18 mar 2023

1987 FRECUENCIA DE REPETICIÓN DE LA MUSICA FESTERA

El abanico de partituras de música festera es enorme. La oferta se amplía año tras año. Pero, indefectiblemente, las comparsas y filaes, en su mayoría, siguen desfilando al mismo son de siempre. Conmemoramos este año el 50 aniversario del pasodoble «Paquito el Chocolatero», que más que quintaesencia de la música morunocristiano, se ha convertido en bandera del folklore valenciano y se puede escuchar en cualquier verbena popular que se precie.
No obstante, motivos más que suficientes hay para que sea el mundo festero el que se disponga a celebrar la efemérides, auténtica consagración de la obra de Gustavo Pascual Falcó.
Pero volvamos al asunto de la repetición o variedad de interpretaciones musicales en el repertorio de cada entrada de moros y cristianos comenzando por las marchas moras.
Lejos ha quedado ya el momento de «Chimo» como única composición que emborrachaba de música a los festeros. Otros títulos han introducido la misma fuerza que aquella a los desfiles, de los cuales destaco cuatro títulos: «Jamalajam», «Voluntad de fer», «Guardia Jalifana» y «Als ligeros», auténtico póker de ases con que se abastece todo el bando moro en muchas entrada de otras tantas poblaciones de la geografía festera. Junto a ellas cuatro, y la nunca fenecida «Chimo», figura como pieza de lujo, muy querida por todos los festeros, «Éxodo», cuya adaptación del original es aplaudida allá donde se interpreta.
Y no podemos dejar pasar la oportunidad para hacer mención especial a la figura del timbalero, que merece nuestro aplauso por proporcionar el más genuino sabor a las composiciones. Ellos aportan la molla, la sustancia, el énfasis, el delirio, a cualquier marcha mora. Hablar de música festera es pues hablar de los timbaleros como alma de dicha música en la calle.
Por parte del bando cristiano, y dejando bien claro que los pueblos donde la marcha cristiana es asumida como parte fundamental de la fiesta son escasos, hay que dejar constancia de la gran frecuencia con que se repiten las piezas, aunque el abanico sea más variado. «Fiesta en Benidorm » y «Xabia» fueron, casi siguen siendo, los números uno, dándose la mano con «Amparito Roca» y «Paquito el chocolatero».
El fenómeno de los últimos tiempos lo ha constituido, no obstante «Tomás Ferrús», que ha calado muy hondo, constituyendo en la zona de Biar, Sax, Benejama, Caudete, Villena, Elda, Petrer, Bañeres, Castalla y Onil, en las que nos basamos para aportar estos datos, una auténtica exaltación de la fiebre festera, cuyo arranque supone la euforia colectiva, y cuyas notas se tararean por doquier.
Alcoy es el espejo donde mirarse en cuanto a música se refiere, independientemente de las tradiciones particulares de cada lugar, por tres motivos fundamentales: por el uniforme de los músicos, por el gran número de composiciones que interpretan sus bandas, y por su preciso criterio a la hora de es-coger las piezas.
Aunque no podemos, si pisamos tierra, dejar de pensar qué se trata de un caso aislado por sus características, y por muchas entradas que veamos el repertorio será el que más arriba aludimos.
La música festera ha calado hasta la médula en todos los que nos hemos criado entre sus sones. Conservarla y difundirla es nuestra tarea, porque forma parte de nosotros mismos.
Antonio Sempere
Cronista de la Junta Central de Fiestas de Villena
Extraído de la Revista Día 4 que fuera de 1987

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