15 jun 2022

1988 MUSEO FESTERO

MUSEO FESTERO
A mi querido amigo, Ginés Saborit:
Desde el inicio de la realización de la revista «DÍA 4 QUE FUERA», en su extraordinario, la comisión encargada de su coordinación y realización, siempre ha tenido a bien solicitar la correspondiente información, de cuantos hechos o acontecimientos han ocurrido en torno a este Museo Festero. Los encargados del funcionamiento y mantenimiento del mismo, siempre nos hemos limitado a proporcionar esa información generalizada, en la mayoría de ocasiones, sobre el número de visitantes, la procedencia, excursiones, colegios, al igual que las visitas de carácter particular, de nuestra propia Ciudad, las cuales no las consideramos por ello menos importantes, y cómo no de las donaciones, desgraciadamente de las pocas donaciones que suelen hacer unos muy pocos buenos festeros, que sensibilizados con esta pequeña gran obra, se desprenden de documentación gráfica o escrita, de utensilios y trajes festeros, que en definitiva habrán de engrandecer ese archivo y esos salones donde se nos muestra un poco de nuestra historia de la Fiesta de los Moros y Cristianos.
Este año me hubiese gustado, que esa colaboración fuese idéntica a la de otros años, ello sin duda sería consecuencia de que las cosas apenas si habrían cambiado, pero sí, las cosas lamentablemente si han cambiado, hasta tal punto, que esta página que de nuevo este año se nos ofrece, no dará a conocer las frías cifras del número de visitantes, de las excursiones, de los colegios, que este año nos visitaron.
Estas páginas están dedicadas desde el más profundo de los recuerdos, a un hombre, a un amigo, a un maestro.

Ginés Saborit nació un 19 de noviembre de 1921 y entre las muchas peculiaridades que definieron a este buen hombre y que solamente a grandes rasgos me voy a permitir el contarles, fue la de pertenecer a la Banda Municipal de Villena, a sus catorce años iniciaba sus estudios de solfeo con don Vicente Cabe-zas, recibiendo sus primeras clases de don José Oliva, tras el paréntesis de la guerra civil, se incorporaría como miembro activo de la mencionada Banda Municipal dirigida en aquellos años por el Maestro don Manuel Carrascosa, en esta etapa de su vida muchos de sus compañeros le recuerdan por su siempre envidiable sentido del humor, por ser, ese amigo que en definitiva siempre supo ser, en circunstancias favorables o desfavorables.
En el año 1957, un año después de abandonar la Banda Municipal, se integra en la recién fundada Comparsa de Nazaríes y es aquí donde inicia sus primeros escarceos dentro de la Fiesta de los Moros y Cristianos como festero.
Ha sido un hombre que en todo momento supo vivir y quizá lo más importante acomodarse y entender los trascendentales cambios que la Fiesta sufrió hacia finales de los años sesenta y principios de los setenta, colaborando de una forma activa, tanto en la comisión encargada por el Ayuntamiento para la organización y desarrollo de los actos de Fiestas, como su participación en la creación de la actual Junta Central, don Alfredo Rojas, don Vicente Prats y don Francisco Zapater, Presidentes de la Junta Central respectivamente, le tuvieron en todo momento como el más incondicional de sus colaboradores.
Su quehacer dentro de la Comparsa de Nazaríes siempre ha sido la del inquieto festero que desea lo mejor para su Asociación, desde su ingreso es un miembro constante de las sucesivas juntas directivas, no importa el puesto que se le asigne, en los años 1972, 1973, con su buen amigo don Francisco Seguí como Presidente de su Comparsa, es cobrador y tesorero, en los años 1976, 1977, 1978, 1979 y 1980 es Vice-Presidente bajo el mandato de don José Azorín, delegando éste la representación en la Junta Central a Ginés Saborit, que trabajará estrechamente junto al titular de la misma don Francisco Navarro.
Pero donde sin duda se puede asociar la figura de este buen amigo, sea en la dedicación absoluta, a la creación y mantenimiento del Museo Festero.
En el año 1981, bajo la presidencia de don Romualdo Moreno titular de la Junta Central de Fiestas, se crea una comisión para la realización y puesta en marcha de un Museo, la idea es buena, el proyecto viable, siempre con el acondicionamiento que la cuestión económica supone, el entusiasmo común hace que esa Comisión esté formada desde un primer momento por veintitrés festeros de distintas Comparsas, desgraciadamente sólo hizo falta un año para que esta comisión viese frustradas sus buenas intenciones, al frente de la misma en sólo un año quedarían, don José A. Amorós, don José García, don Pedro Amorós, don Francisco Pardo, don Manuel Carrascosa, don Juan Francés y Ginés Saborit, quedando solamente dos años más tarde bajo la Presidencia de la Junta Central don Antonio Torres, Francisco Miró Soria y el propio Ginés Saborit.
Bajo la Presidencia de don Primitivo Gil, el Museo Festero ve varias renovaciones, de las cuales el encargado directo de supervisarlas es Ginés Saborit, para todo cuanto encierra este Museo pueda así ser mejor visto y admirado, estos cambios han producido en consecuencia una mayor afluencia de visitantes al mismo.
En el año 1986 y en el curso de la cena de confraternidad que pone punto final a los actos del Ecuador Festero, la Junta de Gobierno de la Junta Central de Fiestas le hacía entrega del Título de conservador y mantenedor del Museo Festero, las catorce Comparsas rubricaban este nombramiento con la entrega de un cuadro con los catorce escudos representativos de cada una de ellas, testimoniando así el agradecimiento y la admiración de todos los festeros.
En el transcurso del mencionado homenaje recibiría la insignia de plata de la Junta Central de Fiestas, las insignias de plata respectivamente de las Comparsas de Labradores y Bereberes así como un pequeño y entrañable recuerdo de sus amigos los Nazaríes, también el centro de iniciativas turísticas conscientes de la labor desarrollada, le hicieron entrega del correspondiente diploma acreditativo.
Recién comenzado el año se nos fue, era un 22 de enero, el amigo, el maestro, el que fue fundador de los jeques y el que era socio de honor de los Cristianos, el que por encima de todas esas cosas era el hombre campechano, alegre, siempre dispuesto, el que repetía constantemente que no hay nadie imprescindible, el de tú a lo tuyo porque aquí hay muchos que dicen y luego na de na, el que por aquí pasan muchos y luego nadie se acuerda, el que cuando llovía escapaba a correr para ver por donde en esta bendita casa entraba el agua, cuantas cosas querido amigo sin saber tanto de fiestas, aprendí de ti.
A lo largo de 1987 y bajo la presidencia de don José Plinio Navarro continuó su labor al frente del Museo hasta un mes antes de su fallecimiento. Descanse en paz.
Tu amigo Francisco Miró Soria
Extraído de la Revista Villena de 1988

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