ESCUCHADME VILLENEROS
Escuchadme villeneros
Dice la voz de Villena: «Hijos
míos, me han herido, mi
subsuelo han invadido, han
encontrado mis venas».
Hace un siglo un adivino
contemplando mi bordoño
dijo: «Embriagará este agua
como toneles de vino».
Ya se acerca la embriaguez
que fijara mi destino
y recuerdo al adivino
cuando dijo aquella vez:
«Puede embriagar este agua
a los hombres, más que el vino».
¿Veis mis heridas de muerte?
¿Es que no veis mi final?
Como no cambie mi suerte
iréis por agua a la mar.
Son las causas de mi mal
los pozos de la Solana,
Zaricejo, los Cabezos, todos
los de las Quebradas.
Son pruebas más que sobradas
aquella fuente del Chopo,
orgullo de la Laguna,
hermosa como ninguna; que
un día sin saber cómo, se
volvió el agua salada.
Teniendo estas experiencias
poco os puedo yo advertir,
porque no debéis de herir
nuevamente la conciencia.
No debisteis consentir los
pozos «exportadores» y
todos estos temores no
tendríamos que sufrir.
Donde estaban los niveles
quisiera verlos muy pronto;
decirle a quien corresponda
que Villena no es de tontos.
Que ya perdí mi «Bordoño»
verdadera maravilla y ya no
puedo perder lo que mi
«Bordoño» fue; hoy lo
tengo en la «Losilla» y se
llama el «Cordobés».
El pozo de la «Fisura»
con la mina del «Rosario»
y los pozos del «Morrón»
crean tan gran ambición
que se produce a diario
una envidia de locura.
Nos obliga la ocasión por
lo grave del momento a
echar mano del refrán:
«El corazón y el talento
no se deben demostrar si
no llega su momento».
Y su momento llegó; ya
sobran racionamientos.
¡Gritad a los cuatro vientos
que la teta se acabó!
Si queréis que sobreviva
jurad como caballeros,
por amor de villeneros
me cerraréis las heridas.
Yo quedaré agradecido por los
tiempos de los tiempos y al
mundo daréis ejemplo
de justicia merecida.
Extraído de la Revista Villena de 1992
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