20 oct 2023

1983 UNA TERTULIA: EL CALZADO

Una tertulia: EL CALZADO
Nos encontramos en el Centro D. Bosco. Hemos quedado con varias personas del mundo empresarial y sindical para intentar dialogar sobre el difícil tema de la situación del sector del calzado. Están con nosotros Pascual Quiles y Joaquín Marco por la parte empresarial, y Fernando Úbeda y Pedro Menor como representantes del sindicato CC.OO.
El ambiente es cordial. En contra de lo que suele suceder, en esta ocasión el encuentro comienza antes del horario previsto. El bullicio de los salones vecinos llega a nosotros, pero a pesar de esto podemos comenzar la entrevista.

Tras un ligero preámbulo entramos en materia, nuestro amigo Rafa suelta la primera pregunta: ¿Por qué se cierran tantas fábricas? El primero que se decide a intervenir es Pascual Quiles quien cuenta con gran experiencia como empresario. Para él, es la competencia uno de los factores principales. «Una empresa nueva que tenga que hacer frente a menos gastos de mano de obra, puede sacar un zapato un 20-25% más barato que otra fábrica más antigua. Esta puede quedar en desventaja, lo que le aboca al cierre de empresa. Por otra parte salen también fábricas clandestinas que nos están hundiendo. Así no puedo ampliar plantilla, ni enseñar a ningún joven».
Joaquín Marco le coge el hilo y hace referencia a la Seguridad Social. Piensa que debe reestructurarse, que hay que modificarla. «El costo de la producción se eleva mucho por el % que hay que pagar por la S.S.».
Aquí interviene Fernando Úbeda, aunque acepta los argumentos de la parte empresarial, quiere matizar su opinión. Son muchos los factores que intervienen: «La actual legislación favorece las Sociedades Limitadas (S.L.). Hay ejemplos concretos de S.L. que se han preocupado de descapitalizar la empresa en los tres últimos meses antes de cerrar... También interviene la mala gestión empresarial en algunos casos, el problema de la re-conversión del calzado y la mala respuesta de la administración: el decreto que salió favorecía a las grandes empresas. Es importante que el 35% de las empresas de Villena dependen de multinacionales, es el caso de la Kickers que en cualquier momento desaparece... Y el problema de las manufacturas: en España el 26% de la población activa es manufacturera, mientras que en Europa sólo lo es un 12% y un 6% en EE.UU. A la hora de reconvertir la industria se cierran empresas, claro que esto hasta ahora se ha hecho de forma salvaje. También habría que tocar el tema del clandestinaje pero sería muy largo...
En un ambiente extremadamente amable y distendido, entre bromas y chistes, y alguna interrupción, nos atrevemos a lanzar la siguiente pregunta: ¿Quién genera más paro, la patronal o los sindicatos?
Nuevamente es Pascual Quiles el que rompe el silencio. Contundente: «Ambas, los negocios no son humanos, en la actual situación las plantillas no puede prosperar. No podemos dar de alta a gente. También es difícil incorporar a gente joven que tiene normalmente poca experiencia y el servicio militar por en medio...».
Joaquín puntualiza: «El empresario no quiere crear paro sino que quiere flexibilidad en la plantilla. El sindicato, sin intención, coloca en ocasiones a empresas en situaciones de agobio y tensión. A veces llegan al cierre. Ninguno se marca como objetivo el crear paro, pero como fruto de la fricción sale el paro». Incide Pascual: «Muchas empresas se descapitalizan, a otras las descapitalizan».
Tras escuchar atento, Fernando Úbeda piensa que debe intervenir y decididamente y seguro afirma: «La parte empresarial. En lo que va de año las empresas han pedido 35 expedientes de crisis que afectan a 550 trabajadores». Pedro Menor, que hasta ahora ha quedado a la escucha, entra ya en conversación aclarando algunos puntos: «La intransigencia de los trabajadores viene motivada a veces por haber ido perdiendo derechos. Y esto se debe a que el empresario pierde mercado, márgenes de beneficios, etc... Es una situación que escapa a unos y otros».
Úbeda un tanto enfadado eleva su voz: «Ante la crisis es necesario que el empresario presente el expediente, lo que es inadmisible es que de 35 empresas cerradas, 20 estén trabajando clandestinamente».
En ocasiones este trabajo «clandestino» es la única salida que le queda a mucha gente. Cuestión de supervivencia. Fabricante y trabajador tienen que seguir adelante. Para Pedro esto no está tan claro, él mismo lo ha vivido: «Si estás en paro y recibes el subsidio, debes negarte a trabajar por cuestión de conciencia. Y si actúas así enseguida te llaman vago, hasta el que te quiere contratar».
La edad media del personal de las fábricas de nuestro pueblo es de 25-30 años. Cuanto más antigua es la empresa, mayor edad de los trabajadores. Las nuevas empresas tienden a contratar a gente joven, salvo cargos especializados. Nos intriga la captación del personal, el papel de la oficina de empleo en todo este problema, por eso sale rápidamente de nosotros una pregunta: ¿Sirve para algo la Oficina de Empleo?
Entre resignado y compasivo el amigo Pascual responde: «Es que hay tanto paro... Vas a emplear a uno y resulta que tienes amigos que esperan el puesto. Si sacas al primero de la lista de la caja de paro, puedes ir probando gente y quedarte con quien quieras. Te llevas al hijo de un obrero tuyo».
Con desenfado, Pedro exclama tajante: «No sirven para nada, hasta el control de parados no es el real».
El paro está ahí, cada vez con más fuerza va incidiendo en nuestra sociedad, en las posibilidades de la gente y en el ánimo de los trabajadores. Hay que luchar contra él, el gobierno maneja una serie de medidas, pero ¿servirán para algo? Más optimismo muestra la parte empresarial que los representantes del sindicato. Algo puede hacerse, piensa- Joaquín, pero con condiciones: «la reducción de jornada, el adelantamiento de la edad de jubilación pueden ser útiles, pero hace falta solidarizarse entre todos. Es una barbaridad que se trabaje menos y a la empresa le cueste lo mismo. Si yo rebajo horas mías es justo que se rebaje el precio».
Para los sindicalistas también es preciso «trabajar menos horas para que pueda trabajar más gente», pero esto debe ir acompañado de otras medidas. El problema es grave, opina Pedro: «La tecnología avanza y quita puestos de trabajo. Así reduces la jornada pero no metes a nadie en la empresa, el trabajo en cadena lo impide. Dependemos del extranjero a este nivel. Hay que reducir horas, pero se necesita una reconversión total».
Joaquín parece no estar demasiado convencido e interpela al último interlocutor: «Quitamos maquinaria pero ¿y la productividad? Una fábrica mecanizada puede sacar el zapato a mitad de precio...».
Y mientras se manejan cifras sobre productos, pares y semanas, las siguientes preguntas van rondando por nuestra cabezota. Un intento de aterrizar sobre las posibilidades de Villena: ¿Puede ayudar en algo el Municipio para salir de esta situación? En esta cuestión sí son muy manifiestas las discrepancias.
Rotundamente niega el empresario: «No, no puede hacer nada. Bastante tiene con resolver los demás asuntos de la ciudad».
Con energía, seguro de lo que dice y con un mayor grado de optimismo que hasta ahora, Pedro discrepa de esta opinión: «¡Claro que tiene mucho que hacer! Ha de preparar suelo industrial para ubicar empresas; han habido solicitudes que no se han podido retener aquí, perdiéndose así puestos de trabajo. El Ayuntamiento puede destinar un dinero a la investigación en los diferentes sectores para intentar crear puestos de trabajo en agricultura, ganadería, industria... Debe estimular ideas, ser creativos. El clandestinaje no durará siempre. Este año tendremos un 19% de la población activa parada... Hay que hacer estudios que apoyen el cooperativismo y la empresa privada. Si no se convierte esto en una Andalucía o Extremadura, sin ánimo de menospreciarlas».
El ambiente se ha ido caldeando. Los participantes se interrumpen ahora con frecuencia intercalando ideas, comentarios o chistes.
Para enfilar el fin de esta amena y agradable charla una pregunta que no sabemos si se podrá contestar. Sincera e inquieta: ¿Existe remedio o esto va para años?
Dos mundos enfrentados, el fácil optimismo de los empresarios al lado del amargo pesimismo de la parte sindical. Con facilidad Pascual Quiles nos da su punto de vista: «Últimamente han habido 4-5 temporadas malas y otras buenas. Estamos al final de la crisis, el calzado tiene que mantenerse. ¡No hay que perder el optimismo!».
«No soy tan optimista —exclama Pedro—. Ha cambiado el factor determinante, antes se comercializaban directamente los productos en las fábricas de calzado. Las marcas internacionales marcan la pauta. La planificación mundial de la economía es una realidad. Ahora interesa llevar el calzado a otro lugar. ¿Qué tipo de industria se nos perfila»?». Sonríe y exclama: «¡Hay que trabajar dos horas sólo!».
Fernando acaba hundiendo las últimas esperanzas: «Aunque el INEM da un 15% de paro, creemos que es el 19. Son 727 jóvenes los que van en busca del primer empleo. Hay que añadir la gente que deja de estudiar».
Y como despedida: «Entramos en la sociedad del ocio —dice Joaquín—. Si trabajamos menos también hay que cobrar menos».
Ahora Pedro parece más ilusionado: «El paro engendra delincuencia, consumo de drogas... y no son los parados culpables. Los jóvenes han de organizarse desde su situación de parados. ¡Y no hacer caso a esa horrible propaganda« de la televisión! REPAR¬TIR mejor es lo que hace falta. Esta sociedad podría planificar y solucionar los problemas igual que planifica otras cosas a nivel mundial».
Prácticamente así terminaba nuestra agradable tertulia. Sin vislumbrar soluciones demasiado optimistas y con la preocupación por la crisis del sector dejábamos la reunión. Nadie tenemos en nuestras manos una varita mágica que nos resuelva los problemas, pero entre todos sí podemos ir construyendo un ambiente que ayude a los que sufren las dificultades del calzado. Solidaridad, honradez, compartir... palabras hermosas que tienen mucho que decir.
Cuando el lector tenga estas páginas entre sus manos algunas cosas pueden haber cambiado. En el momento de la entrevista hace un mes que se ha salido de una huelga y un convenio conflictivo. Cuando estas letras salgan a la luz estará en puertas el tema de la Reconversión del calzado. Habrá nuevas propuestas, intentos de solución y unos costes sociales que habrá que tener muy en cuenta.
LA FAROLA
Extraído de la Revista Villena de 1983

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