30 jul 2023

1983 DISTINTAS, PERO NO TANTO

Distintas, pero no tanto.
¡Pepa, pero si eres tú!, ¡qué alegría! ¡Cuánto tiempo sin verte!, ¿dónde te metes?, ¿qué es de tu vida?
Caray ¡cuánta pregunta al mismo tiempo! Será mejor que vayamos a tomar algo en alguna parte y hablaremos mejor.
—De acuerdo, vamos.
—Cuéntame qué haces, ¿te casaste, verdad?
Sí, y tengo dos hijos.
—Vaya, ¡qué coincidencia!, también yo tengo dos hijos.
Recuerdo cuando íbamos al colegio, ¡qué pensamientos los nuestros!, ¡teníamos tantos proyectos!, ¡queríamos vivir juntas en algún piso!
Sí, es cierto, pero yo creo que eso no es posible. Antes lo veía fácil, pero ahora es distinto, mi vida ha cambiado, los niños, la casa no me permiten llevar a cabo algunas cosas que me gustarían, ¡me absorben por completo!, y me siento insatisfecha, no sé, es como si me faltara algo.
Pero... Háblame de ti, ¿qué haces?, además de cuidar de tus hijos y la casa, claro, porque tú siempre has sido muy inquieta.
Bueno, pues mis hijos en realidad no me absorben demasiado, el mayor ya se desenvuelve solo y la pequeña, para tener sólo cuatro años, es muy ordenada. En definitiva, ayudan bastante en casa; además Paco, mi marido, también contribuye bastante en las tareas del hogar. Esto me permite trabajar fuera, aunque debo reconocer que es muy difícil, sobre todo cuando los niños son pequeños. Yo pude continuar con mi trabajo, gracias a mi madre que se quedaba con ellos, porque si no...
—Pues yo dejé mi trabajo al que-darme embarazada del primero... y el caso es que me gustaba, pero Jaime pensaba que yo debía dedicarme a la educación de los niños y al cuidado de la casa, bueno, probablemente en el fondo, yo también lo pensaba. En realidad los hijos son algo muy importante que merece toda nuestra atención.
—Por supuesto que son muy importantes, pero deben serlo para los dos: el padre y la madre, por lo que me cuentas, parece que sólo te ocupas tú de ellos. Como si fueran tuyos en exclusiva.
—Pues sí, es cierto, yo pienso que a todas las mujeres les ocurre lo mismo: cuando tienen hijos, ellos se convierten en toda su vida y parece que no pueden ni deben ocuparse de otras cosas.
—Oye, ¿por qué no te vienes por el Colectivo una tarde y hablamos?
Pero... ¿Allí qué hacéis?
Bueno, pues somos un grupo de mujeres, no muy numeroso, esa es la verdad, pero creo que te encontrarías a gusto con nosotras. En realidad, no hemos desarrollado muchas actividades, nos dedicamos más a estudiar y debatir temas que nos afectan principalmente a las mujeres y tratamos de buscar alternativas.
Nos reunimos todas las semanas. Somos mujeres de distintas procedencias: algunas trabajan en fábricas, otras en escuelas como maestras, amas de casa... pero todas tenemos una preocupación común: la problemática específica de las mujeres, el feminismo o como quieras llamarlo. No estamos contentas con el rol o papel que la sociedad ha reservado para las mujeres.
No sé. Ya veremos. Es que a mí eso del feminismo, no sé... no me convence demasiado.
Claro, es que la palabra feminismo está muy desprestigiada. Siempre se relaciona una mujer feminista a una imagen de mujer desaliñada, hombruna o medio loca, pero además de que existen varios tipos de feminismo, verás que las mujeres que nos llamamos feministas, somos mujeres normales; unas casadas, otras solteras, con o sin hijos, a veces el aspecto externo no nos delata, no coincide con el prototipo de mujer feminista ofrecido por los medios de comunicación.
¡Las nueve!, ¡Jaime está a punto de llegar a casa y no tengo la cena hecha! Me tengo que ir. A lo mejor me acerco un día...
¡A ver si es verdad!
¡Desde luego! ¿Cómo es posible que haya cambiado tanto? Recuerdo que antes apenas teníamos diferencias. Claro que ¡hace tanto tiempo! Se puede cambiar mucho en diez años. Se puede evolucionar, o por el contrario estancarse.
Bueno, al menos se siente insatisfecha. ¡Ya es algo! Si todas las mujeres se sintieran insatisfechas, sería un primer paso hacia la conciencia feminista. Sería un primer paso para el cambio de nuestra sociedad machista, donde prevalecen los valores masculinos siempre como algo positivo y las «normas establecidas» como algo inamovible.
Esta amiga mía siempre ha sido un poco rara, ¡un colectivo de mujeres! eso está bien para las solteras o las que no tienen hijos, yo con la casa y con los niños ya tengo bastante.
Aunque, no sé, tal vez vaya un día...
¿Quién sabe? a lo mejor puede ser interesante.
Una cosa sí está clara, mi amiga es distinta. A pesar de estar en las mismas circunstancias familiares que yo, ¡parece más contenta consigo misma! ¡es, como si tuviera la clave de un problema!, ¡como si supiera un gran secreto! Sí, decididamente, creo que voy a ir.
ROSALIA SANJUAN - Colectivo de Mujeres
Extraído de la Revista Villena de 1983

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