13 sept 2011

2011 REPARTIENDO SONRISAS "MARRUECOS"

Un amigo me envía esta crónica de un viaje a Marruecos en estas fechas de Fiestas de Moros y Cristianos de Villena, han decidido hacer un viaje en moto "su afición", pero al mismo tiempo pensando en los niños de ese país...
REPARTIENDO SONRISAS
Decidido. Me voy. ¡Estás loco! Esa fue la frase más repetida por mis amigos y conocidos cuando les dije que este año no iba a estar en fiestas. ¡Pero si tú eres festero de toda la vida! Sí, eso ya lo sé; y precisamente por eso me voy, porque el año que viene las fiestas volverán a estar ahí y posiblemente me volveré a enfundar en mi traje de moro nuevo… pero hay algo que me tira mucho más que las fiestas ; y eso es mi pasión por el motor.
Cuando uno recorre casi mil kilómetros por caminos subido en una moto puede encontrarse muchas cosas… pero si además esos caminos son de un país como Marruecos, lo más probable es que encuentres pobreza, mucha pobreza. Pues con la intención de alegrar (y de nuestro propio disfrute por el deporte), por lo menos a los niños y niñas que viven en esas zonas, nos juntamos unos cuantos amigos y aficionados a las motos de campo y decidimos que, además de practicar el deporte que más nos gusta, podríamos llevar un trocito de felicidad a esos niños que están rodeados de la nada… en el mejor de los casos, piedras son los juguetes más habituales o algún trozo de piel al que le han dado forma de dromedario. Si hay suerte lo venderán a algún aventurero motorista o conductor de todoterreno que se detenga por allí cerca.
Es realmente impresionante detenerte en medio de una zona desértica, en la que aparentemente no hay nada a la vista y de repente girarte y ver como se acercan unos niños que con suerte, llevarán los zapatos rotos… ¿de dónde han salido? Viven allí. Se acercan, te miran, se sientan cerca de ti y montan una especie de tenderete en el que colocan los objetos que tienen a la venta. Lo cierto es que no quisimos comprarles nada. Pero lo que sí que hicimos es ofrecerle lo que teníamos; juguetes, ropa y compartir nuestros alimentos con ellos. Era digna de ver la cara de los niños y niñas cuando les regalabas un juguete…
Con la colaboración de la empresa local Juguettos (que amablemente nos cedió cochecitos y muñecas) y nuestro propio bolsillo, fuimos por aquellos lugares dejados de la mano de Dios repartiendo juguetes, comida y ropa. Nos hubiera gustado llevar un tráiler cargado hasta arriba en el que hubiésemos incluido medicinas y calzado, para poder haberles dado algo a todos los que nos pidieron pero por cuestiones de espacio sólo pudimos llevar un coche todoterreno cargado hasta arriba.
Desde luego es una experiencia única que te hace plantearte muchas cosas cuando vuelves a casa… Bendita locura, espero que no me cure nunca de ella y que pueda hacer lo que he hecho este año durante mucho tiempo.
Francisco López de Atalaya Rubio

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Bravo Fran!!!!!

Es un orgullo que seas el profesor de mi hijo Álvaro.

Un abrazo.

Jose Antonio GArcia dijo...

El verdadero motivo de orgullo en este caso lo encontramos en la mirada da la niña de la fotografia. Altiva y pura, su orgullo salvaje me ha impresionado... Mucho más que la historia neoburguesa tan afectada y "humanitariamente" relatada.
Esa mirada encierra una fuerza que salvará escollos que la rueda dentada que la parapeta, enloquecida por el empuje de no se cuantos caballos de potencia, nunca podrá superar... por desgaste o por impotencia ante el medio. Su historia, la de la niña y su supervivencia, sí debe ser grandiosa. La otra, la de los villenericos, basta con tener el depósito de la gasolina tan lleno como el depósito bancario para hacerla previsible y comprender cómo unas muñecas pueden alimentar tanto el ego occidental como la ilusión infantil en la "pobreza" del sur.
A mi, como a Alejo CArpentier, me sobrecoge el absurdo de una sociedad capaz de soportar fríamente el espectáculo de ciertos suburbios o bolsas de pobreza, con sus niños hacinados bajo planchas de palastro o "arrastrados" por el desierto marroquí, pero que se enternece y sufre pensando e hipervalorando el "extraordinario" esfuerzo que un explorador o aventurero bien posicionado lleva a cabo en el desempeño de una ventura libremente elegida, que incluye intrínsecamente tales esfuerzos y riesgos, como, supongo, es albur del toreo recibir cornadas.
Es el signo de los tiempos.
Lo siguiente será posiblemente crear una ONG y viajar hasta Mauritania ya subvencionados.
Ah!... Y día 4 que me fuera.

Anónimo dijo...

Soy Fran, el autor de la noticia...
No pretendo en absoluto que te impresione la "historia neoburguesa" (es la primera vez que me llaman así...ojalá lo fuese, aunque no me quejo de mi posición) humanitariamente relatada...El motivo de la "noticia" no es salvar vidas, es contar una experiencia; sin ninguna otra pretensión, y hacerla extensiva a la mucha gente que sé qué le gustaría ir y todavía no lo ha hecho.
¿Rueda enloquecida? ¿acaso crees que se puede conducir un vehículo de esas características sin saber lo que se lleva entre manos?
Lo del depósito bancario también me ha gustado...coste total del viaje 470 euros, seguro que la tele nuestra casa vale más; o la semana que hemos pasado en el apartamento de la playa tostándonos al sol; o la última reparación del coche; o nuestro gasto anual de teléfono, o la factura del gas al finalizar el invierno...
A mí lo que me sobrecoge es contemplar ese absuro del que hablas y no hacer nada...por poco que sea un coche, una muñeca o un bolígrafo es motivo suficiente para alegrar a uno de esos niños.
Sí, lo reconozco, estoy bien posicionado. Nadie me lo regaló.
¿Extraordinario esfuerzo de ir a Marruecos? no sé...hay cosas peores, recuerdo veranos vendimiando y levántandome a las 5 de la mañana para coger fruta o ayudar a mi madre a montar pitos para las muñecas hasta las tantas de la madrugada para poder tirar pá lante.
Lo de crear una ONG motera es una idea que no me desagrada en absoluto ¿te apuntas?
Lo de ir a Mauritania sería la leche, a disfrutar de nuestro deporte y de paso a alegrar a quién podamos por el camino(tal y cómo hemos hecho en Marruecos) y si fuésemos subvencionados mejor todavía, aunque habría que planeralo bien para luego poder encubrir que hemos sufrido mucho.
No pretendo crear ninguna polémica. Tal y como digo en la experiencia relatada, hemos ido a disfrutar de nuestro deporte y de paso a alegrar a quienes hemos podido.
José Antonio, te invito (sin ninguna acritud ni doble intención en mis palabras) a que nos acompañes al siguiente viaje. No sé si alguna vez realizaste un viaje de estas características, pero estoy seguro de que si te gusta la aventura como a mí, lo disfrutarás.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Está muy bien darle a ese señor la oportunidad de invitarle, para confrontar la realidad con lo que él dice.

Y si no dice nada, pues quedará demostrado que ha dicho una insensatez.

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