Una vez más, en la rotación de los años, la música, la danza, el jolgorio, —ruidoso holgar—, las conmemoraciones religiosas, vuelven a Villena. Todo se viste de fiesta como si el peso de la vida solo fuera alegría. Y no fuese menester más que removerlo de vez en cuando, de año en año, para que cambiara la apariencia de lo cotidiano. Y así las cosas, las calles, los hombres, toman un aire nuevo, en el que la voluntad de gozo destierra las penurias y dolores cotidianos parando, en un breve paréntesis, el habitual ritmo del vivir. Todos quisiéramos estar en perpetua fiesta, pero al no ser ello posible, aceptamos reconocidos cualquier aniversario.
No estará solo el pueblo de Villena en sus fiestas anuales. Desde pueblos circundantes llegarán las gentes a participar de la alegría y a hacerla más viva, a intercambiar simpatía y convivencia, a comprar servicios. La pequeña soledad en que cada quien se vacía, se poblará de ruidos, de imágenes, de rostros amigos como si desde ese momento todo empezase, alrededor, a cambiar y sonreír para siempre. Sólo será así en un breve intervalo, pero habrá sido jugoso, dejando atrás muchas de esas cosas que siempre quieren olvidarse y abriéndose a la esperanza de una nueva etapa, un poco más unidos todos en esa leve fraternidad que sólo es dado obtener de la alegría compartida.
Esto es, en resumen, turismo. Turismo interior, viejo desde los tiempos, y nuevo en la compleja consideración que damos a este concepto. Su principal contenido es acercar gentes, participar de unas mismas y típicas formas de cultura y dar descanso al espíritu. Detrás de la alegría está la convivencia. Y detrás de la fiesta, también, la economía. Pero ello es bueno, porque de esta manera se hacen sólidos los vínculos entre las gentes y más firme la comunidad.
Sólo es de desear una aspiración continua. Que cada año sea una auténtica renovación, y no solo en festejos, sino también en propósitos. De modo que las fiestas aniversarias, además de un satisfactorio alto en el vivir, sean principio de mejoras de las que congratularse en el próximo año.
Manuel Fraga Iribarne
Ministro de Información y Turismo
Extraído de la Revista Villena de 1964
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