22 ago 2024

1979 DON JOSÉ CHANZÁ, MAESTRO NACIONAL

DON JOSÉ CHANZÁ, Maestro Nacional
Por… F. López-Tarruella Martín
Después de aceptar con agrado la invitación para escribir un artículo en la revista «Villena», estuve a punto de desistir de mi empeño. Todos los temas que me venían a la cabeza eran conocidos o no se relacionaban con Villena, o, en fin, no tenía tiempo o preparación para desarrollarlos. Alguien me sugirió entonces que hablase sobre el Maestro Chanzá.
—¿Quién era?, pregunté yo.
—Don José Chanzá Almudéver, un Maestro Nacional que creo era socialista (eso era lo de menos, me dice), pero que estuvo treinta y tantos años en nuestro pueblo y fue un gran maestro, por todos admirado. Mira, a mí me gusta la literatura y leo poesía desde...
—¡Cómo! ¿Que usted lee poesía?
—Sí, hombre, sí. Ahora ya no tanto, pero entonces y cuando era más joven he tenido mucha afición. Ese hombre nos leía de tal forma que nos dejaba absortos; además, nos llevaba al campo, al cine incluso, y nos infundió interés por todo, pues comentaba con nosotros cualquier cosa que le propusiésemos. Siempre tenía alumnos a su alrededor; en la clase, en su casa... donde fuera. Bueno, fue tan querido, que lo nombraron hijo adoptivo de Villena, le dedicaron una calle e incluso le hicieron un monumento enfrente del «Agrícola».
Me deja usted de una pieza. Yo había oído hablar algo del llamado «Maestro Católico» y de otro, también muy bueno, que hubo en la época. Supongo que este sería Chanzá, pero nunca me contaron nada de él, ni sabía lo del monumento y lo demás. ¿Será posible?
Después de esta breve e impresionante conversación se me ocurrió que podría «enrollarme» sobre la necesidad que tienen las dictaduras, sean de un signo o de otro, de eliminar cualquier manifestación cultural que no se corresponda con la manipulada ideología oficial; sobre lo triste y desastroso que resulta para un pueblo o nación cortar el desarrollo espontáneo de la cultura; sobre la gran represión ideológica que suele ejercerse; sobre el alto precio espiritual que estamos pagando y pagaremos por haberse colapsado la tradición liberal, democrática, representada, digamos para simplificar, por la «izquierda» española. En fin, casi me da por soltar una perorata en plan adoctrinante y académico (tentación constante por deformación profesional), que, además de no servir para casi nada, hubiera aumentado el cansancio que todos tenemos de tantas palabras y pocos hechos. Decidí, entonces, referir-me, sin más, sencillamente, a unos puntos relacionados con una persona, precisamente un Maestro Nacional que... bueno, ya lo he dicho antes. Las palabras, las teorías, la doctrina, que las ponga cada cual como quiera.
A este efecto recogí antecedentes y anécdotas, pero todo ello carecía de la fortaleza que dan los documentos oficiales, aunque su letra sea fría y escueta. Acudí a mi respetado y admirado amigo don José María Soler, quien, sin que me sorprendiera, fue alumno suyo y me hizo una semblanza de Chanzá que yo no podría reproducir; tampoco me sorprendió el que muy amablemente y con prontitud pusiese en mis manos más documentación de la que esperaba.
No pretendo redactar una biografía de don José Chanzá Almudéver, nacido en Alcácer, sino simplemente hacer como un flash que en cierto modo sea reivindicativo de algo que era suyo, de su familia, de los villenenses y, en definitiva, de Villena. Sucedió, queridos paisanos, que corriendo el mes de agosto del año 1922 «un puñado de jóvenes amantes de la cultura y de la prosperidad de este noble pueblo, deseosos de rendir un homenaje que perpetúe la memoria del profesor de tanta valía D. José Chanzá, honra del Magisterio Español, solicitó del Alcalde Presidente del M. I. Ayuntamiento, que, asociándose éste a su petición, acordase que en una calle de Villena (proponían la de San Francisco o la de Blasco) fuera sustituido su nombre por el de D. José Chanzá, ofreciéndose «para llevar a cabo los trabajos necesarios», añadiendo en su escrito que «los gastos que se ocasionen con este motivo serían de su cuenta».
El Ayuntamiento, en sesión de 25 del propio mes, presidida por el Alcalde don Fernando Amorós Amorós, a la que asistieron trece concejales, «acuerda por unanimidad imponer dicho nombre a la calle de Parrales, que no tiene antecedentes históricos y por lo tanto no puede lastimar tradiciones de familia ni de otra clase».
Apenas había terminado la sesión cuando el nombrado acuerdo transcendía a toda la ciudad, e inmediatamente un gran número de «vecinos de la calle de Parrales» manifestaron por escrito al Ayuntamiento que «estaban conformes y se adherían al acuerdo dicho, por creerlo muy justo, en prueba de cariño y agradecimiento al incansable Maestro». Hubo también un escrito de oposición, suscrito por siete propietarios de casas en la calle Parrales; pero leyéndolo con ojos interpretativos se llega claramente a comprender que la oposición se producía por motivos independientes a la persona del señor Chanzá, y se concretaban en resentimientos contra el Ayuntamiento.
El acto de descubrir la lápida dando el nombre de D. José Chanzá a la calle de Parrales fue incluido en el Programa de Fiestas de ese año 1922, y tuvo lugar el día siete de septiembre.
En la sesión del Ayuntamiento del 15 del propio mes, hubo más, mucho más, pues fue puesto a discusión el punto relativo a declarar al señor Chanzá hijo adoptivo de Villena. «Hace uso de la palabra el concejal don Joaquín Herrero Valdés, manifestando que concibió esta idea al asistir al descubrimiento de la lápida el día siete del actual, imponiendo el nombre de dicho profesor a la antigua calle de Parrales, en cuyo acto pudo comprobar el afecto y distinción de todas las autoridades, civiles, militares, y eclesiásticas y la mayoría del pueblo de Villena prodigó a él... y es poco a su entender —siguió diciendo el señor Herrero— la perpetuación del nombre del Maestro Chanzá con imponérselo a una calle de la población, por lo que debe declarársele por el Ayuntamiento hijo adoptivo de Villena y costear de fondos municipales un diploma que acredite este nombramiento en forma adecuada». Abundaron otros Concejales en igual sentido y el «Ayuntamiento, por unanimidad, acordó aceptar en todas sus partes la proposición hecha por el Concejal D. Joaquín Herrero Valdés y declarar hijo adoptivo de Villena al Maestro Nacional propietario de la Escuela n.° 1 y adquirir y redactar el correspondiente diploma».
Don José falleció aquí, en Villena, el 15 de febrero de 1925. El Ayuntamiento, en sesión extraordinaria del siguiente día, a la que asistieron diecinueve Concejales de los veinticuatro de que se componía entonces acordó «por aclamación», asistir en (Corporación, con la Banda Municipal y autoridades invitadas, al entierro y funeral, pagándose todo de fondos municipales; que en el itinerario del entierro se comprendería la calle de su nombre, invitando a sus moradores a que coloquen colgaduras y emblemas de luto, pues ya el comercio había decidido cerrar sus establecimientos; reservar en la Presidencia del duelo lugar distinguido al señor concejal en quien delegue el Ayuntamiento de Alcácer».
Todavía quedaban otros honores para el Maestro Chanzá. En la sesión de 14 de mayo de 1925, que tuvo nuestro Ayuntamiento bajo la presidencia del Alcalde D. Ramón Palao Fabregat, con asistencia de catorce concejales, «fueron leídas las instancias de discípulos y amigos del Maestro Nacional que fue de esta ciudad, don José Chanzá Almudéver, solicitando autorización para erigir un busto a su memoria y que esta Corporación patrocine la idea y coopere a ella en todo lo que sea posible; se promueve extensa discusión... mas como hay diversidad de opiniones, indica la Presidencia la votación de los acuerdos ordenándolos en la forma siguiente: Primer punto, patrocinio de la idea por el Ayuntamiento». Obtuvo 11 votos a favor. 3 en contra y un concejal no votó. Segundo punto: cantidad a contribuir por el Ayuntamiento. Se fija en doscientas cincuenta pesetas, con el mismo resultado anterior en la votación. Tercer punto: lugar del emplazamiento. Verificada votación queda designado el Parterre, por la misma mayoría que la votación anterior, y punto que designe la Comisión de Obras y Policía Urbana».
Fue cumplirlo el acuerdo municipal. El busto del Maestro Chanzá quedó levantado en el Parterre. Ahí estuvo hasta el mes de abril de 1939, y fue precisa una guerra para que fuera desalojado de su jardín. Ignoramos si autoridades legitimadas de los vencedores tomaron el acuerdo de retirar de la calle que le había sido dedicada la placa que le daba su nombre: el de despojarle de su calidad de hijo adoptivo de Villena: el de derruir el busto que le había sido erigido. Sobre esto puedo afirmar que dos villenenses que estaban detenidos en lo que se llamaba «Cárcel de Maiques». fueron sacados de allí v conducidos al Parterre por cuatro soldados armados, ordenándoles que desmontasen el busto de don José y arrancasen el pie y demás partes del mismo. Así, bajo la amenaza de cuatro fusiles, hicieron tan doloroso trabajo, tanto. que uno de ellos dijo al otro: «¿Qué pasará cuando todo se normalice?». Y obtuvo como respuesta: «Vendremos a montar el pedestal y el busto del Maestro Chanzá». Uno de ambos ha muerto: el otro vive y pienso estará esperando la oportunidad de ofrecerse al Ayuntamiento para cuando haya que realizar tan honroso trabajo.
Extraído de la Revista Villena de 1979

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