24 jul 2009

2009 FÁCIL DE APRENDER LA VIDA

ENTREVISTA A ELEUTERIO GANDIA EN UNA REVISTA ALEMANA "COSTA BLANCA NACHRICHTEN"
Spielend das Leben lernen
Erinnerung an Kindheit: Eleuterio Gandía hat 70 Spiele der 50er gesammelt.
Gandía mit Villena Erinnerung an das Spiel.
Foto: Ángel García
Anne Götzinger Villena
Ein Häufchen Sand, darin ein Holzstäbchen, viele Kinderhände, und wer verlor, bei wem das Stäbchen umkippte, der musste den anderen seine intimste Stelle zeigen. Nicht alle Spiele, die Eleuterio Gandía in seinem Buch gesammelt hat, sind so verrucht wie das palico tieso (Steifes Stäbchen). Doch alle „Spiele der zweiten Kindheit in Villena zur Mitte des 20. Jahrhunderts“, ließen die Kinder für ein paar Stunden die Armut und die Not um sie herum vergessen.Für den Soziologen ist das Spiel nicht nur wichtiges Kulturgut, das durch die Überlieferung von Singreimen und Versen Aufschluss über eine Epoche gibt, sondern auch etwas, das unweigerlich den Charakter formt. „Kinder schauen sich gegenseitig oft in die Augen, sehen, wenn der andere wütend ist“, sagt Eleuterio Gandía. „Sie lernen zu gewinnen und zu verlieren, sie lernen das Leben.“Veröffentlicht wird Gandías Sammlung, die gerade mit dem Forschungspreis der Fundación José María Soler aus Villena ausgezeichnet wurde, im Dezember.„Gespielt wurde auf der Straße, besser gesagt, auf Wegen ohne Asphalt und Autos“, erklärt Gandía. „Villena war eine Stadt der Landwirtschaft, da kam nur ab und zu mal ein Karren vorbei.“ Die einfachsten Dinge aus der Umgebung wurden dort zum Spielzeug. „Die Jungs zum Beispiel nahmen oft einen Schuhabsatz als Wurfgeschoss.“
Traducción: “Gandía con Villena" ESPAÑOL
Recuerdos sobre el Juego” Un montón de arena, un palito de madera, las manos de muchos niños, y el que ha perdido, en que ha hecho caer el palito, tenía que mostrar sus partes íntimas a los otros. No todos los juegos que ha recogido Eleuterio Gandía en su libro son tan malvados como el palico tieso (Steifes Stäbchen). Pero todos los "Juegos de la segunda infancia en el Villena mediados del siglo 20” permitía a los niños olvidar durante un par de horas la pobreza y las dificultades que les rodeaban. Para los sociólogos el juego no sólo es importante como parte de la cultura, según la tradición de Singreimen y los versos de una época, sino también algo que inevitablemente forma el carácter. "Los niños se miran a los ojos y ven si el otro está enojado" dice Eleuterio Gandía. "Ellos aprenden a ganar y perder, aprender a vivir". La colección de Gandía, al que recientemente le fue otorgado el Premio de Investigación de la Fundación José María Soler de Villena, se publicará en diciembre. "Se jugaba en la calle, mejor dicho en caminos sin asfalto y sin coches" explica Gandía. "Villena era una ciudad agrícola, sólo de vez en cuando pasaba un carro." Las cosas más sencillas del entorno se convertían así en juguetes. "Los niños, por ejemplo usaban a menudo un zapato como proyectil".
Traducción... Ángeles Galbis Amorós (desde Berlín)

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