, la historia de Villena quedaría truncada, incompleta. Porque no son estas fiestas septembrinas algo que se deba al capricho o a la fantasía; son algo íntimamente unido a la Historia y Tradición de nuestra ciudad, son la evocación de remotos tiempos que presenciaron en todo su esplendor la grandeza de Villena, son en suma la expresión más fiel de la devoción de todo un pueblo hacia la celestial Patrona que un día quiso tomarlo bajo su maternal protección.
Este es el sentido y significado de nuestras fiestas, sentido profundamente cristiano, porque dentro del bellísimo marco de nuestra inmortal ciudad; entre luces y músicas; entre polícromos cuadros de comparsas que nos recuerdan hazañas de una época de epopeya; entre oleadas de entusiasmo y de sana alegría; destaca como punto culminante de las fiestas la tierna devoción de los villenenses hacia la celestial Morenica, porque todos los que tienen el honor de haber nacido a la sombra del milenario castillo que corona nuestra ciudad, todos, hasta los más indiferentes llevan entre las fibras más íntimas de su corazón el rescoldo de un fuego que jamás se apaga, las chispitas de una devoción que una madre cariñosa supo inculcar desde la cuna en el alma de sus pequeñuelos; significado profundamente cristiano porque sin ese fermento espiritual, que mueve los corazones de los villenenses, las fiestas de Septiembre no despertarían ese entusiasmo que nuestros mayores nos legaron y que se renueva cada año haciendo vibrar las fibras más sensibles de nuestro espíritu, ante la proximidad de las fiestas; que congrega en su pueblo a todos los que residen fuera de él, y que atrae a centenares de forasteros ávidos de contemplar este derroche de entusiasmo y deseosos de rendir homenaje a la Virgen de las Virtudes.
Ella es la que, al mismo tiempo que despierta este entusiasmo, une los corazones en un afán común, superior a los afanes diarios y vulgares de la vida, y los eleva por encima de las diferencias de ideas y de clases, haciendo que todos se sientan hermanos e hijos de esta Madre Celestial, para terminar cada año con el triunfo de las armas cristianas sobre las enemigas, afán que es y debe ser constante y perenne, sea cual fuere la clase de enemigos del nombre cristiano.
JULIAN MORENO SANDOVAL
Este es el sentido y significado de nuestras fiestas, sentido profundamente cristiano, porque dentro del bellísimo marco de nuestra inmortal ciudad; entre luces y músicas; entre polícromos cuadros de comparsas que nos recuerdan hazañas de una época de epopeya; entre oleadas de entusiasmo y de sana alegría; destaca como punto culminante de las fiestas la tierna devoción de los villenenses hacia la celestial Morenica, porque todos los que tienen el honor de haber nacido a la sombra del milenario castillo que corona nuestra ciudad, todos, hasta los más indiferentes llevan entre las fibras más íntimas de su corazón el rescoldo de un fuego que jamás se apaga, las chispitas de una devoción que una madre cariñosa supo inculcar desde la cuna en el alma de sus pequeñuelos; significado profundamente cristiano porque sin ese fermento espiritual, que mueve los corazones de los villenenses, las fiestas de Septiembre no despertarían ese entusiasmo que nuestros mayores nos legaron y que se renueva cada año haciendo vibrar las fibras más sensibles de nuestro espíritu, ante la proximidad de las fiestas; que congrega en su pueblo a todos los que residen fuera de él, y que atrae a centenares de forasteros ávidos de contemplar este derroche de entusiasmo y deseosos de rendir homenaje a la Virgen de las Virtudes.
Ella es la que, al mismo tiempo que despierta este entusiasmo, une los corazones en un afán común, superior a los afanes diarios y vulgares de la vida, y los eleva por encima de las diferencias de ideas y de clases, haciendo que todos se sientan hermanos e hijos de esta Madre Celestial, para terminar cada año con el triunfo de las armas cristianas sobre las enemigas, afán que es y debe ser constante y perenne, sea cual fuere la clase de enemigos del nombre cristiano.
JULIAN MORENO SANDOVAL
Programa de Fiestas 1946
Cedido por... Elia Estevan
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