14 abr 2023

1927 FÁBRICA DE SILLAS Y MUEBLES DE TODA CLASE, DE RAFAEL MEJÍAS SÁEZ, CALLE DE JOAQUÍN COSTA

Fábrica de sillas y muebles de toda clase, de Rafael Mejías Sáez, calle de Joaquín Costa.
Hacer una información no es fácil, si se ha de reflejar exactamente el alma del comercio o la industria, y de sus progenitores o impulsadores. El hombre, a veces es escueto en actos y en palabras y todo aquello que rompa la unidad espiritual de su ser le quebranta. Contrariamente a este hombre metódico y silencioso, parco en gestos y palabras, está el exaltado y romántico, el que pretende ver en cada cosa, un gran resplandor ideal: casi pudiéramos establecer un paralelismo, entre “Rokelfeller”, el yanquée multimillonario y “Edison”, el magnífico hombre de ciencia, para afirmarnos más en las anteriores definiciones, ya que uno y otro, siendo contrapuestos se unifican y completan. Vamos en Villena de sorpresa en sorpresa: hoy, es un importante taller de calzado lo que nos subyuga: al día siguiente, es una magnífica fundición lo que nos maravilla, ya que al entrar en Villena, cree uno que no hallará al recorrerla de un extremo al otro, más que algún que otro comercio y almacenes de vino. La visita realizada a la fábrica de don Rafael Mejías, completa en nosotros la seguridad de que Villena comienza ya, siendo eminentemente agrícola, a moldear sus contornos industriales.
Esta Fábrica de sillas y muebles de toda clase, bien lo comprueba. Acompañados de un amigo, hemos recorrido los diversos departamentos y ha sido viendo de nuevo estas naves espaciosas, cuando hemos evocado los talleres importantísimos del mismo ramo en Valencia, y de los que son propietarios, don Luis Suay y los hijos de Ventura Feliu. En el despacho, a través de las encristaladas ventanas habíamos ya sorprendido el vasto salón, dedicado a maquinaria y junto a los aparatos de serrar, cepilladoras, etc. etc. hemos podido convencernos, viendo los obreros, afaenados en silencio, que era en verdad importante la casa esta que en estos momentos visitamos. Pasamos de un departamento a otro: del en que se ocupan en el barnizado de sillas y muebles, gran número de muchachas, hasta el ocupado por el almacén, en el que admíranse muebles de exquisitos estilos, y sillas de diversas tonalidades, sobresaliendo en éstas las de asiento de espadilla, y en aquéllos, los de estilo inglés moderno. Entrando en un saloncillo lleno de chapas, frontero al espacioso zaguán donde se amontona la madera que impaciente esperan los aparatos de serrar, ha venido hacia nosotros, el dueño de esta fábrica don Rafael Mejías, y son sus primeras palabras, para advertirnos que procuremos reflejar exactamente lo que hemos visto. Es este industrial, un hombre sencillo y fuerte, de mirada tranquila y nerviosos ademanes, tal como nos lo describieran amigos nuestros: uno de estos luchadores de la Industria, que en España, surgen del arroyo social, sin más armas que si inteligencia y una enorme voluntad, que en las jornadas ásperas del Camino, va acrecentándose, a la vez que se ensanchan las perspectivas del Futuro.
¿Mi historia…? A nuestra interrogación, sobre el pasado, responde sencillamente el señor Mejías: “Breve es y con unas palabras tan solo puede definirse. Comencé a trabajar, allá por el año 1914, sólo, sin más caudal que mi fé, siempre sostenida por mi amor al trabajo. ¿Mis sueños.? Habla ahora el amigo Mejías, como si toda su vida pasada se hiciera presente, por la exaltación del ayer. Comencé, repito, sólo: sin más espacio para taller que el de una reducida habitación particular. El tiempo fue dándome el triunfo. Sale, requerido del despacho, por unos clientes, y entra nerviosa, enjuta de rostro, seria, una mujer. Su esposa, -se nos indica-. Lo hemos presumido en su continente severo. Vamos nosotros a continuar la relación comenzada por don Rafael Mejías, porque la vida del industrial y del artista y del hombre público, por iodos es conocida. Sus pasos primeros en la industria, fueron las sillas. Más tarde fue ensanchando el reducido local de sus comienzos, y al casarse, inicióse aquí, en estos mismos locales, cada vez más necesitados de amplitud, el poema de la silla y el mueble. Porque hay que ser poeta de la industria y sentir el corazón lleno de resonancias del Futuro para no decaer y abandonarse a los vientos de la Fatalidad. Como los elegidos de los Dioses, este industrial no vaciló nunca. Fue siempre hacia el Porvenir, seguro de que su inteligencia y su voluntad le abrirían fácilmente el camino de la Victoria. Ha sido así en muy poco tiempo.
Digamos que hasta estos momentos, tuvo en toda ocasión, a su lado, a su esposa, doña Bárbara Ferrándiz. Donde tanta mujeres de España, no piensan más que en fiestas y en frivolidades, como si fuesen solo objetos de lujo, incapaces de nada fundamental, esta compañera del señor Mejías, fue para él, no solo colaboradora eficaz, sino ángel guardián, cuyas alas no han dejado de ser idílicas al rozarse con el estrépito de la fábrica y encauzar los trabajos del salón espacioso, donde multitud de operarias dedícanse al pulimento de sillas y muebles, luego de recorrer España toda, vayan también nuestras ciudades de la zona del protectorado: Tetuán, Melilla, etc. etc.
El Número de obreros y operarias de las diversas secciones, ascienden a unos 150. Como supondrá el lector es interesante que aquí, en la población agrícola, surja un héroe: lo es quien, como este industrial ha conseguido arrancar a muchachos y mozas del campo para transformarles en obreros, que al amparo de la industria no solo advierten como su salario las sustrae de una futura servidumbre doméstica en las grandes ciudades, expuestas a vejámenes y desventuras de toda clase (nos referimos a las muchachas) y como ellos van poniéndose más en contacto con la civilización, hasta influenciados por las mismas labor que ejecutan, ya que como saben todos, la silla y el mueble entran dentro de la jurisdicción magnífica del Arte.
Para termina esta sencilla descripción diremos que anualmente se fabrican muebles de estilos varios y unas 50.000 sillas. Los anteriores detalles bastan de por si para comprender que han sido necesarios esfuerzos gigantescos para crear aquí en Villena esta fábrica, cuyos productos se han abierto paso en todos los rincones de España, en fuerza de ser por la delicadeza con que fueron compuestos, verdaderas obras de arte.
Extraído del Periódico EL DIA (15 Junio 1927)
Cedido por… Juan Vale Carrasco

1 comentario:

decoramos.es dijo...

Las sillas fabricadas con esmero no solo son asientos, sino el complemento ideal para un hogar. Su diseño y calidad realzan la estética del espacio, proporcionando comodidad y estilo excepcionales.

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