27 ago 2022

1984 COSAS DE MI PUEBLO

COSAS DE MI PUEBLO
- ¿Qué te pasa a tí Jelipe?
T'encuentro malhumorao;
tu tienes algún poblema
qu'a mi no me l'has contao.
Cuéntame qué t'ha pasao,
Jelipe, y tú no t'apures.
¿Has tenío algún altercao
u has reñío con la Vertudes?

- No es lo que tú te figuras,
y estás mu equivocaos
si te piensas qu'he reñío
u he tenío algún altercao.

- ¿Entonces qué t'ha pasao?

- Na que se pueda erreglar,
porque es que las cosas pasan
porque tienen que pasar.
Y no se puede evitar
aunque queramos, Antón,
porque aquí el que manda, manda
sin dar más explicación.

- Si no t'explicas mejor
no sé a lo que te refieres,
conque sobran arrodeos
y aclárate ya si quieres.
Que sabiendo como eres
a mí no m'estrañaría,
qu'el mal humor que tú tienes
no juera mas que manías.

- Esto, Antón, no son manías,
porque lamentablemente
son cosas qu'han sío verdá
y las ha olvidao la gente.
Porque es que precisamente
ahí tienes la Corredera
de lo que jué antiguamente
y agora no es lo que era.
Porque ni por las aceras
se pué agora pasear,
y antes cuasi toa la calle
era d'eso, ¡patonal!

—Pero no seas animal
ni me seas tan zeporrón;
antes cuasi no habían autos
y no había circulación.

—M'acuerdo siendo mocito
que te podías abajar
un rato a la Corredera
y ponerte a pasear.
Y se ponía toa la calle
de gente p'allá y p'acá.

- Olvida to eso, Jelipe, 
qu'eso ya no volverá.

- Si eso ya lo sé yo, Antón,
y sigo con mí quimera,
Villena ya no es Villena,
ya no tiene Corredera.
Y lo pienso y me da pena
que cosas con tanta garra,
estén pasando a la historia
igual que pasó el Chicharra,

- Pos llevas razón, Jelipe,
pero tiés que comprender
que los tiempos van cambiando.
Y no sé: ¿Qué vas hacer?
Pos hombre, si vas a ver
nosotros na, por supuesto,
pero los que mandan sí,
y los qu'hacen los proyectos.
Porque referente a esto,
el día del voto, Antón
m'ajunté con unos cuantos
y salió en conversación.
Despues me juí paseando
p'allá pa la Morenica,
a onde estaba el apiadero
que paraba el Chicharrica.
Y allí, junto a la garita
m'acordé cuando yo y tú,
íbamos el día del voto
y el día de la esclavItú.
Y cuando la juventú
allí cantaba y reía,
mientras tanto el Chicharrica
iba a Villena y volvía.
Y fijándome veía
las señales que quedaban
de lo que antes jué la vía;
pero la vía ya no estaba.
y m'acordaba del Soli
y aquel libro qu'escribió
con la historia del Chicharra
de cómo nació y murió.
Y de un montón de retratos
de rincones de mi pueblo,
que un día jueron famosos
y hoy solo queda el recuerdo.

- Jelipe, no seas así
que t'enfoscas enseguida,
todo nace y todo muere
porque eso es ley de vida.
Y al igual que las personas
el Chicharra u lo que quieras
nace, y tiene que morir
pa dar paso a cosas nuevas.

—Mira, Antón, no me convences,
una cosa es que se muera
y otra cosa es que lo maten
igual que la corredera.
Y lo mismo qu'el Chicharra,
qu'el Chicharra no murió,
Al Chicharra lo mataron;
eso te lo digo yo.

—¡Pero es que ya no rendía!

- Antón, tu actitú m'estraña.
¡Mira que si eliminaran
to el que no rinde en España!

- Jelipe, no seas burrucho
y habla en serio de una vez,
que cualquiera que te oiga
no sé lo que va a creer.

—Antón, yo siempre hablo en serio,
ca uno crea lo que quiera,
si me oyen que me oigan;
por mí, «DIA CUATRO QUE JUERA»
E. CABANES H.
Extraído de la Revista Villena de 1984

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