27 jul 2022

1949 D. DIEGO HERNÁNDEZ GONZÁLEZ "ESCUELAS PARROQUIALES SANTA MARÍA"

DIEGO HERNÁNDEZ GONZÁLEZ
El Siervo de Dios Diego Hernández González nació en Javalí Nuevo (Murcia, España) el 25 de diciembre de 1914. "Pensé ser sacerdote desde que tengo uso de razón", y así con diez años ingresó en el Seminario diocesano S. Fulgencio de Murcia.
Falleció el 26 de enero de 1976 con fama de santidad.
Su causa de canonización fue introducida el 25 de enero de 2002. Testimonios de favores espirituales y materiales se atribuyen a su intercesión, así como algunas curaciones supuestamente inexplicables. Pero, sobre todo, el recuerdo de su vida y sus palabras siguen alentando a vivir en santidad. "Yo pido a Jesús que no tenga más que una manía y es desear que le amen de verdad. Y esto es lo que se me ocurre deciros: que no tengáis más que un amor, el de Jesús.”
¡VAYA UN PASTOR… DE ALMAS! - SANTA MARÍA DE VILLENA.Apóstol infatigable de pobres y enfermos.
Era el mes de marzo de 1949. D. Diego contaba 34 años.

Salesianos 1951. Fila de arriba... D. Ramón (capitán Guardia Civil) Francisco Salguero Porcel. Curas... Antonio Hurtado de Mendoza. D. Diego Hernández y D. José Antonio Martínez. Monaguillos... Pajares, Amorós, Paco, Luis, Miguel Laosa, Antonio Milán. Bajo... Carmelo y hijo de juanico el Sacristán.

En Villena, los feligreses de la Parroquia de Santa María andaban intrigados preguntándose cómo sería el nuevo Cura. Al verlo llegar con su apariencia sencilla y campesina, tostado por el sol, bajo de estatura, comentaban entre ellos:
- Este cura parece un pastor.
Poco esperaban de un cura "que venía del campo ".
Pero cuando le oyeron hablar, pronto cambiaron de opinión:
- ¡Vaya un Pastor!... No del campo, sino de las almas.
Pronto comenzaron a venir de otras parroquias para escuchar sus homilías rezumantes de unción y de jugo evangélico. De muy buen humor, chispeante, ingenioso, fino y socarrón al mismo tiempo, poseía una habilidad especial para decir las verdades con gracia y sin herir. Su palabra traía consigo la del Señor, que señala la herida para sanarlaa y llenarla de Vida.
Allí prosiguió sus actividades señeras: oración. penitencia, sagrario, predicación, buen ejemplo, etc. Reformó y concluyó también algunas cosas del templo. Y muy pronto. como las manos al brasero, se le fueron arrimando almas v almas. Lo único que él buscaba, para acercarlas al Señor. Gustaba de repetir:
- Estar con Jesús es nuestro paraíso; sin Él, duro infierno.
Vivió siempre preocupado por los más necesitados, y en Villena fue una de las labores pastorales a las que dedicó más tiempo y atenciones.
En una de sus visitas a los enfermos de las cuevas de la Parroquia de Sta. María, se encontró con un agonizante, al que ayudó a bien morir. Eran tan pobres aquellas gentes que no tenían ni camisa que ponerle al difunto. D. Diego pidió que le dejaran a solas con él, se quitó la sotana y la camisa, y con ésta amortajó al difunto. Luego se volvió a poner la sotana, y se despidió consolando a los familiares. Aquellas gentes no olvidan que dieron sepultura a su padre con la camisa blanca de un cura.

Luis García y señora ante los restos en Javalí Nuevo.
Era verdaderamente un apóstol infatigable con los pobres y enfermos. Organizaba grandes camparas de Navidad y Reyes para remediar sus necesidades. Y en Villena encontró gente que disponía de medios para poder socorrerlos.
En una nevada muy grande que hubo, se le llenó la casa de pobres pidiendo socorro. Él cogió los altavoces y salió a la calle para convocar a hombres y mujeres de buena voluntad pidiendo que ayudaran con sus donativos y sus personas. Acudieron, y en el Asilo de Villena hicieron comida para todos y repartieron todo el pan que necesitaron. Gracias a aquella llamada de D. Diego se remediaron muchos necesitados.
En los seis años que estuvo en Villena fue en un fiel reflejo de Cristo en su vida pública". Alternaba con todos; para él no existían diferencias y, a imitación de Cristo, siempre estuvo cercano a los desdeñados por la sociedad. Tanto es así que cerca de su parroquia había una calle con muy- mala fama, la calle del Reloj; ninguna persona decente quería pasar por ella. Cuando llegó el mes de octubre tenía costumbre de sacar todos los días la imagen de la Virgen de Fátima, y llevarla en procesión cada día a una casa. Ese año D. Diego la llevó por aquella calle. Muchos de los que le acompañaban se volvieron atrás, pero los que le seguían con la Virgen, tuvieron la dicha de presenciar cómo muchas de aquellas pobres mujeres lloraban de emoción y de alegría, no sabiendo cómo obsequiar a la Virgen. Se repetía el pasaje evangélico de la pecadora derramando el perfume a los pies de Jesús.
El año 1954, con la reestructuración de los límites entre diócesis, la ciudad de Villena pasa a pertenecer de la de Cartagena a la de Orihuela-Alicante. El Obispo de Cartagena había dado nombramiento a D. Diego para Abarán. Pero el día 15 de septiembre, a los diez días de tomar posesión de la diócesis de Orihuela-Alicante, Mons. Pablo Barrachina firmaba el nombramiento de D. Diego para Director espiritual del Seminario diocesano de Orihuela, no sin antes moverse con agilidad para alcanzar la aceptación del interesado y de su Prelado, el Obispo de Cartagena.
Cuando la noticia llegó a oídos de las gentes de Villena sólo se alegraron por una razón: D. Diego se marchaba de su lado, pero iba a formar a los futuros sacerdotes.
Libros y fotos cedidas por... Luis García Pardo

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