Por una feliz coincidencia, los villenenses van a gozar estos días de fiesta sin par de un acto más en su atractivo programa: la inauguración de la nueva sede social que la Caja de Ahorros del Sureste de España ha erigido en Villena.
No vamos a descubrir aquí, donde tanto se la conoce y ama, a esta benemérita Institución. Cuando los hombres de Villena, la muy ilustre ciudad, han depositado su fe en esta fecunda matrona que es la Caja, sobran todas las glosas. Con la fe traen el producto de su trabajo, las economías que en todo hogar previsor y cristiano producen quienes saben lo que cuesta ganar el pan y la tranquilidad cara al mañana. Y porque saben que el dinero mal guardado, avariciosamente oculto, resulta estéril para ellos y para la sociedad, se inclinan gozosamente —honrándose con ello y honrando a la Caja con su confianza — por depositarlo en las puras arcas del Ahorro español, donde juega un papel benefactor para la Patria.
No es por simple inercia por lo que los ahorradores del Sureste español acuden a las ciento y pico de Oficinas que la Institución tiene establecidas en las provincias de Alicante, Murcia y Albacete. Sus preferencias tienen plurales justificaciones: la nunca desmentida promesa de los rectores de la Caja de laborar siempre por el robustecimiento material y espiritual de tan hermosa región; la constante inquietud creadora, con olvido de las comodidades que podrían permitir una vida sin complicaciones de organización, ya a tan alta y bien ganada altura; el sólido prestigio de esta Institución, colocada en el décimo lugar entre las de la nación; el desarrollo de sus frecuentes planes, que se suceden con dinámica proyección unos tras otros, sin desmayos, sin descanso, respondiendo al interés general...
Todo esto confirma en su predilección a esos centenares de miles de ahorradores, que sumarán muy pronto, quizás este mismo año, un millar de millones en el saldo de ahorro que la Caja administra.
Como todos saben, los beneficios de estas cuentas de ahorro revierten a los propios impositores de una manera muy directa. ¿Quién no se beneficia de la construcción de viviendas protegidas, del apoyo a la agricultura, de la importante acción cultural, de la ingente ayuda a instituciones de orden religioso o recreativo, de la larga serie de préstamos de todo orden que normativamente concede la Caja de Ahorros del Sureste de España?
Sabe el agricultor que sus terrenos producirán más, con menos esfuerzo, si acude a la Caja y se acoge a ella. Gozará de la prestación de excelentes semillas, de fertilizantes, de tractores...
Sabe el estudiante que su pobreza será un honor, y que sobre este honor gravitará el préstamo que la Caja le hará a largo plazo para que no se malogre una inteligencia...
Sabe el industrial honrado que sus iniciativas no serán olvidadas y que sobre su experiencia podrán fructificar los fondos que la Caja le preste para el mayor desarrollo de su negocio.
Sabe el obrero que podrá alcanzar el premio de su independencia logrando para sí la pequeña industria que ofrezca después a sus hijos, si hace valer su inteligencia y laboriosidad a los hombres que administran el Ahorro.
¡Cuánto bienestar extendido, cuántas lágrimas enjugadas, cuántas vidas jóvenes amparadas y dirigidas hacia un porvenir risueño por esta Institución viva, cuyos latidos marcan el compás de un pueblo que- lucha noblemente por mejorar sus condiciones, por extraer de la tierra los mejores frutos, por dignificar su existencia para mayor gloria de Dios!
La Caja de Ahorros del. Sureste de España no es sólo un nombre, una fría entidad donde el dinero se cuenta, se anota y se guarda. La Caja tiene espíritu, y el espíritu se opone a aceptaría materia si ésta no tiene o no expande un influjo social, espiritual y benéfico en la más amplia proyección.
Por eso en esta inauguración de nuevos locales para la Sucursal en Villena de -nuestra querida Caja de Ahorros del sureste de España, nos hemos de mostrar legítimamente orgullosos de que la protección que a la ciudad dispensa la celestial Patrona Nuestra Señora de las Virtudes, haya asimismo recaído sobre esta representación de la Entidad. Pedimos a la Señora siga prodigando sus celestiales favores sobre la huerta villenense, la creciente ciudad, sus rectores y quienes trabajan por ella para enaltecerla. Y terminamos suplicando su bendición para la nueva casa de esta Institución, que será el hogar de todos los hijos de Villena donde encontrarán calor, cultura y sentido espiritual. —J. G. S
Extraído de la Revista Villena de 1957
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