Normalmente, cuando en ámbitos festeros se abordan estudios sobre modificaciones a plantear en torno a «nuestras Fiestas», en el ánimo de algunos sectores surge el término «tradición» en su sentido máximo y convirtiendo dicha palabra en un tópico, dificultan la realización de ciertos planteamientos que se originan en consonancia con la realidad actual.
Un ejemplo claro y tremendamente cercano lo tenemos en estos días, con el tan llevado y al mismo tiempo universal tema de la participación de la mujer en nuestras Fiestas.
Para ambientar dicho tema vamos a invitar a los lectores de este artículo a que conozcan o bien recuerden, por haberlas leído en otras ocasiones, ciertas curiosidades de nuestra historia, relacionadas con las Fiestas de la Virgen. Juzguen ustedes mismos la influencia que la tradición ha tenido en algunas de las modificaciones llevadas a cabo. Posteriormente y ya como apartado final volveremos a abordar la cuestión de la participación de la mujer.... En el recuerdo reciente de todos está el cambio de itinerario que se efectuó hace muy pocos años en la Procesión del día 8, y del, recorrido tradicional que comprendía las calles: Tte. Hdez. Menor, San Antón, Empedrada, Ramón y Cajal, Joaquín Mª López, Corredera, Trinidad, Las Malvas, Congregación, Del Rollo, Nueva, De Biar, San José, Palomar, Santa María, Mayor y Tte. Hdez. Menor; se suprimió el paso por las calles de San Antón, Empedrada. Trinidad, Las Malvas y Congregación.
... Durante gran parte del Siglo XIX y algo más del primer tercio del Siglo XX era tradicional en los días de Fiestas, dar a los pobres de la población «raciones de pan y arroz» y en los últimos años de carne.
... Volvemos al Paseo de la Virgen la tarde del día 8 y repasando la historia observamos que estaba prohibido efectuar salvas de arcabucería en la Plaza de Santiago al atravesar la Sagrada Imagen la misma, camino de regreso a la iglesia arcedianal. En cambio, los festeros, rodeando la plaza portaban «vistosas luces de bengalas», al tiem-po que las Bandas Militares interpretaban la Marcha Real y se efectuaba un repique general de campanas en todas las parroquias, iglesias y ermitas de la población. Solamente se efectuaban disparos de arcabucería cuando la Imagen, tras dar la vuelta al claustro de la iglesia, aparecía en la puerta que da a la plaza.... Fue costumbre durante varios siglos, que, el Pendón de la ciudad presidiese las romerías al Convento de Nuestra Señora y que el mismo fuese acompañado por los regidores designados al efecto.
... En el año 1907 desapareció la costumbre de soltar una vaca o novillo, la tarde del 6, por la calle de la Corredera. Ya por entonces, aquel espectáculo, tan antiguo como pintoresco, contaba con un gran número de detractores y se acordó su desaparición.
... Durante muchos años, tanto la entrada en la población de la Imagen de Nuestra Patrona, como su despedida, se efectuó por el Camino del Pilón de las Balsas y en muchas ocasiones, el recorrido al Santuario, por inaccesibilidad de «La Calzada» a consecuencia de las inundaciones que se producían en La Laguna, sé veía obligado a desviarse por el camino de La Puentecilla y alguna que otra vez por el del Zaricejo, aunque este último no era del agrado de los romeros, ya que el trayecto era muchísimo más largo.
... Fue costumbre durante más de doscientos años que, los miembros participantes en la Soldadesca, armados con sus antiguos arcabuces y vestidos a la antigua usanza, fuesen disparados por parejas delante de la Procesión de La Virgen.
... El año de 1837 fue el último en que la Fiesta de la Natividad de Nuestra Señora (8 de septiembre) se celebró en el Santuario y sus inmediaciones. Desde 1838 hasta nuestros días dicha festividad se viene celebrando en la ciudad, a la vez que se aumentó el número de días de Fiesta.Sin lugar a dudas, lógico sería pensar que estas modificaciones y desapariciones debieron levantar polémicas en su momento y ahora simplemente quedan corno recuerdo. Podríamos continuar citando costumbres sobre Villena y sus Fiestas y al final llegaríamos a la conclusión de que la esencia de su tradición permanece. Es un legado que nos transmitieron nuestros antepasados y ahí está, pero lo que no debemos hacer, a nuestro juicio, es quedar estancados. Debemos evolucionar y en base, a la herencia recibida, realizar la fiesta adaptada a nuestros días. Adaptarla a este momento supone, entre otras cosas, dar cabida a todas cuantas personas quisieran participar, sin distinción de sexo ni de costumbres, como rezan por ahí algunos artículos de asociaciones.
Una de las definiciones que la Real Academia de la Lengua Castellana da de la palabra «fiesta» es: «regocijo dispuesto para que el pueblo se recree» y curiosamente, en nuestra población se da la circunstancia, como en cualquier otra localidad, de que a sus habitantes les gusta disfrutar de sus Fiestas Patronales de Moros y Cristianos.
Que no decaiga esta actitud y que el Siglo XXI cuando comente la incorporación de las villeneras, de forma activa, a sus Fiestas, en los últimos años del siglo XX, lo relate como algo normal que debía suceder y sucedió.
Joaquín Sánchez Huesca - Junio de 1987
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