Las mujeres y el espacio público. (Una aproximación a los intereses de las mujeres). Por ROSALÍA SANJUAN AYELO
Socialmente nos movemos en un contexto en continua transformación: en nuestro país, las mujeres han recorrido un camino muy importante, no debemos olvidar que hasta el año 1975 las mujeres eran consideradas prácticamente menores de edad, estaban apartadas del ámbito público, (entendiendo como tal, el trabajo remunerado, el acceso a estudios superiores, la participación en asociaciones culturales, políticas, sindicales...).
Cuando por fin, después de cuarenta años de ausencia de libertades, las leyes permitieron la libertad de asociación (hace ahora veinte años), las mujeres empezaron a participar en alguna asociación, lo hacían casi siempre en asociaciones de carácter benéfico o religiosos, ya que incluso las propias asociaciones de mujeres aparecían vinculadas a la religión, por ejemplo: la Asociación Cristiana de Viudas, (que por cierto, todavía se denomina así). Como decía se relacionaban con la religión o con lo que se consideraban tareas propias de mujeres, como las asociaciones de amas de casa.
Paralelamente, las mujeres empiezan a participar también en asociaciones de carácter humanitario, de padres de alumnos, culturales, de vecinos, en menor medida en asociaciones de mujeres feministas y, muy escasamente en Partidos Políticos y Sindicatos. De este último apartado se deriva la escasa representación femenina en las Instituciones Públicas, tanto locales como provinciales, autonómicas o estatales: Ayuntamientos, Diputaciones, Cortes Autonómicas o Cortes Generales.
Al mismo tiempo, las mujeres se han ido incorporando, se han ido introduciendo n el mundo del trabajo y, en menor medida (ya lo he comentado) en la política, en roles que hasta hace poco le estaban veta-dos. Ahora ya va siendo habitual ver mujeres conduciendo autobuses, atendiendo gasolineras, incluso hace poco han conseguido bajar a la mina... pero todavía queda un largo camino hasta conseguir la igual-dad con el varón.
Y así parecen confirmarlo algunos datos, por ejemplo, los relativos a las pasadas elecciones municipales y autonómicas. De las 8 candidaturas presentadas en las elecciones locales en la ciudad de Villena, iban en sus listas un total de 54 mujeres que representaban un 32,1 % del conjunto de hombres y mujeres, pero si nos fijamos en los cuatro primeros puestos de las mismas candidaturas, el porcentaje se reduce al 28,1% ya que solo son 9 mujeres las que figuran en estas posiciones.
Si nos fijamos en las elecciones autonómicas, tenemos que de las diez candidaturas presentadas a las Cortes Valencianas, en sus listas aparecían un total de 91 mujeres que representaban un 30,3% del conjunto de hombres y mujeres, pero al igual que hicimos antes, si nos quedamos con los datos de los cuatro primeros puestos de dichas candidaturas, el número de mujeres se reduce a cinco, esta cifra representa solo un 12,5% de participación femenina. Si bien es cierto que existen diferencias en la composición de sus candidaturas, de unos grupos a otros, los datos, observados globalmente, nos muestran claramente que los primeros puestos son ocupados mayoritariamente por hombres, y, esta tendencia se hace mucho más patente en el caso de las candidaturas a Cortes Autonómicas, esto es: a medida que sube el nivel político.
FUNDAMENTACION
Para realizar esta fundamentación, me he apoyado en dos tipos de aportaciones: teóricas y vivenciales, las cuales van apareciendo de forma entrelazada.
Las primeras, las he obtenido del conocimiento de la realidad histórica y de la lectura y análisis de diversos documentos, artículos, ponencias, libros y otras publicaciones relacionadas con el tema.
Las segundas, las he obtenido de vivencias y experiencias propias, así como compartidas con otras mujeres.
Históricamente la estructuración del tiempo de trabajo dio lugar a una definición, según la cual el modelo clásico de trabajador tenía las siguientes características: sexo masculino, sin más responsabilidades que su trabajo que le permitía responder sin interrupción a un modelo laboral fijo. Sin embargo la incorporación de la mujer al mundo laboral, modifica aspectos importantes de la estructura social, económica y laboral, introduciendo cambios en las relaciones de trabajo, en las relaciones familiares y personales, que hacen necesario abrir un debate sobre el tiempo de empleo y el empleo del tiempo.
Existen fundamentalmente dos espacios; el público o de producción, donde se integra el trabajo medible, remunerado, con valor de cambio y, el espacio privado o de reproducción, donde se concentran todas las funciones que no tienen valor de cambio, sino valor de uso, es decir, las que se destinan a reponer la fuerza de trabajo de aquellos que sí producen valor de cambio, esto es: todas las que se refieren al maternaje (cuidado y socialización de hijas e hijos) y la atención de las personas de la tercera edad.
La familia actual, nuclear, asimétrica, reproduce esta organización social de los sexos. Porque a pesar de que los roles productivos y reproductivos de las mujeres están cambiando, y hemos asumido nuevas tareas y funciones hasta hace poco reservadas al varón, y hemos desarrollado gran parte de los roles masculinos, se sigue trasmitiendo todavía el mismo modelo familiar, porque el varón no asume, comparte, ni desarrolla los roles femeninos.
"Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo..." artículo 35.1 de la Constitución Española. Por otra parte el artículo 23.1 y 23.2 de la Constitución dicen: "Los ciudadanos tienen el derecho a participar en los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes... Así mismo, tiene derecho a acceder en condiciones de igualdad a las funciones y cargos públicos, con los requisitos que señalen las leyes".
Si tomamos como ejemplo el caso de una pareja que tengan la suerte de disponer de un empleo para cada uno, en el caso de que tengan a su cargo o bajo su cuidado a personas ancianas, incapacitadas o enfermas, van a tener muy difícil poder compaginar el trabajo con la atención a dichos familiares. La legislación laboral existente, no prevé más que una excedencia por nacimiento de hijo o hija, pero que solo tiene reserva del puesto durante el primer año y, una reducción de jornada para el padre o madre que tenga a su cargo hijas e hijos menores de seis años o con alguna minusvalía o deficiencia. ¿Qué ocurre cuando tiene siete u ocho años?, ¿ya son adultos?, ¿les dejamos que vayan al médico solos y que se cuiden por sí mismos si se ponen enfermos? Todas las personas en alguna época de nuestra vida, hemos sido, somos o seremos: niñas y ancianas, eso sin contar los períodos de tiempo más o menos largos en que por alguna enfermedad o accidente necesitamos de cuidados especiales.
Si es algo que nos ocurre a todos, quiere decir que no es coyuntural, sino algo consustancial al ser humano, que, nace y necesita cuidados especiales; crece y necesita cuidados especiales, enferma y necesita cuidados especiales, envejece y necesita cuidados especiales. ¿Quién tiene que proporcionar esos cuidados especiales? Esa y no otra es la cuestión, y es que ocuparse de los otros tiene que convertirse en una tarea de hombres y mujeres, no en un castigo social al que se ven condenadas las mujeres, sino más bien en una forma de enriquecimiento de la sociedad. Para ello es preciso que se reconozca que el tiempo dedicado a las tareas domésticas y el tiempo dedicado a la atención de los demás es un tiempo social, por lo tanto, se debe incluir en el ciclo laboral y repartirlo entre hombres y mujeres.
Para tener una idea lo más aproximada posible de "el empleo del tiempo" y "el tiempo de empleo" de las mujeres, consulté bibliografía y estadística, pero los únicos datos que se ajustaban en parte a lo que me interesaba, eran unas tablas realizadas a nivel provincial, publicadas en el "Estudio Sociológico de la Provincia de Alicante" que recoge datos de los años 90 al 95. Pero yo quería acercarme más y sobre todo concretar más, para saber cuánto tiempo libre tienen las mujeres y a qué lo dedican para poder comprobar si se verificaban alguna de las hipótesis planteadas.
DESARROLLO Y VERIFICACION DE LAS HIPOTESIS
Del Universo existente se plantea un muestreo, siendo la técnica utilizada el cuestionario con preguntas cerradas para una mejor cuantificación de las mismas, aunque dando la posibilidad de varias respuestas en algunas preguntas, con el fin de recoger la máxima información posible.
Definición de la población
La población ha sido recogida de Villena (Alicante). La encuesta iba dirigida a mujeres entre 18 y 90 años de edad, y los cuestionarios se repartieron en diversas zonas de la población, tratando de que fueran contestadas por mujeres pertenecientes a sectores de clase media-baja.
Muestra invitada 34
Muestra productora de datos 27 cuestionarios, siendo por tanto el 79,4% y, habiéndose producido una mortalidad del 20,6%.
Recolección de datos
Las 27 mujeres que contestan al cuestionario tienen una edad media de 40 años, y se encuentran en los siguientes tramos de edades:
16 a 24 años: 2.
25 a 44 años: 19.
45 y más años: 6.
De entre ellas, 6 no tienen pareja estable; cinco están comprendidas en el tramo de 25 a 44 años y una entre las de 45 y más años. Esta circunstancia es irrelevante para el resultado de datos ya que no se aprecian diferencias sustanciales en el tiempo dedicado al trabajo doméstico, sin embargo, lo que sí incide en los resultados es el hecho de tener o no tener hijos, ya que las únicas mujeres que dicen dedicar al trabajo doméstico menos de siete horas a la semana, no tienen ningún hijo.
Por otra parte el número de hijos/as de
media, por cada mujer según el grupo de
edad es el siguiente:
16 a 24 años: 0.
25 a 44 años: 1,3
45 y más años: 2,8
Como vemos el número de hijos se incrementa a medida que aumenta la edad de las mujeres. Es un hecho constatado que las nuevas generaciones de mujeres han reducido significativamente el número de hijos a procrear.
Encuesta distribuida:
POR FAVOR, CONTESTA SOLO SI ERES UNA MUJER QUE TIENES ENTRE 18 Y 90 AÑOS DE EDAD.
• Edad: años.
• ¿Tienes pareja estable? sí no
• ¿Tienes hijos o hijas? sí no
• En caso afirmativo ¿cuántos?
Trabajas:
• Fuera de casa, por cuenta ajena
• En casa, en la economía sumergida
• En el propio negocio
• En las tareas del hogar, como ama de casa
En paro
Tiempo que dedicas semanalmente al trabajo remunerado:
• Menos de 20 horas
• Entre 37 y 40 horas
• Más de 40 horas
Tiempo que dedicas semanalmente a las tareas domésticas y al cuidado de hijos e hijas, si tienes:
• Menos de 7 horas
• Entre 17 y 18 horas
• Más de 20 horas
Tiempo que dedicas semanalmente al ocio o diversión:
• Menos de 7 horas
• Entre 7 y 18 horas
• Más de 20 horas
¿A qué dedicas el tiempo libre?:
• Escuchar música
• Leer
• Pasear, charlar...
• Hacer deporte, bailar...
• Viajar, realizar excursiones...
• Ir al cine, teatro...
• Otras (indicar cuales)
¿Participas en alguna asociación ciudadana o partido político?:
• Asociación cultural
• Asociación deportiva
• Asociación de vecinos
• Organización sindical
• Partido político
¡Atención! El tiempo que dedicas a satisfacer las necesidades fisiológicas como comer, dormir, etc., no debes contabilizarlo en los apartados anteriores.
De las respuestas obtenidas se derivan los siguientes datos:
El 85,2% trabajan de forma remunerada, bien por cuenta ajena, en la economía sumergida o en el propio negocio.
Se dedican en exclusiva al trabajo como amas de casa, solo dos mujeres, una de ellas tiene 61 años y tres hijos, y la otra 38 años y cuatro hijos. También son solo dos mujeres las que se declaran en situación de paro, tienen 38 y 39 años respectivamente.
El resto de las encuestadas que manifiestan trabajar de forma remunerada, se distribuyen de la siguiente forma:
• En la economía sumergida trabajan 6 mujeres, lo que representa un 26%, por cuenta ajena lo hacen 15 mujeres, que representan un 65,2% y en el propio negocio 2 mujeres, lo que supone un 9% del total de mujeres que trabajan de forma remunerada. (Gráfico n.º1).
• En cuanto a la distribución del tiempo dedicado al trabajo remunerado a lo largo de la semana es el siguiente:
Dedican menos de 20 horas a la semana un 8,6% de las mujeres.
Dedican entre 37 y 40 horas a la semana un 69,5% de las mujeres.
• El tiempo de dedicación al trabajo doméstico y su distribución es el siguiente:
Dedican menos de siete horas a la semana el 11,1% de las mujeres encuestadas.
Dedican entre 7 y 18 horas a la semana el 37% de las citadas mujeres.
Y por último el tiempo dedicado al ocio o tiempo libre es el siguiente:
— Dedican menos de 7 horas a la semana el 44,4% de las mujeres que respondieron a la encuesta.
— Dedican entre 7 y 18 horas a la semana el 55,5%.
En cuanto a las respuestas sobre a qué actividad dedican el tiempo libre o de ocio, se obtienen las siguientes:
• Pasear, charlar 74'0%
• Leer 51,8%
• Escuchar música 48,8%
• Viajar, hacer excursiones 40,7%
• Hacer deporte, bailar 29,6%
• Ir al cine, teatro 29,6%
• Participan en Asoc. Cultural 29,6%
• Participan en Asoc. de Vecinos 3,7%
• Ver televisión 1,1%
Se quedan totalmente vacíos los espacios destinados a la participación en Organización Sindical y Partido Político, es decir: ninguna mujer de las encuestadas, participa o dedica su tiempo libre a ellos.
Interpretación cualitativa de los resultados
Dado el sistema de muestreo utilizado (no aleatorio) y los errores detectados en el planteamiento de alguna de las posibles respuestas del cuestionario, como son: tramo demasiado amplio entre el mínimo y el máximo de horas; bajo contenido de horas dedicadas al trabajo doméstico, en su nivel máximo, ausencia de la respuesta "ver televisión", dentro del apartado ¿a qué dedicas el tiempo libre?, etc., hacen que la interpretación deba ser considerada más cualitativa que cuantitativamente.
Como observamos a la luz de los datos obtenidos, y respondiendo a la primera hipótesis planteada, parece que "las mujeres participan poco en la política porque les falta tiempo" ya que, el 44,4% de las mujeres encuestadas, dedican al ocio o tiempo libre menos de siete horas a la se-mana, y el 55,5% dedican entre siete y dieciocho horas al mismo concepto. Si tenemos en cuenta que la distancia entre el tramo siete y dieciocho horas, es muy amplia y, que el anterior tramo ha obtenido una respuesta muy importante, podemos pensar que en su conjunto las respuestas, estarían más próximas al de siete horas que al de dieciocho.
En cuanto a la verificación de la segunda hipótesis: "no les interesa", parece razonable que si se verifica la primera, tal como hemos visto, quedaría excluida la segunda. Sin embargo como observamos en los resultados, existe un 29,6% de mujeres que participan en asociaciones culturales y un 3,7% que lo hacen en asociaciones de vecinos, lo que nos verifica también la segunda hipótesis, ya que no existe ninguna mujer que participe en partidos políticos, entre las mujeres encuestadas.
CONCLUSIONES
Al llegar a la conclusión de que "las mujeres participan poco en política porque no les interesa", podemos profundizar un poco más y hacernos la siguiente pregunta: Y la política ¿se interesa por las mujeres?
Dejemos esta interrogante en el aire y volvamos de nuevo a la cuestión ¿por qué no les interesa la política?
A esta pregunta puede haber varias res-puestas, y sin ánimo de agotarlas voy a sugerir algunas:
Primera.— Porque no les gusta el modelo masculino de participación, según el cual, deben disponer de "todo el tiempo del mundo para dedicarse a ella", ya que aquí se vuelve a poner de manifiesto la misma estructuración que en el tiempo de trabajo, con un modelo clásico de trabajador/militante en partido político, cuyo sexo es masculino y sin más responsabilidades que su trabajo y, por extensión la militancia en un partido político.
Segunda.— Porque tienen que adaptarse a un modelo organizativo en el que no han participado, debiendo de asumir unas reglas que de alguna manera les son impuestas.
Tercera.— Porque la función de la polí-tica es, en el mejor de los casos, la de transformar el mundo, y las mujeres, han establecido prioridades y lo que quieren es transformar primero sus vidas.
Esta última afirmación quizá suene un poco fuerte o pueda parecer que las mujeres son muy egoístas, nada más lejos de la realidad. Las mujeres han dado y siguen dando suficientes muestras de entrega y solidaridad hacia los demás, incluso olvidándose de sí mismas, por lo tanto no es esa la cuestión. Pero es necesario que cuando se hable de grandes temas, o se cuestione tal o cual modelo de sociedad, se descienda a lo concreto, a lo individual, a lo que afecta a cada persona..., para después volver de nuevo a lo colectivo, a lo universal de forma redimensionada.
El día que hombres y mujeres dejen de jugar a ser perfectos en sus respectivos ro-les o papeles sociales, podremos empezar a pensar que se está produciendo una integración entre "lo público" y "lo privado", mientras tanto, todo lo demás serán incursiones, de forma voluntaria e incluso obligadas por las circunstancias. Tomemos como ejemplo el desempleo del hombre, éste asume circunstancialmente algunas tareas del maternaje o ámbito de "lo privado". Es bastante más raro que esto ocurra a la inversa, ya que cuando la mujer decide seguir en el trabajo, después de la maternidad, lo hace después de una profunda reflexión ya que sabe le va a suponer la realización de una doble jornada.
Por otra parte, cuando hablamos de la perfección a la que juegan, tanto hombres como mujeres, hay que decir que la deshabituación ante la asunción de tareas por parte de la mujer, es bastante más conflictiva que en el hombre, ya que la sociedad entiende que éste asuma funciones del ámbito privado, cuando carece de empleo, pe-ro no entiende ni acepta de buen grado que la mujer deje de realizar esas mismas funciones, delegándolas en su compañero o pareja. Esta razón, además de otras de tipo afectivo-filial, (1) son las responsabilidades de la doble jornada de las mujeres.
Como conclusión final, quiero manifestar que si algún valor tiene este pequeño trabajo de investigación, espero que sea el de hacernos reflexionar sobre este tema y, al mismo tiempo, ayude a desmontar la afirmación simplista de quienes consideran que una vez conseguida la igualdad ante la ley, ya no hay lugar para la desigualdad entre los sexos. Como podemos comprobar a poco que reflexionemos, esto no es así. Y en el caso que nos ocupa "la escasa participación de las mujeres en la política", o lo que es lo mismo: el que más del 50% de la población esté prácticamente ausente de los grandes centros de decisión política, es algo que debe hacernos pensar y sobre todo debe invitarnos a investigar para averiguar las razones de esa falta de participación, porque si preguntamos y nos acercamos a las mujeres con verdadero interés, quizá vayamos descubriendo un nuevo modo de pensar y, sobre todo, una nueva forma de plantear, analizar y buscar soluciones a los problemas. Las situaciones problemáticas no deben ser consideradas patrimonio exclusivo de ningún género, ni tampoco la búsqueda de soluciones... "Lo público" y "lo privado" debe ser considerado, debe ser contemplado globalmente como un espacio común que es necesario reivindicar, y es imprescindible que en el proyecto participemos todos: hombres y mujeres.
BIBLIOGRAFIA
Estudio Sociológico de la provincia de Alicante, 1996 (varios autores). Elementos para una educación no sexista, Víctor Orenga, Editores, 1987 (Feminario de Alicante).
NOTA
(1) Considero razones de tipo afectivo-filial, las de la propia responsabilidad ante las necesidades de los hijos e hijas, así como ante los progenitores.
Extraído de la Revista Villena de 1997
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