10 dic 2024

1997 LOS GRAFITOS DEL CASTILLO DE LA ATALAYA

Los grafitos del castillo de la Atalaya (Villena, Alicante)
Por LAURA HERNÁNDEZ ALCARAZ Y CONCEPCIÓN NAVARRO POVEDA
INTRODUCCIÓN
El término grafito proviene del italiano «graffiti», definido como «el letrero o dibujo grabado o escrito en paredes u otras superficies resistentes, de carácter popular y ocasional, sin trascendencia».
El soporte y la técnica de los grafitos se materializan sobre todo en el revestimiento de muros enlucidos, siendo las formas normales de difusión espacios perfectamente delimitados, como iglesias, castillos, claustros o habitáculos de cierta importancia. Por ello el grafito no es tan solo un hecho de cultura popular o marginal, sino que en algunos casos tiene un alto porcentaje de erudición intelectual y técnica. Aunque en una primera lectura nos puede parecer enigmático o poco significativo, una vez analizado nos da a conocer fechas, juegos, profesiones, creencias y aspectos estéticos o simbólicos.
Si bien la investigación sobre grafitos se inicia en el siglo XVI con los estudios sobre grabados pertenecientes a época clásica, fundamentalmente griegos y romanos, es desde hace unos años cuando este nuevo campo de la investigación ha empezado a cobrar importancia. Así, desde hace más de una década en la Comunidad Valenciana se están llevando a cabo trabajos de recuperación de grafitos. Especialmente interesantes son los referentes al Castillo de Denia (Bazzana y Gisbert, 1984); la catalogación de los grafitos de Alicante (Rosser, 1994) y los de la casa del gobernador de Tabarca (Bernat et alii, 1985). Por lo que respecta al ámbito del río Vinalopó contamos con el reciente trabajo realizado por Concepción Navarro Poveda sobre los grafitos y signos lapidarios de los castillos de Petrer y Novelda (Navarro Poveda, 1992). Dentro de esta línea de investigación podemos encuadrar el presente trabajo, que ha sido realizado con el propósito de documentar los testimonios dejados por nuestros antepasados.
El proyecto de inventario, catalogación y estudio de los grafitos del castillo de la Atalaya de Villena se inscribe dentro de las actuaciones arqueológicas ordinarias de la Conselleria de Cultura, Educación y Ciencia de la Generalitat Valenciana, quien lo ha financiado íntegramente. Inicialmente el proyecto se solicitó por un equipo de tres arqueólogos, entre ellos una de las figuras más representativas de la arqueología valenciana: José María Soler García, fallecido recientemente. Sirva este trabajo de recuerdo hacia él. 
RECUPERACIÓN DE LOS GRAFFITI. Situación
Los grafitos que hemos documentado se localizan en el interior de la torre del homenaje distribuidos indistintamente entre las salas segunda y tercera, las escaleras y los miradores. Si existieron grabados en la primera sala no se han conservado hasta nuestros días, ya que el enlucido se ha perdido prácticamente en su totalidad. Algo similar ocurre en la cuarta sala donde el revestimiento de las paredes se encuentra muy deteriorado como consecuencia de la humedad.
En general los motivos se encuentran en gran medida superpuestos o bien por grabados más modernos o actuales, o por nuevas refacciones del enlucido —en algunos casos incluso de cemento—.
Metodología
Una vez realizada la prospección para conocer la situación de los grafitos, se procedió a la recogida de la información en unas fichas de trabajo específicas, y a la reproducción de los mismos mediante calco directo con papel celofán y rotulador permanente. Se adoptó un código convencional para registrar en el calco las diferentes técnicas: las incisiones se representan en trazos continuos, el pigmento rojo mediante sombreado y el color negro se indica en el punteado. Posteriormente los calcos se trasladaron a papel vegetal, completándose con una exhaustiva documentación fotográfica.
Por lo que respecta al trabajo de campo hemos contado con la inestimable ayuda de las personas que a continuación se relacionan. Sin ellas este proyecto no hubiera podido llevarse a cabo.
Delineación: María Dolores Sánchez de Prado.
Fotografías: Francisco Muñoz Abarca.
Reproducción: María Luz Pérez Amorós, María Virtudes Amorós, María José Brotons, Manolo Carrascosa Pérez, Irene Domene García, Pablo Domene García, Cande Escribá Pérez, María del Carmen García Martínez, M.ª Dolores Hernández Moreno, Lola Milán Ugeda, Francisco Muñoz Seva, Amaya Navarro Muñoz, Consuelo Soria Espinosa, Fernando Tendero Fernández y Esther Tomás Fernández.
Planimetría: José Luis Martínez Aguilar, Jesús Trigueros Monreal y Vicente Sanjuán.
Nuestro agradecimiento al M.I. Ayuntamiento de Villena por la colaboración prestada facilitándonos los medios técnicos necesarios.
DESCRIPCIÓN E INTERPRETACIÓN DE LOS MOTIVOS REPRESENTADOS.
La variedad de grabados localizados en las paredes de la torre del homenaje del Castillo de la Atalaya de Villena, nos ha permitido documentar un importante conjunto de elementos gráficos. En este trabajo presentamos una selección de los que se han considerado más representativos, como avance de la Memoria completa que estamos realizando para su publicación en un futuro próximo.
Algunos de ellos tienen fuerte carácter simbólico. Conscientes de las dificultades que entraña identificar su significado, hemos creído conveniente realizar una clasificación tipológica, por otro lado necesaria para la elaboración del presente estudio. El corpus de grafitos estudiado puede agruparse en los siguientes tipos:
1. Antropomorfos
2. Simbólicos
3. Arquitectónicos
4. Zoomorfos
5. Barcos
6. Epigráficos
1. Antropomorfos
El conjunto lo forman dos figuras femeninas. La primera de ellas está situada en la pared izquierda del segundo tramo de escaleras, representa una mujer de perfil, con el rostro de nariz aguileña, grueso mentón y amplia frente con larga cabellera que le cubre parte de la túnica que le llega hasta los pies. Los brazos están levantados en forma de "V". En este caso no cabe duda del carácter ritual de la figura, simbolizado en la posición levantada de los brazos en actitud oferente (Fig.1,1).
Fig. 1
En la segunda sala aparece otra figura femenina a la que le falta parte del tronco, cabeza y brazo izquierdo, todo ello debido al desconchado del enlucido. Presenta los brazos en jarra y parece que sostenga un bolso en la mano derecha. La falda del vestido, que le llega hasta la rodilla es de forma acampanada y con decoración ajedrezada (Fig. 2).
Fig. 2.
2. Simbólicos
Dentro de los grabados existentes en el Castillo sin duda destaca el conjunto de la Mano de Fátima, descubierto por J.M. Soler hace dos décadas (1976,104) y recientemente consolidado por la Conselleria de Cultura a instancias del Ayuntamiento de Villena. Originalmente el grabado estaba situado en la ventana que ilumina el segundo tramo de escaleras de la torre del homenaje, pero actualmente se conserva en el Museo Arqueológico "José M. Soler" hasta que el Castillo reúna las suficientes condiciones de seguridad.
Este importante conjunto lo componen varios elementos relacionados entre sí (Fig. 3). Por una parte, el contorno de la saetera está decorado con un arco de herradura inciso, en cuya derecha aparecen una serie
de rectángulos que podrían pertenecer a la planta de un edificio. Debajo se sitúa la Mano de Fátima en posición extendida, sobre una figura ovalada con un entrelazado de cuatro arcos en el interior que interpretamos como el Nudo de Salomón. De este parte un friso con decoración de "eses" paralelas.
Un aspecto que consideramos merece destacar, ya que sólo se ha documentado en este panel, es que la incisión de los grabados —de unos tres milímetros de profundidad— presenta una gruesa rebaba en la superficie de los bordes, lo que parece indicar que las figuras se realizaron sobre la capa de yeso blando, recientemente puesto en la pared.
Desde la antigüedad estos dos elementos encierran en sí mismos un gran simbolismo. El carácter de amuleto de la Mano de Fátima se remonta a época bizantina, aunque fueron los musulmanes los que lo difundieron por el norte de África. En la Península Ibérica lo introdujeron los almo-hades, para quienes significaba protección, autoridad y poder, además de poseer carácter profiláctico contra enfermedades y el mal de ojo.
En árabe se la denomina "hamsa" que significa cinco, número benéfico en el norte de África contra el mal de ojo. Para algunos autores los cinco dedos significan los cinco preceptos del Islám: oración, ayuno, peregrinación, limosna y creencia en la unidad de Dios (Soler, 1976, 106; Souto, 1982, 463-464). En el norte de África suele estar pintada en las puertas de las casas, para ahuyentar así todo maleficio.
La "hamsa" aquí representada no sólo está junto a una puerta, sino que la pared del muro de la torre está orientada en dirección a la Meca. Todo ello nos induce a pensar que esta mano debemos considerarla como un elemento eminentemente simbólico.
Respecto a la adscripción cronológica del símbolo de la Mano de Fátima se pueden establecer algunas consideraciones. Por un lado, la difusión de este elemento simbólico en el mundo islámico viene determinada por los almohades, por lo tanto en la Península Ibérica debe fecharse a partir del siglo XII, coincidiendo con la fecha en la que se erigió el Castillo de Villena. Este hecho, junto con la circunstancia de que el grabado se produjera con el yeso blando, podría indicar que dicha representación tiene una cronología cercana a la realización de la torre, tal y como ya han puesto de manifiesto algunos investigadores (Soler, 1976, 104).
Por otra parte, desde el punto de vista estilístico, el conjunto tiene una serie de características que recuerdan a las representaciones mudéjares, como la redondez de la palma de la mano, o el arco de herradura. Dentro del abanico cronológico de los siglos XIV y XV encontramos representaciones de la mano de Fátima en la dovela central de la Puerta de la Justicia de la Alhambra, y en la Cúpula de la Concepción de Toledo (González Martí, 1944, Fig. 203). Es asimismo un motivo muy utilizado como tema ornamental de las cerámicas y azulejos mudéjares y moriscos producidos en los alfares valencianos de Paterna, Manises y Teruel, que se fechan entre la segunda mitad del siglo XIV y el siglo XV.
Hasta el momento no hemos encontrado ningún grafito de la Mano de Fátima que pueda fecharse más atrás del siglo XIV. Es más, los elementos de epigrafía árabe más antiguos documentados en el Castillo (ver apartado 6. Epigráficos) nos indican un momento tardío entre los siglos XIV y XV.
Por lo que respecta al Nudo de Salomón, parece ser símbolo bastante complejo, relacionado con la idea general de conexión cerrada, opresión, del hombre no liberado, de ahí que los musulmanes no llevasen vestiduras con nudos en su peregrinación a la Meca.
El Nudo de Salomón se ha documentado en la Colegiata de Santa María de Bayona de Miñor, que alcanzó su máxima prosperidad entre los siglos XV a XVI, aparece grabado como signo lapidario o marca de cantero y se pone en relación con otros aparecidos en la Iglesia de Santa María de Castrelos (Vigo) y en el poblado prerromano de Santa Tecla en La Guardia (Pontevedra). Además, este símbolo es utilizado en ocasiones en las firmas de escribanos y notarios de los siglos XIV y XV (Taboada, 1983, 661).
El conjunto, por lo tanto puede fecharse en torno al siglo XIV, en relación con alguna reforma realizada en el Castillo por algunos de sus ilustres moradores, por lo tanto, no resulta descabellado plantear como hipótesis que todo el conjunto pueda ser atribuido a un alarife mudéjar que quiso dejar constancia de su intervención.
Fig. 3.
Volviendo al resto de los grafitos de carácter simbólico, hay que destacar uno de los motivo más significativos de los grabados que presentamos en este trabajo: una imagen religiosa bajo palio (Fig. 4). Se trata de una virgen en posición frontal con los rasgos faciales muy definidos. Sobre la cabeza lleva una corona de haces luminosos. Va cubierta con largo manto, decorado con motivos de estelas, entre bandas verticales y paralelas. Lleva apoyado sobre el hombro derecho un niño de trazos muy esquematizados, con una corona idéntica a la de la Virgen. La imagen va sobre una peana o trono reticulado. Toda ella queda enmarcada por un dosel rectangular con colgaduras onduladas entrelazadas entre sí por sus extremos. Del dosel cuelga una lampara con siete velas luminosas que cae hasta la altura de los brazos.
Resulta muy interesante este grabado de iconografía mariana. A pesar de la existencia, ya en época de la familia Manuel, de una ermita dedicada a Ntra. Sra. de la Nieves en el patio de armas del Castillo, ciertos elementos iconográficos, como la ubicación del niño a la derecha de la virgen, la lámpara con siete velas que pende del dosel etc... nos llevan a catalogar esta representación como la Virgen de las Virtudes y fecharla hacia finales del siglo XVIII y principios del XIX, pues creemos que el autor ha impregnado la representación de la iconografía de la época (De Sales Ferri, 1986).
Fig. 4.

Si las representaciones anteriormente descritas llevan tras de sí una gran carga simbólica difícil de descifrar desde nuestro punto de vista, no menos compleja nos puede resultar la interpretación de numerosas cruces, en su mayoría latinas (Fig. 5, 4 y 9), aunque también aparecen cruces de Caravaca 
(Fig. 5, 3, 8), o calvarios (Fig. 5, 2).
Fig. 5.
Podrían tener un cierto simbolismo relacionado con los procesos inquisicionales, baste recordar la existencia en este Castillo de grabados epigráficos relativos a clérigos presos en la torre y su fuerza simbólica como elemento cristiano de redención.
Arquitectónicos
Además del arco de herradura descrito en relación con la Mano de Fátima, en la segunda sala aparece la representación de un edificio religioso, que se encuentra parcialmente destruido (Fig. 6). Se ha grabado, en alzado, la fachada de una iglesia compuesta de tres tramos y de una torre con campanario adosado, que viene a ser el elemento más completo. En la parte inferior aparece un motivo rectangular ajedrezado, posiblemente un enlosado relacionado con este edificio religioso.
Este tipo de grafito religioso quizás fueron realizados por sacerdotes prisioneros después de alguna contienda en la que interviniera directamente la fortaleza.
Zoomorfos
En comparación con otras zonas donde se han practicado estudios similares, consideramos reducido el número de los zoomorfos registrados en el castillo de Villena. En todos los casos se trata de especies con plumaje y se encuentran situados en las bóvedas de las ventanas y a una altura considerable del suelo. De las figuras representadas en el Castillo, destaca una que parece tratarse de un pavo dada la longitud de su cuello y aparece situado junto al extremo superior de una cruz reticulada (Fig. 5, 7). Creemos que el animal y la cruz pertenecen al mismo momento. La asociación de estos dos elementos podría tener connotaciones simbólicas, ya que en época tardorromana y medieval la representación del pájaro junto a la cruz era frecuente como símbolo de fe cristiana.
Fig. 6
3. Barcos
Las embarcaciones se localizan en la escalera de acceso a la segunda planta y en la ventana de la sala del tercer piso. En el primer caso se trata de una galera con tres mástiles —el central con cofa—, jarcias, velas latinas y timón (Fig. 7). La galera fue un barco utilizado frecuentemente desde la antigüedad hasta el siglo XVIII. La aparición de las galeras venecianas en el siglo XIII, va unida a su destino como barcos dedicados a la guerra y al comercio, función esta última desempeñada por las galeras en el comercio marítimo por el Mediterráneo durante la Edad Moderna, es decir, durante los siglos XV-XVIIII.
En el segundo caso aparece un conjunto de barcos pequeños, con velas latinas y mástil central con estandarte, cuya tipología se acerca a las tartanas, pequeña embarcación rápida de negocios o de pesca muy utilizadas en todo el Mediterráneo desde el siglo XV al XIX (Fig. 5, 5).
La representación de barcos en una ciudad interior como Villena resulta muy interesante, ya que el hecho de que no se divise el mar desde las almenas de la torre del castillo induce a pensar que estos grabados tendrían que haber sido realizados por marineros que podrían estar retenidos durante un tiempo en la torré.
Fig. 7.
6. Epigráficos
Los motivos epigráficos, como ocurre en otros lugares, son generalmente los más representados, ya que desde antiguo el hombre ha querido dejar la impronta de su paso o permanencia en un determinado lugar. Las numerosas superposiciones dificultan enormemente tanto el trabajo de calco como su posterior lectura y su correcta interpretación.
Cartelas y motivos epigráficos se encuentran generalmente en todos los paneles, algunos son de ejecución reciente al ser la torre del castillo de Villena diariamente visitada por un gran número de personas.
Es importante destacar la presencia de inscripciones árabes de compleja interpretación por estar realizadas en letra cursiva de época muy tardía, posiblemente morisca. En ese momento se ha perdido el hábito de escribir y más bien se sabe el árabe por recitación, sobre todo de frases muy comunes, como la que creemos haber identificado. "En nombre de Dios clemente y misericordioso" (Fig. 1,2).
El resto de las inscripciones fueron realizadas durante un largo período de tiempo; algunas en el siglo XVIII, como la que aparece representada en la figura 5, 6 donde, junto a un antropónimo, aparece la fecha de 1707. Posiblemente se trata de algún personaje que pudo estar prisionero en el Castillo durante la Guerra de Sucesión, no hay que olvidar el importante acontecimiento de la Batalla de Almansa que tuvo lugar en 1707.
Cerca de este conjunto, posiblemente relacionadas con un conjunto de cruces aparecen, con abreviaturas, inscripciones latinas como "Aquí está el Hombre" (Fig. 5, 10).
BIBLIOGRAFÍA
Bazzana, A. y Gisbert, J.A. 1984: «Los graffiti medievales del Castell de Denia». Catálogo, Denia.
Bernat i Roca, M., González Gozalo, E. y Serra Bar-celó, J. 1985: "Els graffiti de 011a de Tabarca (Alacant). Primers aportacions", Canelobre, Alicante, 112-114.
De Sales Ferri, A. 1986: «Iconografía Mariana Levantina», Valencia.
González Martí, M. 1944: «Cerámica del levante español. Siglos medievales». Vol. I. Loza, Barcelona.
Navarro Poveda, C. 1992: "Graffifi medievales del Castillo de Petrer y del Castillo de La Mola (Valle medio del Vinalopó) Alicante", en I Congrés Internacional de Gravats Rupestres y Murals, Lleida, e.p.
Rosser Limiñana, P. 1994: "Los Graffiti de los siglos XVII-XVIII descubiertos en la casa Capiscol (La Condomina, Alicante)", LQNT 2, Alicante.
Soler García, J.M. 1976: "Villena. Prehistoria, Historia y Monumentos", Diputación Provincial de Alicante, Alicante.
Souto Lasala, J.A. 1982: "Algunos signos mágicos musulmanes en la cerámica verde y morada de Teruel (s. XIII-XIV)", Colloque International du Cliptographie de Saragosse, pp. 459-476, Zaragoza.
Taboada Táboas, A. 1983: "Apuntes para el estudio de los signos lapidarios que se localizan en la ex-colegiata de Santa María de Bayona de Miñor (Pontevedra)". Actes du Colloque International de Clyptographie de Saragosse, Zaragoza.
Extraído de la Revista Villena de 1997 

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