1976 LOS MOROS Y CRISTIANOS DE VILLENA

Los Moros y Cristianos de VILLENA.

Por FRANCISCO NAVARRO GONZALEZ. 

Presidente de la Junta Central de Fiestas

Mi condición de presidente de la Junta Central de Fiestas de Moros y Cristianos villenense, me lleva a constituirme en colaborador de la revista VILLENA en este año de 1 976. Sólo por el desempeño de dicho cargo accedo a ella, y no por mis merecimientos personales, que no considero suficientes como para justificar la inclusión de mi nombre en sus páginas.

Así, pues, es mi cometido de portavoz de la Junta Central el que obra para que, al representarla en todas las actividades que desarrolla, personifique su presencia en la revista anual que se edita con motivo de la Fiesta de Moros y Cristianos de nuestra Ciudad. Presencia que no es posible eludir porque la Fiesta es tan importante para todos los villenenses hasta el punto de constituir la mejor de sus conmemoraciones, y uno de los muchos motivos que la Ciudad posee para ser conocida y alabada en el ámbito nacional y aún fuera de él.

En efecto, los Moros y Cristianos villenenses tienen una bien ganada fama por la espectacularidad de sus actos externos, por el número de sus participantes, por la brillantez de sus Comparsas y escuadras especiales, por el buen hacer de los hombres que desempeñan su cometido con una perfección, mezcla de intuición y experiencia, que hace de nuestra Fiesta algo irrepetible. Precisamente esa suma de aspectos, y la responsabilidad que tenemos los actuales festeros de mejorar nuestra actuación para transmitirla a quienes han de seguir desempeñando esta labor de perpetuar nuestras más queridas tradiciones, ha hecho indispensable esta Junta Central que se ocupa de todos los aspectos que conciernen a aquellas.

No es posible negar la eficacia con que la Junta ha desempeñado hasta ahora sus funciones. Relacionar su actuación durante los siete años de labor, sería innecesario, por ser de todos conocida y estar presente en la memoria de los festeros. Un detallado inventario de ella, ocuparía más espacio de lo que es aconsejable en un trabajo de las características adecuadas a esta Revista. Pero la Junta Central, como es lógico, sabe, perfectamente que no puede detenerse a considerar la labor realizada y a dormir en los laureles de unos logros que no deben bastar, aun siendo muy estimables, para colmar los deseos de festeros y elementos directivos. Nuestra tarea ha de seguir siempre, en un inacabable deseo de perfección, trabajando para Villena en un sentido general y para la Fiesta villenense en un más concreto aspecto.

Y si las sucesivas realizaciones no son fáciles ni cómodas, sí lo es, al menos, la enumeración de los propósitos. Fijar las circunstancias por las que debe discurrir la Fiesta; atender a su más completa y detallada realización; procurar que cada día sea más perfecta en todos sus aspectos y que responda con mayor fidelidad a los altos ideales que la mueven, son las tareas inmediatas. Pero todavía debe hacer más. Ha de trazarse más ambiciosos propósitos, los cuales, complementando la actividad festera, la enriquezcan y la enaltezcan. Y ha de trabajar cuanto sea posible para llegar a la cristalización de esos propósitos en hermosas realidades.

Así ha hecho ya la Junta Central en anteriores etapas. La realización del Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos en 1974, fue el más destacado de estos logros. Y en esa línea ha de seguir la Junta, buscando la mejor forma de decantar nuestra Fiesta y todo aquello que la afecta.

Una de las ideas que, desde hace unos años, bulle entre los miembros de nuestro organismo festero, y entre muchos de aquéllos que son parte decisiva en la celebración de nuestra más querida efemérides, es la de llegar a tener, como ya la hay en otros lugares, terminada o en embrión, la Casa del Festero. Esta sería la fuente de muchas y destacadas actividades que hoy no pueden siquiera llevarse adelante, el destino natural de tantos y tantos documentos, reliquias y recuerdos de nuestra Fiesta, hoy dispersos, apenas conocidos, y en trance de desaparición u olvido. Y, a la vez, el punto de reunión donde convergieran las actividades relacionadas con la Fiesta, de todos los que en Villena la realizan, la aman y la reverencian.

Nada es difícil si los festeros se lo proponen. Son muchos y buenos. Y he de rendir hoy, en esta tribuna que la revista VILLENA constituye, el homenaje que a todos ellos se debe. He de llamar la atención de los villenenses y de aquéllos que, no siéndolo, residen en nuestra Ciudad, sobre los componentes de la Junta Central, sobre aquéllos que la han constituido desde 1970 y que han permanecido en ella, más o menos tiempo, trabajando sacrificada mente para servir sus actividades. Y también para esa magnífica legión de festeros villenenses que hacen honor a sus más caros ideales: la devoción a la Patrona, a quien van dedicados los festejos, y el respeto y el amor a unas tradiciones recibidas de nuestros mayores.

Este magnífico conjunto de hombres, muchos de los cuales trabajan casi ininterrumpidamente a lo largo del año para mantener encendido el fuego de la labor festera y el del perfeccionamiento de su inacabable tarea, merecen el reconocimiento de todos. La Fiesta de la que tan orgullosos nos sentimos, la que atrae a tantas gentes con el solo anuncio de su celebración, la que congrega a tantos villenenses ausentes que no pueden ver llegar esas fechas sin sentir la imperiosa llamada que les lleva a reunirse de nuevo a la sombra de su ciudad natal, es posible gracias a ellos. Y de ellos cabe esperar todo lo que sirva para servirla y para enaltecerla y gracias también a la Corporación Municipal, que con tanto cariño, acoge siempre nuestras inquietudes.

Extraído de la Revista Villena de 1976