16 sept 2021

1977 DE LA CACHARRERÍA

DE LA CACHARRERÍA (con y sin sabores de los que estamos afuera)
A Pedro Marco, cuya obra ya le hereda.
Es estar creciendo lejos, pero con las raíces hundiéndose más y cada día más, en esa teta cuyo dorado pezón es nuestro arrogante castillo
(tú sabes bien)
que se crece estando lejos y las vísceras a modo de rosario se retuercen y desperezan dolorosamente en atardeceres lentos de nostalgia con la eterna letanía (sístole-diástole) del corazón
(tú sabes bien)
que se está creciendo lejos y el cerebro a modo de inventario, rasca, hurga y atropella todos los rincones de esa cacharrería que hemos dado en llamar memoria, y que te descubres y que te sorprendes, eso, un almacén de recuerdos, heterogéneo, como Casa Angélica, desde bobinas de hilo a lápices Faber, conservas La Molinera, el bando municipal, caramelos de Játiva, dos mil especies de botones, alpiste para el canario y la hucha de la lucha contra el cáncer
(tú sabes bien)
que quizás por estar más lejos. uno se aproxima a la conclusión de que: EL HOMBRE ES UN IMPOSIBLE PROYECTO DE INTRODUCIR TODOS SUS RECUERDOS EN UNA CAJA DE CARNE DE MEMBRILLO como puede ser: el pindolarrete; los zapaticos de la calle la Virgen a manos llenas: el chínchamela por la Cañá con las alpargatas nuevas y las cintas de gente enroscándose como carcajadas. por Pascua en el Regajo; arenica y rabogato; los ganchauvas pescando racimos de los carros cuando Octubre; entre otros pueden ser...

Y que se muere de tanto pelear en la cacharrería que hemos dado en llamar memoria, con los recuerdos que se niegan a ser dominados y reducidos en una caja de carne de membrillo.
Como el chambi de dos reales, torpe. estrellándose contra el suelo; la estornija; el olor a cera y a hoguera y a toñas cuando San Antón; el tierno sol de Domingo de Ramos estrenándose y rizándose entre las palmas; el bueno de Ezequiel envolviéndonos con aquella risa generosa, como serpentina que se desbordara feliz, mansamente, fugaz, por entre la noche de un día 6; o como la alávega hasta los pulmones hinchados de diana. Pueden ser entre muchos los recuerdos...
Y es que, no sé, pero vamos saliendo de años (que no entrando en años), (ya que la vida es la desemboca-dura fecunda, el delta pantanoso que se abre y sale a la muerte inmensa, donde cada cual aporta en tributo y ofrenda su desordenada caja de carne de membrillo) y a fuer de ir saliendo de años, insistimos en la pelea con los recuerdos, que se hinchan como globos en Fiestas, y se remontan como barriletes el día de San Vicente junto al terraplén, arrastrándonos, sin remedio, en espiral creciente, hacia ese pezón arrogante, entraña, brújula y tumba, ceremonia y tragedia de nuestra vida...
(tú sabes bien)
VICENTE VALERO COSTA
París. Junio-77
Extraído de la Revista Villena de 1977

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