La que iba a ser una urbanización de lujo y exclusiva, conformada por chalets individuales, en un pasaje idílico en Peñarrubia, a pie de la montaña y a pocos kilómetros del centro urbano, fue promocionada hace ya unos años a bombo y platillo. Aquella urbanización se quedó en apenas unas pocas viviendas finalizadas, los esqueletos de otras tantas, y una bonita puerta de acceso que hoy en día acusa el inexorable paso del tiempo.
Ejemplo de lo que fue en su día la voracidad constructiva, que con la crisis económica dejó inacabadas miles promociones urbanísticas a lo largo y ancho de España.
Cedido por… Juan María Milán Ortuño
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