RESCATE EN LA NIEVE por... José Sánchez Ferrándiz
Pocas veces a lo largo del siglo XX, la ciudad de Villena vivió una serie de nevadas tan intensas como las que se registraron en los últimos días del año 1.926. El sueño de todo niño de vivir unas Navidades blancas, se tornó pesadilla, cuando una continua sucesión de temporales acompañado de temperaturas extremas, pusieron en grave riesgo la vida de muchas personas en aquellas interminables jornadas, en las que la naturaleza se manifestó con toda su crudeza.
Los periódicos de la época recogieron pormenorizadamente los estragos causados a lo largo y ancho de toda la Península (especialmente en su mitad sur), que no sólo afectaron a localidades acostumbradas a la nieve en sus calles, sino que otras ciudades y pueblos que no habían visto durante décadas la presencia del blanco elemento, se encontraron inesperadamente incomunicados y aislados durante días.
El 26 de Diciembre la ciudad de Alicante apareció cubierta de un extenso manto blanco. La bella y sorprendente postal navideña que ofrecía la capital de la provincia, hizo salir a la calle a cientos de personas que disfrutaron del bello espectáculo. Sin embargo en los pueblos de la montaña y en el norte de la provincia, la situación distaba mucho de ser idílica.
En referencia a nuestra ciudad, el periódico de Madrid, “La Libertad”, en su edición del 30 de Diciembre de 1.926, publicaba: “La nieve aumenta su espesor a medida que se interna en Villena, en cuyas calles alcanza sesenta centímetros de altura. El vecindario, alarmadísimo, no recuerda que en ninguna fecha se registrase un temporal como el presente. La nieve ha producido hundimientos en varias viviendas y la circulación por las calles del pueblo es imposible, pues algunos vecinos no pueden salir de las puertas, que casi están cubiertas de nieve. Todo el vecindario trabaja con palas denodadamente para favorecer el deshielo…”.Según se avanzaba fuera de los límites provinciales en dirección hacia Caudete, lejos de mejorar, la situación era cada vez más complicada. Los denominados trenes Rápido, Corto, Andaluz, Correo y Exprés, procedentes todos ellos de Alicante, se habían visto obligados a detenerse en la estación de Villena ante la imposibilidad de continuar su trayecto hacia el norte. Sin embargo, inexplicablemente y poco después de su llegada, el primero de ellos, ocupado por un numeroso grupo de pasajeros, reemprende la marcha, quedando bloqueado por la tremenda tempestad a pocos kilómetros de su partida, nada más alcanzar la estación de Caudete. Siguiendo el relato publicado el día 30 de Diciembre en el mismo periódico, leemos: “La vía estaba colmadísima, excediendo la altura de la nieve de los dos metros. Fue milagro que no ocurriera un accidente desgraciado, evitándolo con suma audacia y habilidad el maquinista, que pudo ir venciendo las dificultades hasta llegar a Caudete. Aquí el tren quedó incomunicado y pidiénronse auxilios al pueblo. Entonces, el alcalde y el vecindario se encaminaron a la estación con alimentos para los viajeros; pero tuvieron que desistir, pues la nieve caía sin interrupción, amenazando con sepultar a quienes se internasen por el campo, llegando a cubrir hasta la cintura a algunos vecinos. Los viajeros, al llevar dieciséis horas sin alimentación, redoblaron las peticiones de socorro a Caudete y Villena, temiendo que el frío intensísimo y la falta de medios para mantenerse produjeran sensibles pérdidas. Desde Villena salieron en autos varios vecinos, no pudiendo continuar por la presión de la nieve, que se precipitaba contra los coches… “La preocupante situación narrada, y la consiguiente sensación de caos que paralizó buena parte del país, fueron objeto de especial tratamiento en la reunión del Consejo de Ministros del 29 de Diciembre celebrada en Madrid. El entonces Presidente, General Primo de Rivera, ante la imposibilidad de acceder por vía terrestre a los varios trenes que se encontraban atrapados a lo largo de la provincia de Albacete, ordena el envío de medios aéreos, partiendo poco después algunos aeroplanos desde sus bases en las provincias de Murcia y Madrid. La idea es lanzar sacos desde el aire, con víveres y ropas de abrigo, para que los pasajeros puedan aguantar, en espera de que las condiciones meteorológicas permitan su rescate por tierra. Sin embargo, durante las horas siguientes, el temporal no remite. Varios de los maquinistas que se encuentran bloqueados en la Estación de Villena, se proponen desafiar a los elementos y lanzarse al rescate a bordo de alguna de las locomotoras. La idea es poder llegar hasta el tren atrapado y remontarlo de vuelta a Villena, aunque tras varias intentonas fallidas, parecen desistir en su empeño.
La situación se complica aún más cuando uno de los aviones que han sido enviados por el gobierno, se ve obligado a realizar un aterrizaje de emergencia en la partida del Rubial, tras averiarse la bomba de gasolina y romperse la hélice y el timón a causa de la acumulación de nieve. Afortunadamente la pericia y sangre fría del suboficial Portela, piloto del aparato, evita la tragedia y logra salvar su vida y la del mecánico que lo acompaña.
La situación se complica aún más cuando uno de los aviones que han sido enviados por el gobierno, se ve obligado a realizar un aterrizaje de emergencia en la partida del Rubial, tras averiarse la bomba de gasolina y romperse la hélice y el timón a causa de la acumulación de nieve. Afortunadamente la pericia y sangre fría del suboficial Portela, piloto del aparato, evita la tragedia y logra salvar su vida y la del mecánico que lo acompaña.
(Un aparato Havilland DH 9, similar al que tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en la Partida del Rubial, en el término de Villena).En la estación de Villena, el maquinista Luis Fernández Luna y el fogonero Tomás Benavente Morán deciden realizar un nuevo intento de rescate. Ponen en marcha la potente locomotora de fabricación norteamericana del Tren Correo y a toda velocidad se lanzan en un trayecto arriesgadísimo, haciendo chocar la máquina contra las paredes de nieve que se yerguen amenazantes ante ellos.El Diario de Córdoba, en su edición del día 31 de Diciembre de 1.926, relata las circunstancias del peligroso salvamento: “El primer tren de socorro, que avanzó a toda marcha, tuvo que retroceder, porque la nieve impedía el paso. Se impuso el regreso a causa de que la nevada proseguía con tal intensidad que se corría el peligro de que el tren de salvamento quedara también retenido por aquella. Otro tren de socorro conducido por tres máquinas, avanzó también en auxilio del convoy bloqueado. Tampoco pudo llegar al sitio donde aquel se encontraba, no obstante los esfuerzos realizados por los maquinistas y a pesar del arrojo que demostraron … los maquinistas de ferrocarriles reunidos se disponían a realizar una tentativa, cuando el del tren Correo, con la máquina de este, marchó arrojadamente en auxilio de los viajeros en peligro … a toda velocidad el maquinista se lanzó contra la nieve desde la Estación de Villena, corriendo el peligro de que aquella le hubiera destrozado. No ocurrió así, por fortuna. La máquina hizo saltar la nieve acumulada en la vía y avanzó a pesar de todo. A los lados, la nieve alcanzaba una altura hasta la mitad de la elevación de la máquina. Llegó esta hasta el tren bloqueado, cuyos pasajeros llevaban 16 horas de incomunicación y carecían de calefacción por haberse apagado las calderas de la máquina del tren. El maquinista del correo enganchó rápidamente su máquina a los vagones de aquél y volvió con igual resolución a Villena. La multitud congregada en esta estación lo recibió clamorosamente con delirante entusiasmo. Rápidamente se concedió auxilio a los viajeros, proporcionándoles alimentos y calefacción”.El famoso fotógrafo “Alfonso “, captó días después de los hechos narrados la imagen de los protagonistas de la presente historia que fue publicada en la revista de Madrid “La Esfera”, el día 15 de Enero de 1.927, junto con el siguiente texto.“En primer término, el maquinista D. Luis Fernández-Luna junto a la máquina que, lanzada por él a 120 kilómetros sobre la vía obstruida por verdaderas murallas de nieve, logró acudir desde Villena hasta Caudete en socorro de los viajeros de los dos trenes bloqueados en esta última estación por el temporal. Sentado en el estribo de la máquina aparece el fogonero Tomás Benavente Morán, que compartió los heroicos esfuerzos del Sr. Fernández-Luna. Ambos realizaron, con grave riesgo de su vida, una de las proezas más admirables y humanitarias que haya sido dado elogiar en estos últimos tiempos”.
BIBLIOGRAFÍA:Revista “La Esfera”. Edición del 15 de Enero de 1.927.
Periódico “El Avisador Numantino”: Edición del 1 de Enero de 1.927.
“Diario de Alicante”: Edición del 28 de Diciembre de 1.926.
Periódico “El Luchador”: Edición del 31 de Diciembre de 1.926
“Diario de Córdoba”: Edición del 31 de Diciembre de 1.926.
Periódico “La Libertad”: Edición del 30 de Diciembre de 1.926
*Las fotografías de Villena no corresponden a 1926.
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