Estreno de la obra "Caballos de Bronce" en el Teatro Chapí, el día 20 de Abril de 2007, en el Acto del Primer Centenario del Nacimiento de D. Antonio Navarro Santafé. La obra está compuesta por Antonio Molina Navalón y fué creada para conmemorar dicho Centenario. Obra para Orquesta Sinfónica, cuyo estreno fue llevado a cabo por la magnífica -Orquesta Sinfónica del Teatro Chapí- bajo la dirección de D. José Antonio Irastorza.
El silencio se ha adueñado del espacio, en el aire se palpa la ansiedad contenida y solo un débil carraspeo rompe la quietud, casi idílica, del esperado comienzo del concierto. Estamos en el Teatro Chapí, día 20 de Abril del 2007.
Cierro los ojos y a un golpe de batuta comienzan a sonar armónicas notas que nos transportan a un mundo de ensueño envuelto en trotes y relinchos.
Retratar con sonidos las esbeltas figuras de briosos caballos con las crines al viento, es ardua tarea, sin embargo casi sin darme cuenta he comprobado, en la oscura cavidad de mis cerrados ojos, como el móvil belfo, del brioso equino, ha orquestado sonidos, armoniosos, que descubren su estado de animo.
Reproducir, en bronce, los vigorosos músculos o la mirada entre lejana y triste de un caballo o sus ondú losas crines al viento es, difícil tarea, sin embargo la experta mano de un villenense, Don Antonio Navarro Santafé consiguió dar vida al metal y gracia y fortaleza al movimiento elegante del caballo español. Hizo eterno, en figuras labradas a cincel, el momento del perfecto equilibrio, creó para la historia LOS CABALLOS DE BRONCE. La vista ya podía contemplar aquella maravilla.
Pero el momento de expresar con notas musicales todas esas vivencias estaba empezando a nacer ese día, los asistentes al Teatro Chapí, fuimos testigos de un nuevo prodigio, la conversión en música del solípedo, de su postura, imagen y sentimiento. De la mano, experta, de otro villenense Antonio Molina Navalón nacía la música sinfónica de Los Caballos de Bronce. Al finalizar la conjunción musical se había logrado.
Abrí los ojos y los espectadores en pie rompían el silencio, con sus palmas, honrando a los artistas interpretes, como a su dirección. Los Caballos de Bronce de Navarro Santafé se hacían padres aditivos de una Sinfonía de Molina Navalón para de la mano pasar a la eternidad.
Cierro los ojos y a un golpe de batuta comienzan a sonar armónicas notas que nos transportan a un mundo de ensueño envuelto en trotes y relinchos.
Retratar con sonidos las esbeltas figuras de briosos caballos con las crines al viento, es ardua tarea, sin embargo casi sin darme cuenta he comprobado, en la oscura cavidad de mis cerrados ojos, como el móvil belfo, del brioso equino, ha orquestado sonidos, armoniosos, que descubren su estado de animo.
Reproducir, en bronce, los vigorosos músculos o la mirada entre lejana y triste de un caballo o sus ondú losas crines al viento es, difícil tarea, sin embargo la experta mano de un villenense, Don Antonio Navarro Santafé consiguió dar vida al metal y gracia y fortaleza al movimiento elegante del caballo español. Hizo eterno, en figuras labradas a cincel, el momento del perfecto equilibrio, creó para la historia LOS CABALLOS DE BRONCE. La vista ya podía contemplar aquella maravilla.
Pero el momento de expresar con notas musicales todas esas vivencias estaba empezando a nacer ese día, los asistentes al Teatro Chapí, fuimos testigos de un nuevo prodigio, la conversión en música del solípedo, de su postura, imagen y sentimiento. De la mano, experta, de otro villenense Antonio Molina Navalón nacía la música sinfónica de Los Caballos de Bronce. Al finalizar la conjunción musical se había logrado.
Abrí los ojos y los espectadores en pie rompían el silencio, con sus palmas, honrando a los artistas interpretes, como a su dirección. Los Caballos de Bronce de Navarro Santafé se hacían padres aditivos de una Sinfonía de Molina Navalón para de la mano pasar a la eternidad.
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