13 sept 2023

1974 MARÍA DE LAS VIRTUDES

María de las Virtudes Madre de la Iglesia y Madre nuestra
En cualquier momento es momento de orar, de pedir. Pero en estos días de fiesta que el pueblo que patrocinas celebra en tu honor, creo sea el mejor momento para que a la vez que se te venera, se te ore, se te pida, y nunca en mejor momento, con más oportunidad, pues que tu hija la Iglesia y con ella el pueblo de Dios, atraviesan circunstancias tristes envueltas en pólvora, fuego y maledicencia. Pero a su vez, en estos días también resplandecen los colores chillones del atuendo de los festeros, envueltos en pólvora, pero no destructora, entre el chasquido de los arcabuces y la algarabía musical y jolgorio de la juventud festera, con manifestaciones de fe a su Patrona; esto es, su espiritualidad y esperanza que, al menos una vez al año, patentizan con confianza basada en la tradición; y esté año, con mayor motivo, por coincidir con el V Centenario de su aparición para consuelo y protección de este pueblo que sabe honrarla.
Sí, este es el mejor momento, la mejor ocasión, para con esa misma ilusión, con esa misma fe y confianza en que se festeja el V Centenario, y si cabe aún con más ahínco, porque los tiempos y las circunstancias lo requieren, pidamos a la Madre de la Iglesia, a la Madre nuestra y como tal con plena confianza esa su ayuda maternal, para que su Iglesia, nuestra Iglesia sea signo y sacramento de salvación, petición ésta que viene haciendo Paulo VI con tanta insistencia, llamada de fe y esperanza. Que las renovaciones de la Iglesia sean acogidas con respecto y generosidad, teniendo en cuenta las anteriores costumbres tan arraigadas en nuestros mayores; que para ello y para todo se use del amor, de aquel amor que nos legó nuestro Señor Jesucristo, fundador de su Iglesia, nuestra Iglesia.
Pidamos en estos momentos, pero insistentemente, para que el mundo no se concentre solamente en un círculo de condicionamientos y esquemas puramente humanos, pues con ello se camina a la pérdida de la fe. Pidamos a nuestra Patrona en estos cruciales momentos para que siga el buen propósito y concordia que vienen presidiendo las conferencias episcopales; por las relaciones entre Iglesia y Estado, que se aúnen en un fuerte lazo en lo material y espiritual, que haya un buen y sincero entendimiento y se llegue al bien temporal. Sí, pidamos también por el cese de ese vendaval a los cuatro vientos de "terrorismo" (secuestros robos incendios y crímenes); pues que el mundo no se hizo para tanto mal; el mundo se hizo para el bien para el bien de todos sus moradores. Incansablemente debemos pedir a nuestra Madre que nuestra petición sea sincera que nuestra petición aunque en estos días salga entre tanta salva de arcabucería entre tanta algarabía, entre tanto destello de luz y color, salga, sobre todo, de los corazones de tanto villenense arropados con tan ricos y variados atuendos con cuyo contraste transforman la fisonomía del pueblo de Villena, que es pueblo de Dios.
Ya sabemos que la barca sigue y seguirá zozobrando pero no seamos hombres de poca fe pues la barca no naufragará. María, Madre de la Iglesia, Madre nuestra, fecunda los esfuerzos de todos los hombres que laboran al servicio de los propios hombres, y que tú seas la esperanza y la luz de quienes te buscan aún sin conocerte, y de los que conociéndote, te buscan cada vez más.

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