Todos conocemos que la Junta Central de Fiestas villenense concede anualmente varios premios por diversas actuaciones festeras. Y a pesar de que ha habido voces que se han alzado en contra de estos premios, alegando que con sólo participar ya se alcanza premio suficiente y es innecesaria otra recompensa, basta asomarse a la plaza de Santiago la noche del día nueve, cuando se hace pública el acta de la Junta Central concediendo tales galardones, para comprobar la expectación del numerosísimo público que acude con el fin de conocer el juicio que han merecido las actuaciones de los días precedentes.


Yo puedo dar fe, por propia experiencia y por conocer la forma de pensar a este respecto de los que han sido mis compañeros en estas lides, que la concesión de uno de estos premios constituye una gran satisfacción para cualquier cabo que sea un buen villenero y un festero auténtico. Pero sé también cuántas veces el fallo no ha sido totalmente justo, y se han premiado actuaciones que estaban muy por debajo de otras que a todas luces merecían la recompensa que no llegaron a obtener.

Yo he conocido enjuiciamientos verdaderamente sorprendentes: he visto puntuar al máximo, o poco menos, a un determinado cabo, mientras que otro jurado consideraba que esa misma actuación no merecía más que un rotundo cero. Y llego a pensar que muy bien puede haber sucedido que en esa puntuación hayan influido, siquiera sea de forma inconsciente, en un caso para bien, en otro para mal, factores extra-festeros, circunstancias que nada tienen que ver con la Fiesta y sentimientos totalmente ajenos a la estricta actuación, que debería juzgarse haciendo abstracción total de toda otra consideración que no sea la que a la Fiesta se refiere.

Con estos alegatos sólo pretendo llamar la atención acerca de los conocimientos que forzosamente deben reunir los que han de juzgar la actuación de los cabos de Moros y Cristianos en nuestra ciudad. Nadie debe efectuar una labor de este tipo si no reúne la capacidad suficiente para hacerlo y no se aplica a ello prescindiendo de cualquier otra consideración que pueda influir en el dictamen que ha de emitir. Yo llamo la atención de la Junta Central, y con ello termino, para que extreme su cuidado a la hora de determinar quiénes han de ser los que han de actuar como jueces. Y no menor cuidado han de poner en práctica los que han de emitir sus juicios acerca del papel que los cabos efectúan en nuestra Fiesta. Estos cabos ponen en su labor tanto esfuerzo, tanta ilusión, tal afán de realizar su cometido con la suficiente perfección, que nunca será bastante el cuidado que se ponga al juzgar la tarea que llevan a efecto. Ojalá los sucesivos jurados se percaten de la importancia que lleva consigo su función y ésta transcurra en el futuro de la forma más satisfactoria para nuestra conmemoración anual.
PEDRO PALAO
Extraído de la Revista 10 aniversario de los Cabos de Villena de 1991
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