A la décimo – quinta comparsa.
Está guapa la imagen de la Virgen con sus galas y coquetas, las chicas con su ajuar festivo, los actos de las fiestas son solemnes y suntuosas las Comparsas, pero nada surge por acaso ni por cigüeñas soñadas.
Gracias a unas raíces, no por feas menos nobles, ni por ocultas menos necesarias, se alimentan las plantas y en primavera lucen gallardas sus flores; también los seres vivientes, gracias al sol y al agua, se mueven y crecen en lozanía, como también nuestros cuerpos viven, piensan, sonríen gracias al alma; así las fiestas, con sus desfiles, banquetes y danzas, tienen su raíz, su sol y su alma en la DECIMO-QUINTA Comparsa. Es Alma y Madre de todas. Vive escondida como una raíz. Pierde su vida como una madre para que los demás vivan.
Los que, de alguna manera, salimos y nos vemos en Fiestas os ofrecemos estas letras que quieren ser un Himno de reconocimiento y acción de gracias a todos vosotros los que formáis el ejército desconocido, la Legión de la 15.. Comparsa, sal y fermento en todo y para todos. Gracias. Rompen filas las religiosas y formadores de juventud, ellas, las predilectas de la Virgen, sin ruidos, bandas ni tambores, guardan los arreos de la Madre, bordan con amor su manto, rezan por nosotros, todas son pararrayos a lo divino; y los formadores, en gama multicolor, forjan los cuerpos y las almas en paciente y generosa entrega por una Ciudad mejor, por una juventud más sana y más santa.
Un segundo grupo lo forman las confeccionistas, lavanderas, planchadoras, amas de casa, las que, en ofrenda de abnegación amorosa, limpian los trajes y las casas, las que visten guapos a los suyos, permaneciendo en la sombra con su sonrisa callada.
También los enfermos son socios de esta grandiosa Comparsa, ellos llevan la mejor ofrenda a la Morenica, sus cuerpos maltrechos o heridos por el dolor son ofrenda de amor que redime los pecados nuestros y amados como nadie por la Virgen, alientan la esperanza de una fiesta mejor.
Las tribunas de las calles nos hablan de unos obreros sencillos, de herreros y carpinteros que culminan su labor en el trono a la Patrona. Las carrozas nos hablan de chóferes expertos y de consumados artistas; las flores que rinden a la Virgen y al mundo su homenaje de fragancia y colorido nos traen el recuerdo del sufrido labrador y fino jardinero. Los albañiles enlucieron las fachadas y si las calles están limpias se debe al abnegado barrendero y basurero que trabaja mientras la Ciudad descansa. El borracho es atendido, el tráfico bien ordenado, vibran las campanas a fiesta, los cascos están vigilados, la Iglesia está atendida, los dulces bien fabricados, como bien servidos los menús y atendidos los foráneos. Todo es fruto de esta labor primorosa de esta 1 5 Comparsa en la que están los serenos, guardias, campaneros, policías, sacristanes, confiteros, barmans, operadores, taquilleros, ignorados colaboradores, público entero, amén de los «cerebros grises» que semana tras semana planean lo mejor para la Ciudad cuyo mayor orgullo es honrar a la Virgen.
Pidiendo a ELLA su mejor sonrisa para la 15.. Comparsa deseo a todos unas felices fiestas, a la juventud pido Virginidad para que la Virgen no se avergüence y a cierta Comparsa... más dignidad.
Vuestro Párroco de Santiago, ARSENIO IRIGOYEN URTASUM
Extraída de la Revista Villena de 1976
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