Soledades
De sublime canto poseída,
alzada en elevados deseos,
su espíritu antaño fuerte,
donde errante ora camina,
relevado de vanas esperanzas.
«Ingrata fuente ya seca,
donde yo beber solía,
desplazada de su cauce,
del silencio está cautiva.
Ya divisaba a lo lejos,
la llama que perdería,
pues tornóse en grito oscuro,
la dulce miel de tu vida».
Armada de valor, serena,
implora en llanto ferviente,
más, nadie la escucha ahora,
y apagada la mirada,
en su soledad retorna.
Extraído de la Revista Villena de 1993
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