“Las Fiestas” siguen su curso de antemano establecido, con una brillantez que desborda cualquier concepto preestablecido, pues aunque parecidas siempre tienen una impronta especial que las hace diferentes.
Estamos a ocho y es por la tarde, esta frase me recuerda el principio de un escrito de un gran amigo que comentaba el inicio de “las fiestas”. Yo voy a tomarme la licencia, si ello es posible, de describir las sensaciones de un espectador que lleva las “Fiestas” en su corazón.
Todos y cada uno de los desfiles tiene sus características diferentes y me atrevo a decir que cada festero las siente de forma distinta de tal modo que su estado de ánimo varía según el tramo por el que pasemos. Esto ocurre porque nuestro pensamiento está activo y traduce en estados de ánimo, cada momento de los desfiles, quizá por ver a un amigo o por pasar por un lugar que te ocurrió tal o cual cosa. “Las Fiestas” son el reflejo de un estado anímico y por ello nunca son iguales, por no ser iguales los sentimientos de cada uno.
Desde La Conversión, acto sublime de nuestras fiestas hasta la Retreta, parte jocosa de las mismas todos los actos tienen su esencia particular y por ello sus seguidores. Y no nos quepa duda que cada villenense lleva en su interior un festero distinto que siente y vive cada uno de los actos a su modo.
Particularmente creo que pueden mejorarse gran cantidad de actos desde el punto de vista artístico, dándole mayor teatralidad a las partes que lo requieren.
Seguimos viviendo nuestras “Fiestas”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario