5 ago 2025

1996 LA CIUDAD DE VILLENA EN 1770, A TRAVÉS DE UN PADRÓN Y AISLAMIENTO DE MOZOS

La ciudad de Villena en 1770, a través de un padrón y alistamiento de mozos. Por JUAN B. VILAR y JOSÉ INIESTA MAGAN. Universidad de Murcia
El siglo XVIII ha merecido atención preferente de la demografía histórica, disciplina de todavía reciente introducción, tanto por representar en sí mismo la fase angular en el tránsito de una demografía antigua a otra de tipo moderno, hecho explicitado sobre todo en un formidable despegue demográfico, como por contarse por vez primera con recuentos generales de población, elaborados con técnicas cada vez más perfeccionadas. Entre ellos, los más destacables el «Vecindario General de España» (1) o Censo de Campoflorido (1717); el «Catastro de Ensenada» de 1755-1756 (2), de interés más económico que demográfico, y en el tercio final del siglo, los «Censos» de Aranda (3), Floridablanca (4) y Godoy (5), fechados en 1769, 1786-1787 y 1797.
La aportación más sustantiva al análisis e interpretación de estas fuentes sietecentistas está representada sin duda por los numerosos trabajos publicados por J. Nadal (6) y F. Bustelo (7), afianzados luego con los de A. Eiras (8) y otros (9). Tales fuentes suelen incidir sobre el reino de Murcia (10), y por tanto, sobre la ciudad de Villena, incluida en el ámbito murciano hasta la tardía fecha de 1833, en que fue transferida con su término y dependencias al reino de Valencia y provincia de Alicante de acuerdo con la división provincial realizada por Javier de Burgos en el expresado año, en lo esencial todavía vigente.
Ahora bien, las series aportadas por los censos generales son susceptibles de revisión y ampliación a base de censos locales y sectoriales, en su casi totalidad inéditos. Así lo subraya con acierto A. Eiras (11), y de tal realidad dan fe los estudios de interpretación disponibles hasta el momento referidos al siglo XVIII en todo o en parte (12), así como las monografías realizadas, que van desde las de vasto empeño como la modélica por tantos conceptos de P. Vi lar sobre Cataluña (13), a las referidas a la región murciana con anterioridad a 1833 (14), alguna de las cuales inciden sobre Villena (15).
El Padrón aquí presentado, conservado en el Archivo Municipal de Murcia (leg. 2.517), fue realizado en julio de 1770 con fines fiscales, y por tanto inserto en el Libro de Reales Contribuciones. Arrojó un total de 1.388 vecinos contribuyentes, incluidas 78 viudas. Este número se incrementó con tres empleados de la Real Hacienda, cuatro abogados, cuatro médicos, cinco soldados inválidos, nueve milicianos y 42 nobles hasta alcanzarse la cifra total de 1.458 vecinos o cabezas de familia.
Habiéndose procedido a la actualización del censo al objeto de hacer un alistamiento de mozos con destino a la milicia, en 30 de enero de 1771 se detectó un incremento de 39 vecinos en los seis meses precedentes "por haber tomado estado de matrimonio". De ellos 24 en la parroquia de Santiago y 15 en la de Santa María. Por tanto el Padrón, una vez rectificado, dio un total de 1.497 vecinos o cabezas de familia. Si aplicamos el coeficiente 4,5 se obtiene la cifra global de 6.736 habitantes.
Una cifra algo por debajo de la real, dado que no incluye a los eclesiásticos, como tampoco a los funcionarios del Estado (exceptuados los tres de Hacienda ya computados). Ahora bien, por el Censo de Aranda consta (aplicado el expresado coeficiente) que la población de Villena dos años antes era de 6.600 habitantes. Comprendidos 84 nobles, 23 individuos adscritos al Real Servicio, seis a la Real Hacienda, tres a la Inquisición, 87 clérigos seculares y 76 regulares (16). Todo ello evidencia que, con las salvedades apuntadas, el de 1770 es un Padrón bien hecho.
De otro lado confirma el crecimiento sostenido de la población de Villena, su término y partido durante los siglos XVIII, realidad subrayada en la tabla 1.
Finalmente, el Padrón de 1770 es una fuente de excepcional interés para conocer la ciudad de Villena y a sus habitantes en el tercio final del siglo XVIII. Consta en el mismo el nombre de calles y plazas (39 en total, distribuidas en dos parroquias, de Santiago y Santa María, entonces como ahora bastante más poblada la primera). Este nomenclator en parte estimable ha sobrevivido hasta hoy.
A su vez el Padrón nos informa sobre los apellidos del vecindario. Junto a García, Pérez, Martínez, López o Sánchez, figuran otros como Domene, Menor, Lillo, Pardo, Bravo, Carrión, Cerdán, Milán, Catalán, Flor, Bonastre, Soler, Navarro, Requena, Bañón, Amorós, Chapí, Conejero, Bellod, Ferriz, Galipienzo, Calomande o Algarra, también característicos de la urbe. Aquéllos y éstos remontables con frecuencia a los días de la conquista.
Cuarenta y dos familias eran conceptuadas como nobles, y como tales exentas de toda prestación tributaria. A su frente figuran los Selva, Mergelina, Cervera, Herrero, Gasque (o Gásquez), López, Oliver y Llobregat. Veinticinco en total. Sus filas se completan con los Crespo, Díaz, Villanueva y otros. Casi todos terratenientes importantes que detentaban además el poder concejil por ser titulares de regidurías perpetuas.
Por último, el documento de referencia ilumina un tanto los complejos entresijos del sistema seguido en la época para el enrolamiento de mozos destinados a la milicia, injusto en sí mismo, pero además pródigo en toda suerte de irregularidades y arbitrarias excepciones.
NOTAS
(1) Vecindario General de España, 1713 (BNm, ms. 2.274, 444 fs.).
(2) AGS, Dirección General de Rentas, Libros 463 y 464: Copias de las respuestas generales al interrogatorio del marqués de la Ensenada, dadas por los justicias y expertos (1756), s.f. (Cotéjese con el resumen existente en la R. Academia de la Historia (AH, ms. 9/6.338) y con los libros de vecindario del Catastro conservados en el Archivo Histórico de Murcia (AHM, Ensenada, libros 52-80): Vecindario que comprende todos los individuos eclesiásticos [y] seglares de ambos sexos, con distinción de edad, estado, oficio, exercicio y de lo que cada uno utiliza para varios ramos del comercio e industria, y con separación de éstos y del personal. Año 1756. Una ya antigua pero excelente aproximación al Catastro en su conjunto puede verse en: A. MATILLA TASCON, La única contribución y el Catastro de Ensenada. Madrid. 1947.
(3) AH, leg. 6.140: Censo de Aranda. Pueblos del Obispado de Cartagena. 1769, s.f. Publicado por I.B. VILAR y J. INIESTA MAGAN, "Censo de Aranda en el obispado de Cartagena (1769). Aproximación a la demografía española moderna", Anales de Historia Contemporánea, 3 (1984), ps. 231-235 (+ Censo s.p.). Complementario de este estudio es el de J.B. V1LAR, "Censo de Aranda en el obispado de Orihuela (1769)", Anales de Historia Contemporánea, 1 (1982), ps. 271-277 (+ Censo en hoja plegable).
(4) AH, leg. 9/6.237: Censo de Floridablanca, 1787, s.f. Un extracto del mismo referido a Murcia y su reino puede verse en Censo de 1787, "Floridablanca". Cuadernos publicados por el INE: Murcia. Madrid. 1986. Estudio definitivo sobre el tema es la sólida monografía de 1. MELGAREJO GALERA, El Censo de Floridablanca en Murcia y su reino. Murcia. 1987 (Tesis doctoral dirigida por J.B. Vilar). Véase también 1.-E. CASTELLÓ TRAVER, El Pais Valenciano en el Censo de Floridablanca (1787). Valencia. 1978.
(5) Este censo resulta más impreciso que los dos precedentes, y sus resultados fueron discutidos ya en la época (véase I. ANTILLON, Elementos de Geografía astronómica, natural y política de España y Portugal. 3' ed. Madrid. 1824, p. 5 ss.). Hoy se tiende sin embargo a revalorizar el censo de Godoy, hasta el punto de considerársele superior al de Floridablanca en aspectos fundamentales, por ejemplo el análisis de la población activa. Vid. V. PEREZ MOREDA, "En defensa de la población activa española de finales del siglo XVIII", Historia económica y pensamiento social. Estudios en Homenaje a Diego Mateo del Peral. Edición e intr. de G. Anes, L.A. Rojo, P. Tedde. Madrid. 1983, ps. 283-300.
(6) A partir de su esclarecedora síntesis de interpretación: La población española (siglos XVI a XX). 4ª ed. Madrid. 1984.
(7) Entre las de máxima incidencia sobre la temática apuntada cabe destacar: "La población española en la segunda mitad del siglo XVIII", Moneda y Crédito, 123 (1972), ps. 53-104. Vid. También del mismo autor: "Algunas reflexiones sobre la población española a principios del siglo XVIII", Anales de Economía (1972); "Las poblaciones estables y su aplicación al siglo XVIII", Actas de las I Jornadas de Metodología Aplicada a las Ciencias Históricas, III (1973), ps. 323-331; "La població del Pais Valenciá al segle XVIII, Recerques, 5 (1975), ps. 73-96; "La población de Cataluña en el siglo XVIII", Hacienda Pública Española, 38 (1976); "La transformación de vecinos en habitantes. El problema del coeficiente", Estudios Geográficos, 130 (1973).
(8) A. EIRAS ROEL, "Problemas demográficos del siglo XVIII", España a finales del siglo XVIII. Tarragona. 1982.
(9) Véase J. NADAL, "Traveaux récents sur l'histoire de la population espagnole (XVIe.-XXe. siécles)" Annales de Démographie Historique (1965), ps. 241-248; B. VINCENT, "Récents travaux de demographie historique en Espagne (XIV-XVIII siécles)", Annales de Demographie Historique (1977), ps. 436-490, y V. PEREZ MOREDA y D.S. REHER (eds.), Demografía histórica en España. Madrid. 1988, repertorios los tres, en donde se hace una valoración crítica de bibliografía más amplia, a que remiten.
(10) T. PEREZ PICAZO y G. LEMEUNIER, "Notas sobre la evolución de la población murciana a través de los censos nacionales, 1530-1970", Cuadernos de Investigación Histórica, 6 (1982).
(11) "Test de concordancia aplicado a la crítica de vecindarios fiscales de la época pre-estadística", Actas de las 1 Jornadas de Metodología Aplicada a las Ciencias Históricas, III (1975), ps. 367-386.
(12) Véanse, entre otros A. MERINO ALVAREZ, Geografía histórica de la Provincia de Murcia. Murcia. 1915 (reimpresión: Murcia. 1978); F. JIMENEZ DE GREGORIO, Notas para una geografía de la población murciana. Murcia. 1956; F. CALVO GARCIA-TORNEL, A. ZAPATA y F. LOPEZ BERMUDEZ, Ensayo sobre la evolución de la población en España y en Murcia. Murcia. 1971; F. CALVO GARCIATORNEL, Continuidad y cambio en la huerta de Murcia. Murcia. 1982; J. TORRES FONTES, P. MARSET CAMPOS [ad alter], De historia médica murciana. Murcia. 1981, 2 vols.; C. BEL ADELL, Población y recursos humanos de la Región de Murcia. Murcia. 1982.
(13) P. VILAR, La Catalogne dans l'Espagne Moderne. Recherches sur les fondaments économiques des estructures nationales. París. 1962.
(14) Diferentes contribuciones de J. Torres Fontes, M. LL. Martínez Carrillo, A.L. Molina, MQ Martínez, M. Rodríguez Llopis, F. Chacón, J. Hernández Franco, M.' T. Pérez Picazo, G. Leumenier, R. Torres Sánchez, V. Montojo, J.L. González Ortíz, J.M. Martínez Carrión, etc. De este último véase en particular su ajustada síntesis y útil repertorio, "Estado de la cuestión de los estudios de demografía histórica en Murcia (siglos XV-XX)", en V. PEREZ MOREDA y D.-S. REHER, op. cit., págs. 310¬323, 503-509.
(15) J.L. HERNANDEZ MARCO, Propiedad de la tierra y cambio social en un municipio fronterizo: Villena (1750-1888). Alicante. 1983.
(16) "Parroquia de Santa María: Clero secular: párroco y otros 21 clérigos, de los cuales 16 sacerdotes y los demás ordenados de menores. Además, dos sacristanes, un sochantre y un organista.
Clero regular: Oratorio de la Congregación de San Felipe Neri, con cuatro sacerdotes y 1 hermano de la misma para su asistencia. Parroquia de Santiago
Clero secular: arcipreste, 64 clérigos, 2 sacristanes, cinco músicos y cinco acólitos.
Clero regular:
— Convento de Ntra. Sra. de las Virtudes, de agustinos calzados (a distancia de una legua en el paraje de las Virtudes): seis religiosos de coro y tres legos.
— Convento de descalzos de San Francisco: 20 sacerdotes, otros 10 religiosos, un pretendiente y dos síndicos.
— Convento de la Santísima Trinidad: 28 profesas y 2 "sin tiempo", un sacristán y un mandadero.
— Hospitales: uno (el de la Concepción) con rentas propias y un hospitalero para el servicio de los enfermos.
(J.B. VILAR, J. INIESTA MAGAN, "Censo de Aranda en el obispado de Cartagena...", op.cit.).
Diecinueve años más tarde (1787) el monasterio de Ntra. Sra. de las Virtudes contaba con 13 religiosos, 28 el de San Francisco, 26 el de Trinitarias, y un director, dos médicos, un sirviente y 10 enfermos el hospital (MELGAREJO, Censo..., op.cit.).
Extraído de la Revista Villena de 1996 

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