1993 MEJOR PREDICAR CON EL EJEMPLO

Mejor predicar con el ejemplo. Por FRANCISCO FERRI RUIZ

Este artículo va dirigido a los padres, educadores, mayores, jóvenes, políticos, líderes..., en definitiva, a todas las personas que en algún momento o en muchos disponemos de autoridad.

Todos los que podemos influir sobre los demás con nuestra actitud, debemos en suma, PREDICAR CON EL EJEMPLO.

Los niños aprenden de lo que ven y oyen, y a menudo esto deja mucho que desear. La televisión, con sus acciones violentas y vocabulario grosero; en casa, la calle y otros, ídem de lo mismo.

La forma más sencilla de enseñar a actuar correctamente a nuestros hijos es, sin duda, PREDICAR CON EL EJEMPLO.

Hablar correctamente sin tacos, no tirar papeles (no es excusa no tener una papelera a mano), no pisar las plantas, no fumar, no beber..., son algunas de las pequeñas cosas que debemos evitar hacer siempre, especialmente cuando debemos de PREDICAR CON EL EJEMPLO.

Creo que si tuviéramos un poco más de cultura cívica, no haríamos, y denunciaríamos cada acto que va contra la naturaleza, el orden y la limpieza. Cada vez que veo a un conductor vaciar su cenicero en medio de la calzada, romper papeles y lanzarlos, colillas fuera de los ceniceros, me da mucho coraje; y es que en estos pequeños detalles se deja entrever lo poco que respetamos a los demás. Y el caso es que a todos nos gusta encontrar todo nuevo, en orden y limpio; pero desgraciadamente poco hacemos porque esté siempre así, cuando lo más útil sería más que ordenar, no desordenar, más que limpiar, no ensuciar. Como dice un buen amigo mío: «No es más limpio quien más se lava, sino quien menos se ensucia».

Si tenemos cuidado con todas estas pequeñas cosas, también nos será fácil llevarlo en las grandes, porque habremos creado el hábito.

Vivamos intensamente, disfrutando de la naturaleza, de la compañía de nuestras personas queridas, de todos los seres vivos: hombres, animales y plantas.

Seamos libres, pero sabiendo que vivimos en comunidad y que nuestra libertad acaba donde empieza la de los demás.

Dialoguemos respetando todas las opiniones, sin subir el tono, escuchando, sin tratar de imponer, que sea la mejor idea, venga de quien venga, la base para trabajar juntos.

Respetemos mucho a nuestros mayores, aunque podamos diferir de su punto de vista. Su vivencia merece la pena analizarla profundamente, pues aunque los tiempos cambian, la curiosidad e inquietudes del ser humano no lo hacen tanto.

También respetemos a los más jóvenes, hagamos un esfuerzo en comprender las inquietudes de nuestros hijos, nos será más fácil si volvemos la vista atrás. Démosle libertad a cambio de exigirles responsabilidad.

La verdad es que al opinar sobre el respeto a las personas mayores o jóvenes no sé dónde incluirme, espero que dé igual. A mis 38 años depende de con quién me encuentre, me siento mayor o joven, pero lo cierto es que tanto unos como otros constantemente me están enseñando muchas cosas, por lo que mi respeto es total hacia todos; no en vano y a pesar de las acciones malas de ciertas personas que diariamente vemos y oímos en los medios de comunicación, yo creo en el ser humano, en su buena fe, hasta el punto de que si los hombres de acciones buenas se unieran actuando de igual forma y PREDICANDO CON EL EJEMPLO, la humanidad cambiaría para vivir todo el mundo mucho mejor.

También sería deseable que nuestros políticos dedicaran menos tiempo a la política de partido y más a gobernar, que significa planificar a corto y largo plazo las estrategias y estructuras adecuadas para, a través del trabajo digno y necesario de todos los ciudadanos, crear un mejor bienestar donde abunde la educación, la solidaridad y el respeto a los demás, incluyendo las ayudas a los países más necesitados.

En definitiva y en mi opinión, el cambio debe de empezar desde arriba, para que sea más rápido, más eficaz, porque si los que tenemos poder de decisión la utilizamos para desinteresadamente implantar justicia, será mucho más fácil lograr el éxito, al poder contar, sin duda, con la confianza de todos; y para ello sólo hay una forma, sólo un camino: PREDICAR CON EL EJEMPLO.

Extraído de la Revista Villena de 1993