Orígenes del apellido «Menor» de las ciudades de Játiva y Villena (Interpretación del escudo Miguel Flor). Por JOSÉ MENOR VALIENTE
ROMANCE DE GESTA
Tan antiguo ilustre y noble
es el linaje y la fama
del apellido MENOR,
que la memoria no alcanza
a remontar el origen
de su nobleza y sus armas.
Atendiendo a sus principios,
desplegó tanto sus alas
que imposible es darle alcance
por su extensión dilatada,
y ser todos descendientes,
según archivo en Simancas,
de pobladores hispanos
en los lugares de España
y por luchar, sus vasallos,
en empeñadas batallas.
Y a uno de sus ascendientes,
en una acción esforzada,
ordenó el Rey, que a su escudo,
una banda le agregaran,
que simula acción de guerra,
con cinco letras doradas
de un extremo al otro extremo,
donde MENOR resaltara,
por ser de varios hermanos
el menor quien la ganara
y, atribuido el cognomento,
en apellido quedaba.
Y reconoce la historia
en los folios reseñada,
que a D. Rodrigo, avalaba
un soldado noble y viejo
que Antonio MENOR se llama
y, en la del Rey D. Pelayo
un Juan MENOR destacaba
y que Francisco MENOR
las huestes capitaneaba
del señor Rey Don Ramiro,
y triunfó en dura batalla
que se llamó de Clavijo
por estar allí librada.
Y que a Leonor, su sobrina,
le tocó ser tributaria
entre las cien nobles damas
que al Rey moro de Suez,
anualmente le pagaba
el monarca Mauregato,
que en las Asturias reinaba,
hijo de Alfonso primero
y de sierva mahometana.
Oponiéndose al tributo
que su linaje empañaba,
instó a nobles y plebeyas
a que tomaran las armas,
rebelóse con orgullo
ante esta alevosa carga
apreciando antes morir
que permanecer esclava
y acabó con la ignominia
venciendo al moro en matanza
Y como esta noble dama
en su rodela llevaba
un sol en un campo azul
y estrella en rojo pintada,
su Majestad fue servido
que a su escudo se agregaran
y que, varones y hembras, de
estos signos blasonaran.
*****
En el año mil trescientos
cuarenta, cuando reinaba
el Rey don Alfonso once,
el Justiciero monarca,
ebrio de sed de dominio
Abd-el-Mélic pasa a España,
atravesando el Estrecho
con su escuadra musulmana.
Pero Aragón y Castilla
con su flota combinada,
persiguiéndole sin tregua,
al marroquí le dan caza,
encontrando éste la muerte
en esta empresa frustrada.
El Sultan Abul-Hasán,
deseoso de venganza
por la derrota de su hijo,
acude y sitia la plaza
de Tarifa, y pone cerco
a la escuadra castellana.
Alfonso, que se apercibe
de tan traidora añagaza,
le pide ayuda a su suegro,
de Portugal rey en calma,
prestándose a la defensa.
Cobarde, el sultán reclama
refuerzos, y pronto acude
el Rey moro de Granada.
Entre la huestes valientes
del rey cristiano, formaba
un capitán de sus tropas
que MENOR se apellidaba.
Cuando a la Peña del Ciervo
llegan las tropas cristianas,
levanta a Tarifa el cerco
el moro que la sitiaba
y, en los vados del Salado,
a la orilla de sus aguas,
se desarrolla gloriosa
la más sangrienta batalla,
donde, el noble capitán,
peleando alcanza la fama
y añade el Rey a su escudo
una atravesada banda,
como a todo caballero
distinguido en la campaña
*****
En el año que de mil
y cuatrocientos pasaba,
dispuso el Rey Don Enrique,
que El Doliente le llamaban,
que fuese José MENOR
de limpia estirpe y preclara,
hijo del Comendador
de la religión de Alcántara,
que en las justas de Toledo
y en un torneo, se enfrentara
al perro moro Culima
venido de Fez, con fama
de valor y de destreza
por su poder y sus armas.
De la piel de dos serpientes
llevaba espesa coraza
que, ni el afilado temple
del duro acero mellaba
y sobre su casco, puestas,
las dos cabezas segadas.
En la batalla campal,
en una lucha esforzada,
consiguió vencer al moro,
derribarlo con su lanza
y, en premio por su lealtad
y su valerosa hazaña,
ordenó Su Majestad
que a su escudo se agregaran
las dos cabezas de sierpes
y sus bocas se tragaban
los extremos de la banda.
Concedióle la merced
por acción tan destacada,
del hábito de Santiago
y, por su acción en campaña,
la encomienda de Rivera
aquel le fuera agregada.
*****
Todo lo cual certifica
y consta en acta sellada,
en el histórico archivo
de la ciudad de Simancas.
Firmado el mes de diciembre
en la villa coronada
de Madrid, por el Rey de Armas
de la Corte, estando escrito
según las leyes heráldicas,
en el año mil seiscientos
noventa y dos, de la gracia
de su Imperial Majestad
Carlos segundo de España
Extraído de la Revista Villena de 1996
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