24 jun 2025

1976 FUNDACIÓN DEL CONVENTO DE NUESTRA SEÑORA DE LAS VIRTUDES

FUNDACIÓN DEL CONVENTO DE NUESTRA SEÑORA DE LAS VIRTUDES
La historia siempre es apasionante. Sentimos curiosidad por saber cómo fue el pasado de aquellos personajes que admiramos, por sus hechos. por su vida y también por los lugares que significan algo importante para nosotros, bien, que están ligados a nuestra vida por lazos sentimentales, bien, que son patrimonio artístico del pueblo. Así el Santuario de la Virgen de las Virtudes. ¿Cuándo se comenzó a dar culto en él a la Virgen? ¿Quiénes fueron los primeros en el honor de cuidar de la Señora? ¿Qué características tenía la primera ermita, erigida por estos villenenses, que habían sentido y sufrido en su propia carne el azote de la peste? Y, así varias interrogantes; unas con respuestas convincentes, otras sin poder aclararlas para dar satisfacción a nuestra curiosidad, ya que hay muy poca bibliografía sobre el Santuario y sí existió, desapareció en los diferentes avatares por los que han pasado los archivos religiosos.
Perspectiva del Santuario.
En mis manos ha caído un manuscrito de gran valor histórico. En su portada dice lo siguiente: «Protocolo. Libro de Hacienda que tiene este Convento de Nuestra Señora de las Virtudes. Orden de Nuestro Padre San Agustín, en censos, tierras y casas. En Villena, yecla y Sax. Lo hizo el Padre Fray Mateo García, Prior de este Convento, siendo Provincial de esta Provincia de Andalucía de la Observancia Nuestro Padre Fray Francisco Albinar. Año de 1722». He leído con verdadera fruicción, con creciente interés, este manuscrito. Habla especialmente de la fundación del Convento de Nuestra Señora de las Virtudes, hecha por la Orden mendicante de San Agustín, cuyos frailes fueron los primeros que dieron culto a la Virgen y propagaron por todo el Marquesado, incluso por toda la región valenciana, su devoción. Está escrito con toda sencillez, sin grandilocuencia retórica, sin alardes de ningún género.
El Padre Martín explica la fundación del Convento: «Este Convento de Nuestra Señora de las Virtudes se fundó a honra y gloria de Dios y de su Santísima Madre, por los años del Señor de mil quinientos y veinte y seis y el motivo de su fundación fue el siguiente: Por los años de mil cuatrocientos sesenta y cuatro padecían los vecinos de la ciudad (entonces Villa) un contagio tan terrible, que no cabe en humano juicio el ponderarle. Creció de tal manera, que raro era el que no se quejaba, y rara la hora en que muchos no se morían. Y considerando o discerniendo, que estaban inficionadas las paredes de las casas y toda la ciudad, determinaron salirse al campo, por ver si en él lograban algún alivio en la salud. Vinieron todos a la fuente del Chopo que es la que está al lado del Convento y en este sitio hicieron habitaciones a su modo, pero no por eso cesó el contagio, antes sí, parecía que por instantes crecía la epidemia, acordaron los más prudentes y cuerdos que no tenían Patrón a quien recurrir en sus ahogos, determinaron nombrar a uno echando suertes por ver si por este medio conseguían el beneficio.
Continúa el Padre Mateo relatando en la forma en que se hizo el sorteo, saliendo siempre la papeleta con el nombre de la Virgen de las Virtudes, papeleta que no se había incluido, relato muy conocido y divulgado en diferentes publicaciones, plasmado en el bello mosaico que hay en el muro de la iglesia del Santuario y más tarde en los relieves murales de la misma iglesia. «Una vez que los peregrinos desaparecieron, después de haber entregado a los vecinos la imagen de la Virgen, éstos determinaron colocar a María Santísima en lugar decente y para este fin dispusieron una calera y ésta sola bastó para hacer la iglesia y aún el Convento que oyese misa. Colocaron a la Santísima Imagen y luego al punto cesó la peste, y los vecinos de Villena se volvieron a sus casas, porque aun los que estaban sin esperanzas de vida, quedaron repentinamente sanos con la vista de esta Señora. Y los de Villena la aclamaron por su Patrona y Abogada contra la peste y se ligaron con dos votos perpetuos y éstos los cumplen los ciudadanos de Villena todos los años.
Por tradición oral conoce el Padre Mateo este relato, que tiene algunas lagunas importantes — no precisa fecha de la epidemia, sólo el año; ni el tiempo que duró la peste, ni aporta ningún otro dato que nos hiciera comprender la magnitud de la catástrofe, ya que de haberlo recogido de algún manuscrito, citaría su autor o fuentes de donde había sacado tan interesante acontecimiento. La imagen queda en la ermita, que sería pequeña, rústica, con sólo el resguardo y culto de un ermitaño, y así estuvo hasta que la Orden de San Agustín se instaló en el Santuario, en el año de mil quinientos veintiséis, de donde se difiere que el Santuario estuvo con un solo ermitaño cincuenta y dos años. No menciona el referido Padre el nombre o nombres de los ermitaños que a través de esos cincuenta y dos años cuidaron del Santuario y si fue uno sólo o más los que se sucedieron en ese lapso de tiempo. «Reconocieron los de Villena, no sin razón, que una Señora tan milagrosa, estuviera tan poco asistida y con tan sólo un ermitaño y así, de común consentimiento, determinaron se hiciese un Convento de las cuatro Ordenes mendicantes y que ése fuese el que María Santísima gustase».
Protocolo. Año 1722. Archivo Municipal.

Bello mosaico en el muro de la iglesia del Santuario.
Habla el Padre Mateo de cuatro Ordenes mendicantes, sin determinarlas, cuando en aquella época la Iglesia tenía reconocidas once Ordenes mendicantes, que extendía su labor por todo el orbe cristiano. Ahora bien, es muy posible que se refiriese a las Cuatro Ordenes mendicantes más conocidas y que mayor importancia tenían. Estas eran:
Orden de San Agustín, fundada por el propio San Agustín en África, en el año trescientos ochenta y ocho, reglas de San Agustín, dedicados a la predicación y que fue aprobada por el Papa Alejandro IV, en el año mil doscientos cincuenta y seis.
Frailes Predicadores o Dominicos. Fundada por Santo Domingo de Guzmán en Prouille (Francia), en el año mil doscientos seis, que observaban las reglas de San Agustín, teniendo por misión la conversión de los herejes y que fue aprobada por el Papa Honorio III en el año mil doscientos dieciséis.
Orden Franciscana, fundada por San Francisco de Asís, en Asís, (Italia), en dieciséis de abril del año mil doscientos ocho, dedicados a la predicación del evangelio, con reglas del mismo Fundador, aprobadas por el Papa Inocencio III, en el año mil doscientos diez.
Hermanos de San Juan de Dios, fundada por el mismo San Juan de Dios, en Granada, en el año mil quinientos diez, reglas del mismo Fundador, dedicados al cuidado de los enfermos en hospitales, leproserías, etc., aprobada por el Papa San Pío Ven el año mil quinientos setenta y uno.
Esta suerte le tocó a la familia y Religión de mi Gran Padre San Agustín «dice el Padre Mateo», pero no aclara en su escrito por qué los de Villena eligieron a su Orden, entre las cuatro que entonces tenían más popularidad si por sorteo, por ser la más antigua o por simpatía de los Regidores de la ciudad. «Y al instante avisaron los de Villena al Padre Prior del Convento de Murcia, que lo era el Padre Fray Guillermo de San Juan. Y aviendo venido a Villena y dado las gracias, se vinieron con él a la ermita y le hicieron donación de ella, y de todo lo que poseía. Y habiendo tomado la posesión según y conforme a derecho, se otorgaron así las escrituras de donación, como las de posesión. Y la de donación la otorgaron por sí y en nombre de toda la Villa los muy honrados señores Nicolás de Mellinas y Juan Ruiz, Alcaldes; Rodrigo Rodríguez, Francisco Puche y Andrés Pardinas, Regidores; Juan Martínez de Olivencia y Jufre Gandía, Jurados. Y todo pasó ante los testigos que menciona esta escritura que fue otorgada por ante Juan Martínez de Mergelina, escrivano de sus Magestades, público, y del Consejo de esta Villa, en veinte días del mes de Diciembre de mil quinientos veinte y seis».
Durante los años que los frailes están en el Santuario consiguen extender la devoción de la Virgen, cuidan con verdadera dedicación su culto y acrecientan el patrimonio del Santuario. Mas no todo fueron facilidades para los frailes. Sostienen diversos pleitos con los regidores de la ciudad y con un Arcediano del Cabildo de Santiago, llamado Diego Valdés, que intentó quitar a los religiosos la Santísima Imagen, para llevarla a la ciudad, «pero se defendieron los frailes acalocados de los vecinos y por medio de diferentes cédulas Reales y Provisiones, cesó en su intento el Arcediano». Pero el disgusto más grande lo tuvieron con los frailes de su misma Orden, pertenecientes a la provincia de Aragón. Y así sucedió: Muchos años llevaban los agustinos en el Convento, cuando estos comenzaron a enfermar y esto se repetía todos los años —seguramente las aguas estancadas de la Laguna fueron las causas de estas enfermedades —, y enfermaron todos, de tal forma que tuvieron que abandonar el Convento. Enterados los frailes de la Provincia de Aragón, pidieron al entonces Obispo de Cartagena, Don Antonio Dávila y Toledo, que se lo diesen, a cuya petición accedió el Obispo, pero con la condición que cuando los de la Provincia de Andalucía lo solicitasen nuevamente, tendrían que cedérselo «y se discurre que fue por poco tiempo, ya que el Obispo a petición de los Religiosos Andaluces, revocó la posesión que había dado a los Religiosos Aragoneses, mandando se saliesen estos del Convento y que quedasen en él los de la Provincia de Andalucía, por ser los primeros que habían estado, y esto fue en el año de mil quinientos noventa y seis. Y aunque los aragoneses se defendieron de todos modos, los malos que fueron bastantes, para despojarlos. Como todo consta de los papales, que están en el Archivo de este convento».
El Convento tenía censos, tierras y casas en Yecla, Sax y Villena; unas propiedades compradas directamente por la Comunidad, otras donadas por fieles. En este Protocolo están descritas las posesiones, con límites, nombres de los vendedores y donantes y escribano que hicieron las escrituras, así como las cargas a que se obliga el Convento, en los casos de donaciones. Así tienen que decir noventa y una misas cantadas y dieciocho rezadas, durante el año, en sufragio de los donantes.
Posada del Sol, derribada en agosto del año 1929.
La relación de estas propiedades es extensa y escapa a los límites de un artículo, por lo que sólo mencionaré una propiedad en la misma ciudad, que muchos villenenses recordarán. Refiere el Padre Mateo: «Tiene este Convento de Nuestra Señora de las Virtudes, Orden de nuestro Padre San Agustín, una casa, o por mejor decir, un solar, que servía de hospedería en la ciudad de Villena. La puerta principal a la Corredera y la Puerta del Parador al Raso de San Francisco. Linde con casa de Diego Juan y con el horno de Alfonso Herrero y Pedro Pascual y dicha casa se derivó en tiempos del Padre Fray Juan de San Nicolás, Prior que fue de este Convento, con el fin de hacerla de nuevo y se quedó en el paraje que está oy. Motivo, porque está el Convento alquile de la casa que sirve de hospedería, y dicho alquile se paga a Don Pedro Herrero, Beneficiado de la Parroquia de Señor Santiago de dicha ciudad y Arcipreste de ella». Por la descripción que el Padre Mateo hace del solar, es muy posible que se refiera al mismo solar donde años más tarde se edificó la Posada del Sol. No creo que los Agustinos edificaran posada alguna, más bien me inclino a suponer que vendieron el solar a un tercero o que al llegar la desamortización estuviese todavía sin edificar la posada y pasara a poder de la Hacienda pública. La primera inscripción que aparece de la Posada del Sol en el Registro de la Propiedad, está hecha el 20 de Julio de 1887 y la inscribe Juan Rodríguez Mérida, alegando que la ha heredado de su padre Luis Rodríguez. Han pasado treinta y dos año de la fecha en que fueron desamartizados los bienes del Santuario.
En agosto de 1929 el Ayuntamiento compra la Posada del Sol, siendo el alcalde D. Cristóbal Amorós Cerdán y arquitecto del Municipio D. Joaquín Aracil Aznar con el propósito de derribarla y seguir un plan de expansión de la ciudad, cuyo proyecto es del citado arquitecto, Sr. Aracil. La Posada del Sol tiene una superficie de 1.318,75 metros cuadrados y según informe del Sr Aracil, parte de la edificación se encuentra en estado ruinoso, amenazando peligro. Son los dueños de la Posada del Sol, Juan Fillol Ferriz, Isabel y Manueia Rico Fillol. El Ayuntamiento paga por la finca 81.889,62 pesetas. Las dueñas no explotan directamente la posada; la tienen arrendada a Rafael Navarro Monzó, que sucedió a su padre, Joé Navarro Rigal, como posadero, oriundos de Yecla. El Ayuntamiento idemniza al posadero con 3.700 pesetas, por dejar libre la posada.
Durante la regencia de Doña María Cristina de Borbón y siendo Ministro de Hacienda de su Gobierno, D. Juan Alvarez Mendizábal, por reales decretos de 16 y 19 de Febrero y 8 de Marzo de 1836, se ordena la exclaustración de todos los religiosos y la incautación de todos sus bienes. En esta fecha dejan los Agustinos el Santuario. El 22 de Agosto de 1836, el Ayuntamiento nombra capellán del Santuario a D. Miguel Mellinas, Beneficiado de la Parroquia de Santa María, nombramiento que ratifica el Obispo de Cartagena, Don José Antonio de Azpeitia —que gobernó la Diócesis de Cartagena de 1825 a 1840 — , a petición del Ayuntamiento, con fecha 24 de Enero de 1838, con las siguientes condiciones: «Consiguiente a los que V.S.S. me propusieron en su exposición fecha 6 del corriente, he dispensado a Don Miguel Mellinas de residencia personal al Coro de la Parroquia de Santa María, con el objeto de que se encargue de la asistencia y cuidado del Templo e Imagen de Nuestra Señora de las Virtudes, en el extinguido Convento de San Agustín, pero con la cualidad de proponerme un ecónomo que levante sus cargos y ayude a los demás Capellanes de la Parroquia de Santa María, quienes de otro modo se quejarían de que se les recargase con obligaciones que no les correspondían. Así se lo hago entender con esta fecha a Don Miguel Mellinas. Y con este motivo ofrezco a V.S.S. mis deseos de complacerles. Dios guarde a V.S.S. muchos años. Murcia 24 de enero de 1838. José Antonio de Azpeitia. Obispo de Cartagena». Con este escrito queda nombrado oficialmente D. Miguel Mellinas, Capellán del Santuario, hecho notable y trascendental, por ser el primer Capellán en la larga relación de los que ya han ostentado este cargo, hasta la actualidad.
El Ayuntamiento de Villena lucha denodadamente por salvar los bienes del Santuario en la primera fase de la desamortización y mantiene este forcejeo con el Gobierno durante diecinueve años, pero al producirse la segunda fase de la desamortización, en el año 1855, siendo Ministro de Hacienda, D. Pascual Mahoz, todos los bienes del Santuario, censos, tierras y casas, en Yecla, Sax y Villena, pasan a poder del Estado, que los malvende — muchas veces por la mitad de su precio — , a gentes desaprensivas y sin muchos escrúpulos de conciencia. Sólo queda el Santuario con las escasas y limitadas tierras que tiene a su alrededor, tal y conforme se encuentra hoy.
MAXIMO GARCIA LUJAN
Extraído de la Revista Villena de 1976 

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