2018 "DESNUDOS" DE TOMÁS NAVARRO MÉNDEZ

Exposición “Desnudos” de TOMÁS NAVARRO MÉNDEZ 

Vinatería Envero de Villena

24 DE MAYO AL 24 DE JUNIO DE 2018

“la artista y el modelo”

Tomás Navarro Méndez, joven artista nacido en Villena hace escasamente 24 años, expone en la Vinatería ENVERO de Villena una muestra de su última colección de óleos que ha paseado en los últimos meses por San Sebastián, Vitoria-Gasteiz y Madrid.

Nos presenta seis óleos cargados de rotundidad en la pincelada y el color, expresivos y sugerentes al mismo tiempo, con los que nos invita a desentrañar e imaginar el relato que los conduce. Tomando como modelos a su musa, “La Maga de Rayuela”, y a él mismo, nos presenta su obra, descarada y fresca, incitándonos a participar, ya no como espectadores, sino como coprotagonistas de eso que estamos viendo, una obra cuyo objetivo es involucrar al observador para que éste se sumerja en el cuadro, o para que lo que en el cuadro está pintado salga de sus dos dimensiones inanimadas acompañando al que está enfrente.

La trayectoria de Tomás Navarro Méndez es corta dada su juventud, pero intensa. Desde su primera participación en una exposición colectiva a finales de 2015 en el Círculo Agrícola Mercantil Villenense hasta hoy ha realizado siete exposiciones individuales. En menos de una año, de julio de 2017 a mayo de 2018, ha expuesto en San Sebastián, Vitoria-Gasteiz, Madrid y ahora en Villena. En la actualidad ha iniciado un nuevo proyecto pictórico destinado a exponerse en la Casa de Cultura de Villena el próximo año 2019.

Aquel día en el que se instaló en mí la idea de “la artista y el modelo” fue la revelación y el punto de partida en el que el mundo comenzó, realmente, a cambiar, aunque solo fuera una centésima de grado, el rumbo de su historia.

Por qué digo lo anterior, me pregunto y pregunto al espectador de esta exposición de lienzos de Tomás N.M., y qué tiene que ver con ello. Respondo. Porque he visto el cambio de época en la que vivimos en las obras de este joven artista. Ya no somos los hombres los que marcamos la pauta, son las mujeres y de ello, a mis sesenta años recién cumplidos, me he dado cuenta asistiendo todos los días cuando entro, muy temprano en la mañana, en el estudio de pintura de Tomás N.M. a ver y fotografiar con mi IPhone el trabajo que ha producido la noche anterior. Después de meses de visualizar su quehacer pictórico, ahora, cuando escribo este texto para su exposición en la galería “enebada! artelekua “ de Vitoria‐ Gasteiz, reconozco que lo que él plasma en sus cuadros es un mundo nuevo en el que la figura femenina ya no es tal cual la hemos entendido desde siempre, el objeto de nuestros deseos, sino que es la protagonista y hacedora del milagro de la vida, es la creadora, la que soporta el mundo sobre su regazo y lo hace funcionar, y nosotros, los hombres, artistas o no, somos meros y obedientes instrumentos de su poder generador.

En los cuadros de Tomás N.M. aparece su musa, la verdadera artista y también él mismo, como he dicho antes, el modelo, que es el pintor. Ya no es la mujer cosificada que posa quieta en una posición prefijada por el pintor. No, es una mujer que comanda y fija su posición e intenciones y acuerda con el amanuense pintor que realice él aquello que ella quiere que ocurra en esas dos dimensiones divinas que es, y será por siempre, la máxima expresión del progreso creacional del mundo. El monólogo de antaño se ha trasformado en diálogo, de ahí la tergiversación que supone el epígrafe de estas reflexiones mías: “la artista y el modelo”.

No solo ha sido mi asidua, constante y permanente observación del trabajo de Tomás N.M. lo que me ha llevado a este descubrimiento, que para mí lo es, sino que la conversación con él sobre su trabajo, así como la lectura de sus poéticos textos en las redes sociales, ha sido lo que conjuntamente me ha llevado a descubrir la realidad, la verdad de lo que ha estado produciendo, una obra plástica nueva y singular, un mundo inédito y plural al mismo tiempo. Ese mundo ya está aquí para quedarse durante dios sabe hasta cuándo.

Cuando observo este cuadro en el que el pintor observa a su modelo, creo entender la sumisión de aquél a ésta.

La materia plástica de Tomás N.M. es el óleo sobre lienzo, en eso es tan clásico y ortodoxo como los maestros de la pintura, admirados y referentes para él, me consta, siendo, no obstante, en la mirada que proyecta sobre sus obras donde el artista nos invita a ver más allá de la evidencia material. Por un lado la amplitud cromática de sus pinceladas nos desvelan una realidad escondida, solo visible para él, que pone al servicio del espectador al hacerla posible plasmándola en la tela. Pero va más allá, para que lo comprendamos y lleguemos a situarnos en su posición metafísica, sobre ese fondo plano cuadriculado de azulejos, intencionadamente aséptico a la vez que plásticamente convulso, nos lanza mensajes subliminales cargados de dramatismo y sensibilidad, encarnados en la posición, situación e intención que sus personajes adoptan dentro de ese universo multidimensional aparentemente atrapados en las dos dimensiones del plano del cuadro. Ese mensaje no es otro que la descripción de aquello que al principio yo desvelaba, y es que ha llegado la era de “la artista y el modelo”, ha llegado el tiempo en el que el objeto del cuadro está fuera del mismo, la narración está en el mundo que se enfrenta a ese lienzo, nos habla de aquello que está pasando donde el espectador se encuentra, ya no nos relata una historia, ahora nos involucra haciéndonos participar activamente, invitándonos a formar parte de su creación, que a partir del momento en el que nos situemos delante del cuadro vendrá a ser nuestra personal inventiva lo que hará posible aquello que “la artista y el modelo” han propiciado que sea.

En Villena, febrero de 2018 

Tomás Navarro Rodríguez