EL COVID-19 Y LA INCERTICUMBRE EN LA EDUCACIÓN
En la actividad educativa, y a pesar del COVID-19, seguimos avanzando en el proceso de formación telemática, con las dificultades que ello conlleva y descubriendo oportunidades dentro del desconcierto inicial que supuso en el inicio de la pandemia. Ahora todos sabemos más y dentro de la incertidumbre, el proceso formativo sigue adaptándose. Seguimos hacia delante entre cambios de fase y la evolución de la enfermedad, que es lo que nos va marcando esa tan necesaria vuelta a la normalidad, mediante los criterios impuestos por las autoridades sanitarias.
Desde luego que se ha ido evolucionado positivamente. Al principio, con la inseguridad del comienzo de la pandemia pero, pasado un tiempo prudencial, con la creación de sistema más o menos estructurado, que intenta favorecer la interacción digital entre familias, profesorado y alumnado. Vamos conociendo nuevos escenarios a los que nos llevan las cambiantes circunstancias, para un sector de la educación que se adapta en la medida de sus posibilidades, intentando coger el pulso a la evolución de la enfermedad, como tantos otros sectores de la población. Una pandemia que está cobrando un precio muy caro, con casi 28.000 fallecidos y 250.000 contagiados, y que nos ha hecho ser conscientes de la realidad que estamos viviendo.
Se sigue trabajando en la planificación escolar, en ese triángulo necesario entre familias, profesorado y alumnado, buscando empatía y colaboración entre sus lados. Adaptando formas y contenidos, según se avanza en fases y se atenúa la curva epidemiológica, estabilizándose el uso de plataformas educativas y trasiego de tareas, depurando técnicas de comunicación, elaborando trabajos, clases virtuales y exámenes online. La sensación es que cada vez se consiguen rutinas más accesibles y motivadoras para familias y alumnado.
Se sigue legislando por parte de las autoridades teniendo como prioridad el cuidado de las personas, pero manteniendo en la media de lo posible, el organigrama del planteamiento escolar inicial. Un curso que acabará según fecha previstas, es decir a mediados de junio y que no se extenderá a julio, salvo a excepciones.
En la actual fase 1 están abiertos los centros con personal de administración, limpieza, servicios y equipos directivos. En la venidera fase 2, previsiblemente abrirán sus puertas para el profesorado y alumnado de cursos que finalizan ciclo, 4º de la ESO, 2ª Bachillerato, cursos finales de FP y enseñanzas especiales. Con importantes medidas sanitarias, grupos no superiores a 15 alumnos, evitando aglomeraciones y con todas la medidas de seguridad previstas; mascarillas, geles de limpieza, distanciamiento social…
En verano se podrán abrir las puertas de los centros escolares, si las fases siguen evolucionando favorablemente para realizar escuelas de verano con actividades lúdicas y deportivas. Personalmente creo que necesitamos un verano para la comunidad escolar que nos haga pasar página y olvidar lo vivido, que nos permita romper con esa rutina últimamente establecida…
Lógicamente la actividad educativa venidera, es un libro que todavía está por escribir, por ello, desde las autoridades educativas se han creado grupos de trabajo, para diseñar y estructurar la organización escolar del próximo curso adaptado a la pandemia y buscando soluciones con tres escenarios posibles. Que el curso comience sin necesidad de mantener la distancia interpersonal, que el distanciamiento social sea indispensable para la docencia e incluso que se puedan volver a suspender las clases, por un rebrote del virus y que haya un nuevo confinamiento
Con lo cual se trabaja alternativamente en reducir currículos a lo fundamental y a tener en cuenta la materia no impartida en el tercer trimestre del actual curso. Si existiera distancia interpersonal obligada, se dividirían grupos y se adaptarían las clases, combinando presencia telemática y presencial, valorando horarios de entrada y salida, estableciendo medias de control sanitario, habilitando nuevos espacios, utilizando material higiénico y formación específica.
Se prevé establecer un plan de digitalización para asegurar una labor docente online, ante la posibilidad de que pudieran surgir nuevos rebrotes. Que consistiría en dotar a los centros de equipamiento tecnológico, formando a profesores y alumnos, elaborar contenidos digitales con sistemas de formación online y apoyo específico al alumnado con más problemas de acceso a la docencia telemática.
Grandes retos se avecinan en un futuro no muy lejano que todavía está venir. La realidad en estos momentos, es que estamos a punto de finalizar un curso que está resultando extraño, complicado y diferente, con la incertidumbre que ha impuesto la pandemia a la comunicad escolar. Y todo eso, tras el abismo y la frialdad de las pantallas, dejando de lado la verdadera y cada vez más necesaria función educativa real, la que permite la formación integral del alumnado en aspectos sociales para la convivencia.
Toni López - Profesor de Secundaria.
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