20 sept 2022

1999 SE DERRIBA EL GRAN CINE IMPERIAL "FOTOGRAFÍAS PARA EL LLANTO"

Aprendemos a valorar nuestro patriminio cuando ya no lo tenemos...
Sin adentrarnos en detalles y sin intentar buscar culpables de la desaparición de este magno cine, diremos que su construcción tuvo diversas arrandadas y parones, por razones de todo tipo, pero que fue inaugurado, bajo la propiedad de la empresa Casanova Flor, el día 8 de Octubre de 1958, un mes después de la apertura de otra sala de cine llamada Cine Cervantes, también desaparecida.
La empresa Casanova Flor quería inaugurarlo para Fiestas de Moros y Cristianos pero fue imposible por no cumplir con su compromiso el constructor de las butacas.
Tras bastantes años de abanderar nuestra ciudad, como una de las mejores salas de España y de atravesar, al final, por diversos avatares, que no vienen al caso y pasar por diversas utilidades, fue derribado a finales de la década de los noventa.
Guardo en mi memoria la imagen de aquel cine; enorme pantalla que cubría toda una pared; las butacas de madera; las pipas, la sesión continua, el programa doble, el acomodador con linterna, la censura y los gritos cuando aquella obligaba a suprimir algún plano... y al IBERICO.... bang bangY, en esto, como en otras muchas cosas, a pesar de parecer unos incurables nostálgicos, la verdad es que cualquier tiempo pasado parece que hubiera sido mucho mejor.
De sala Cine pasó a ser una sala de Bingo durante algunos años y finalmente....
Fue un lujo para Villena y comarca...
en este cine se vieron los primeros destapes en los años 70.
Actualmente son cocheras, negocios...
Fotos del derribo cedidas por... Juan María Milán Orgiléshttp://www.villenacuentame.com/2009/04/1956-el-cine-imperial.htmlAdiós... Cine ImperialPrimera proyección
Cedido por... Virtudes Alvarez Albertos
Escalera del cine Imperial, tallada por Ernesto Navarro.Foto. Cine-Foto Murillo. http://www.davidmurillofotografos.es/
Que orgullosos nos sentíamos los villeneros del Cine Imperial.
1958 10 de octubre, se inaugura el Cine Imperial.
Aprendemos a valorar nuestro patriminio cuando ya no lo tenemos...

EL SOLAR
Por Mateo Marco Amorós
Hay quien con temor emocionado le ha dicho a Patronio haber oído en las noches del verano pasado, dormida la ciudad en el silencio hacia la madrugada y entre fosforescencias, un crujir de pipas donde el Cine Imperial. Y que era como el roer del viento nocturno y caprichoso trepidando en remolino escalinatas y paredes con paneles de paños de oro historiado, corriendo hacia la fantasía tecnicolor de una generosa sesión continua.
Y también, desde el misterio, hay quien le ha dicho haber oído otra vez, en
aposento soñado de terciopelo, el ding-dong-deng-dong envolvente y selecto de un
armonioso carillón que llamaba hasta el alto techo para advertir del comienzo de la
magia hecha de haces de luz vibradora. Porque hace un tiempo, el capricho de la ilusión
quiso que todo fuera divertimento exquisito.
También otros, aunque muy flojo y como pesadilla, dicen haber escuchado una monotonía aburrida de números en ristra.
Y los sonidos de la memoria, asimismo, entre el revoltijo de escombros y algunas carretillas de huesos, parecen haber traído otras cosas fabulosas: algo parecido a un rumor femenino de rezos encerrados y trinos al eco de un corredor soleado de cal que desconchó la historia como si fuera una gallina ávida, enloquecida y arrebatada al olor de la degollina.
Toda esta Pompeya acústica ha surgido al removerse los escombros, desvelando en arqueología sonora lo que fue el solar en sucesivo: en el tiempo y extramuros de la ciudad, cenobio que el devenir, hecho tantas veces con sangre, desoló entre ladridos de perros rabiosos y ráfagas de fusilamiento; luego parcela y luego cine y mini-cine, y también bar de copas y después bingo y comercio de motor y pedal; y al fin, ruina y olvido; y ahora... ruidos, batahola nocturna que extraña enigmáticamente al personal.
Ante los temores y presagios, Patronio quiere tranquilizar a sus corresponsales. Porque bien sabe él, por su laxa experiencia, que todo eso son los propios sonidos del crecer de las ciudades, que al expandirse con desperezo liberan los restos de la memoria con voces que se entrometen en los resquicios del recuerdo como sabandija resbalosa. Y liberan las entrañas del pasado con algo parecido a la queja dolorosa del que le estiran en el potro los extremos. Y es verdad que hay veces en los que estos sones se hacen perennes y asustan a los niños por el misterio, del mismo modo que una nana macabra que mece una cuna coja que resuena y percute en el insomnio como la pata siniestra y accesoria de un pirata negrero y gritón y feo de odio voraz.
Al final, Patronio no ha podido resistirse a visitar el solar y, por el día, en el espacio luminoso y despejado ha visto durante semanas aguantar el cincho de cemento estructural, gigantesco, fortísimo, como un dique de la memoria rebelándose tenaz contra el olvido. Mas al fin se caerá la memoria pagando draconiano talento a los nuevos tiempos, mientras se articula entre retumbos el esqueleto para una nueva forma en la ciudad.
Patronio tampoco ha podido evitar alguna lágrima y emocionados se le han soltado los ojos. Pero al cabo, se consuela comprendiendo la metamorfosis de los espacios urbanos, espacios que se remudan, o despacio en erosión por abandono, o deprisa en contundente golpe de martillos y cataratas de casquijo que se precipitan en los camiones haciendo música de cristal entre la polsaguera.
Y al fin, ha sentido la misma melancolía, o quien sabe si tristeza, de cuando la vida de estudiante. Por entonces, las tardes de domingo se consumían sin remedio empezando demasiado pronto a tener sabor de lunes, al tiempo que algunos novios hacían zapping sin mando, escapándose de la película al fútbol televisado en un pasillo.
Mateo Marco Amorós (2008), Contemplación de la sorpresa. Artículos de Patronio en El Eslabón, Aguaclara, Alicante, pp. 55-57.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

que razon tienes al decir que solo nos damos cuenta de lo que perdemos cuando ya lo hemos perdido, enhorabuena santi por el trabajo que estas haciendo un amigote

Alfonso dijo...

No descubro nada a los villeneros de mi época si digo que el Imperial fue uno de los mejores cines de España. Sus sistemas de proyección y de sonido eran de los más avanzados en el momento de su inauguración. Tengo motivos para saberlo: mi padre, Joaquín Navarro Calabuig, fue Jefe de Cabina del mismo hasta que se trasladó a Madrid. También se encargó de realizar la pintura del mismo y la decoración con panes dorados de algunos de los motivos que adornaban el local. Me gustaría saber que se rescataron y libraron del derribo los pasamanos y barandillas simétricas de la escalera que fueron talladas por Ernesto Navarro, ¿Si eso no era una obra de arte...?.
Otra vez mi felicitación, y mi agradecimiento como villenero, para Santi.

Villena Cuéntame dijo...

Gracias Alfonso por tu comentario... si te fijas bien en la foto nº 5 se puede ver un cuadro gigante que había a cada lado de la pantalla, por lo que no se respetó nada, tengo entendido que la escalera si que fue a parar a manos de alguien, pero no se nada mas... Un Saludo. Santi

Anónimo dijo...

Por desgracia Santi, tengo entendido que lo que estaba al lado de la pantalla no era un cuadro, sino que estaba pintado sobre la pared, por lo que era dificilmente salvable.
Enhorabuena por el artículo y gracias.
Por lo menos dos generaciones de villeneros y villeneras pudimos disfrutar de esta sala tan especial. Lástima que no se pudiera conservar como patrimonio cultural de la Ciudad de Villena...

Anónimo dijo...

Los frescos del lateral de la pantalla no se podían desmontar.
En la barra, había un fresco que sí que se salvó.
Así mismo se salvaron varias butacas y los proyectores con todo el equipo de la cabina. Y el cuadro

Anónimo dijo...

Eefectivamente en aquella época el mejor cine de España estaba en Zaragoza y se llamaba Palafox y el segundo era el Imperial de Villena. Una lástima que se perdiera.461

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