16 abr 2023

1979 BODAS DE PLATA DE LA COMPARSA DE ÁRABES NAZARÍES - HISTORIA DE SU FUNDACIÓN

BODAS DE PLATA DE LA COMPARSA DE ÁRABES NAZARÍES
Historia de su Fundación - por Francisco Díaz Cerdán
El 7 de septiembre de 1954, cuando Francisco Seguí Hernández y Benito Navarro Pardo, alias «el Chato», pertenecientes ambos a la escuadra de «Árabes Musulmanes» de los «Moros Nuevos», y Jerónimo Cerdán Mullor, alias «el Bajoca», se dirigían a felicitar a varias Virtudes que estaban ya celebrando el Santo, surgió la idea de formar una nueva comparsa, lo que se reafirmó al día siguiente en la puerta de la churrería, frente al bar «Cocinero», cuando pasó la Diana, con Francisco Seguí de cabo de gastadores de una de las escuadras de los «Moros Nuevos». Al ratificarse en lo acordado durante la noche anterior, tácitamente quedó elegido el cabo de la nueva comparsa.
Como Villena se encontraba en fiestas y no se podía solicitar permiso para efectuar el día 9 los nombramientos de Capitán y Alférez para el año siguiente, se preguntó en el Ayuntamiento lo que había que hacer para formar una nueva comparsa y se les contestó que había que presentar una completa relación de la Directiva, aunque fuera circunstancial, puesto que se trataba de un puro trámite. Así se le dio al asunto carácter oficial.
Para la presidencia se pensó en una persona representativa y formal, que tuviera además, todo hay que decirlo, algunas influencias. Se trataba de Pedro Sarrió Gras, que aceptó gustoso y se ofreció a la comparsa incondicionalmente. La Junta Directiva quedó formada del modo siguiente:
Presidente: D. Pedro Sarrió Gras. Vicepresidente: D. Enrique Seguí Vicent.
Secretario: D. José Díaz García.
Vocales: D. Francisco Seguí Hernández; D. Jerónimo Cerdán Mullor; D. Rafael Ferriz Beneito; D. Francisco Díaz Domenech; D. Antonio Maciá Hernández.
Cobrador: O. Francisco Pardo García.
Tesorero: D. José García Espinosa.
Como socios protectores, también fundadores, figuraban D. José Rico Pérez, D. Inocencio Hernández Arques y D. Faustino Alonso Gotor, recién establecido como médico en la localidad y que nos ayudó y alentó con entusiasmo desde el primer momento.
Una vez cumplido este requisito, se solicitó del malogrado dibujante D. José Cortés Camarasa un boceto del traje, cuyo colorido se decidió ante un maniquí de «Casa Gallardo», en la calle Mayor.
El traje de la comparsa quedó establecido del siguiente modo:
Turbante blanco a pliegues pequeños, con orla roja encima y en el centro, adornado éste en toda su circunferencia con una cinta verde, con trazos perpendiculares que parten desde e! centro de la frente.
Camisa de manga larga, abombada, color azul oscuro, con botonadura redonda de igual color.
Chaleco rojo, de fieltro imitación de terciopelo, con bordado amarillo de trazos anchos. En la espalda, el emblema de que luego hablaremos.
Capa blanca, con capuchón a estilo chilaba, del que cuelga una borla con los colores rojo, blanco, amarillo y verde.
Faja de raso amarillo que termina en dos puntas, de las que penden borlas pequeñas de los mismos colores que la de la capa.
Pantalones de raso, color verde oscuro, anchos y bombachos, con caída hasta muy cerca de la zapatilla.
Medias amarillas.
Zapatillas de color rojo, con adorno de dos gumías cruzadas y media luna en amarillo.
Cartera de piel, color marrón claro, con adornos azules y fleco de la misma piel.
Se disponía ya del traje adecuado, en el que se habían puesto muchas ilusiones; se había andado mucho camino, pero faltaba lo principal: la denominación histórica, la posible ascendencia, el nombre, en fin, de nuestra comparsa, y entonces nos acordamos de nuestro don José María Soler, quien nos recibió con mucho entusiasmo, leyéndonos a este propósito alguna que otra historia. A los pocos días y tras no pocas consultas, nos dijo que la comparsa podría llamarse «ARABES NAZARIES o NAZARITAS», dinastía a la que no faltaban lazos históricos y reales con nuestras fiestas.
No dejó de hacernos gracia la segunda de las denominaciones, pues se pensó que si salíamos a la calle con el nombre de NAZARITAS, alguien podría tomarnos por lo que no éramos, y se optó definitivamente por la de NAZARIES De uno de sus libros obtuvo el señor Soler un pequeño dibujo del medallón distintivo de aquel linaje que después explicaremos.
Conseguidos ya el nombre y la insignia, nos pusimos en contacto con nuestro amigo Pedro «el Americano» para que nos hiciera los dibujos a tamaño natural. Pero como este hombre fue siempre un poco bohemio, nos iba llevando en palabras, hasta que, cansados de esperar, nos dirigimos a su domicilio de la avenida de José Antonio, en donde hoy está la ferretería de Belda, y allí le obligamos, en presencia de «Chiqui», su mujer, a efectuar el trabajo. Para ello tuvimos que bebernos 14 litros de cinzano y 4 de anís entre ocho personas. Pueden imaginarse cómo terminaría aquello si les decimos
que Roque Collado puso la mano en el tubo de la estufa encendida y ni siquiera se quemó.
Ya en nuestro poder los dibujos, se procedió al bordado de chalecos y al de la bandera, cuyo simbolismo vamos a tratar de resumir.
ENSEÑA O MEDALLON
La bandera es de color verde oscuro, con fleco de oro, y en el centro de sus dos caras !leva un medallón, original, como hemos dicho, de la dinastía nazarí, cuyo significado es el siguiente:
Las orlas representan las batallas ganadas por los individuos de la dinastía. Las piedras Preciosas que van engarzadas dentro de la franja exterior, aluden a las riquezas que poseían. Las dos medias lunas que se encuentran sobre la cabeza de los leones, son los símbolos de la religión de Mahoma. Los leones representan el poder de aquel pueblo, y la paloma, el oasis en donde residían y también la fertilidad de sus productos agrícolas, trigo y dátiles sobre todo.
En el reverso se encuentran entrelazados dos triángulos que forman una estrella de cinco puntas, con una media luna exterior seguida de una inscripción, en islámico y español, que dice: ARABES NAZARIES.
Durante las juntas celebradas en el transcurso del año, se procedió a determinar quiénes habrían de desfilar por vez primera, y en una de las últimas reuniones, sentados sobre las sacas de harina del horno de Paco Seguí, se ultimó así la primera formación de la comparsa:
Cabo de Gastadores: Francisco Seguí Hernández.
Capitán: José Luis Navarro Bravo.
Alférez: Rafael Ferriz Beneito, alias «Rateta». Escuadra:
Jerónimo Cerdán Mullor, (a) «Bajoca». Benito Navarro Pardo, (a) «El Chato». Antonio Maciá Hernández (a) «Centeno». Roque Collado Francés (a) «Pana».
José García Espinosa (a) «Chaparro». Francisco Díaz Domenech (a) «Pimiento». Ramón Martínez Gisbert (a) «Pimiento» (?) Antonio Soler Morales (a) «Rabera». Fernando Navarro Pontes (a) «Bigotes». José García Tomás (a) «El Pelao». Fulgencio Juan Pérez (a) «Flugen». Cristóbal Hernández Tomás (a) «El Monjero». Enrique 'Soler Domenech (a) «El Trapero». Antonio Bravo Navarro (a) «El Pastelero». Francisco Pardo García (a) «El Colchonero». Sultán: Enrique Seguí Vicent.
La primera banda contratada fue la «Unión Musical de Tibi».
Se pensó después en la farola y en el asta de la bandera, que sería un tubo de metal blanco, dividido en dos partes, con el remate de nuestra insignia representativa. La farola consistiría en una media luna, con caras de metacrilato rojo y bordes reforzados de metal amarillo. El constructor fue Juan Abellán, y el importe ascendió a 750 pesetas.
Se fijó la fecha de bendición de la bandera para el 24 de agosto de 1955. Fueron Padrinos de la ceremonia Fidel González Borrell, hijo de Emeterio Sánchez y Águeda Hernández Alcaraz, y ofició el entonces cura párroco de Santiago, don Juan Mañas, quien en su alocución, auguró un halagüeño porvenir para una comparsa que tan modestamente iniciaba su andadura.
Al terminar la memorable Junta final, se procedió a sortear entre los socios el muñeco que había servido para confeccionar el traje, resultando favorecido Antonio Bravo (a) «El Pastelero», quien lo guarda como una verdadera reliquia.
A título de anécdota recordaremos que el mismo día de la bendición de la bandera, contrajo matrimonio el socio Francisco Pardo García (a) «El Colchonero», cuya joven esposa se despidió con un beso de todos los compañeros de su marido.
Digamos, como final, que todos los datos aquí manejados constan en los libros de actas de la Comparsa, que siempre darán fe.
JOSE AZORIN DIAZ
Presidente de la Comparsa de Moros Nazaríes
En la oportunidad que se me brinda desde este medio anual, emisario, dentro y fuera de nuestras fronteras, del amplio comunicado de nuestra fiesta, que de alguna forma es fiel reflejo de nuestra propia idiosincrasia, la ocasión de estas líneas es motivo de volver a tomar conciencia del puesto que, con tantos tallos por mi parte, estoy desempeñando.
Hago desde aquí extensible mi reflexión a todos los que ocupamos un puesto de festero en una agrupación. Estamos recogiendo el legado histórico de tanto sacrificio, de muchas ilusiones; el empeño de unos hombres que dieron a la luz de nuestra Villena una fiesta que hoy queremos seguir promocionando para que el esplendor alcanzado vaya en línea de ascenso.
Somos, además, promotores en el presente de una empresa que tiene el deber de seguir contando como tal en tiempos venideros.
Pocos escépticos creo encontrar en Villena hacia la fiesta de Moros y Cristianos. Pero si alguien de otras latitudes que lea estas líneas o que sepa del empeño de los festeros villenenses por ofrecer cada año nuevo colorido en su calendario de actos no comprende este esfuerzo, y critica el posible derroche económico, el alboroto de nuestro horario en los días de septiembre y el largo etcétera que pueda suscribir, sepa que en Villena las fiestas son el motor de la convivencia durante los 365 días del año.
La Fiesta hace amigos. Reúne a los hombres que visten unos mismos colores en una campaña que abarca múltiples facetas. Nuestra comparsa, al igual que otras hermanas, mantiene como meta prioritaria la consolidación de un local social que en su día esté a disposición de otros muchos activistas de nuestro pueblo. Este esfuerzo que somete a los que propugnamos la idea desemboca en múltiples contactos de nuestros miembros, en pro de planificaciones y proyectos que hagan posible este empeño y lo conviertan en feliz realidad.
La Fiesta anima, por otra parte, la vida familiar. Conocido de todos es la transferencia de unos colores, de una forma de sentir, de unas particulares cualidades que el padre recogió e implantó en su día y que los hijos y nietos fueron aceptando y continuando. Todo ello animado y perfeccionado por la labor de la mujer, que pone su hacendosa mano en una manifestación folklórica que tantos detalles y delicadas premisas conlleva.
Es motivo, además, de sentirnos conscientes miembros de una misma comunidad social. Tiene la particularidad nuestra Fiesta de sabernos todas las agrupaciones unidas en la busca de un mayor esplendor para nuestro pueblo. Ni sentimos envidia por la comparsa poderosa ni nos avergonzamos de la menos espléndida. No es nuestra rivalidad entre hombres y comparsas. Lo es en la búsqueda de la propia superación.
Apenas se deja oír cualquier compás festero que sale del instrumento musical o de la garganta de un paisano, los brazos se entrecruzan, sean de la comparsa que sean.
Y así, en esta necesidad de sabernos conscientes de un mismo ente cívico-social, apoyamos los Nazaríes el proyecto de realización de la Casa del Festero. Entendemos que debe de existir un centro en donde se coordinen todas las particulares actividades de las diferentes entidades (esteras de nuestra ciudad; no es necesario decir, que ha de ser un ente indefectiblemente democrático, donde nos sintamos fielmente representados los festeros en la organización del mencionado centro.
Las fiestas que estamos a punto de comenzar van a significar para nuestra comparsa la feliz efemérides de cumplir los 25 años de salir a la calle. Apunto, de nuevo, la tremenda responsabilidad que esto significa para los que en la actualidad engrosamos las filas de la comparsa. Conscientes del momento que nos ha tocado vivir, deseamos hacer feliz realidad en estos próximos días todas las ilusiones que nos hemos marcado con el esfuerzo de todo el año, sabedores de nuestra modestia.
Desde estas líneas felicito y agradezco todo su esfuerzo a los hombres que nos precedieron. Invito a los que son y se sienten en la actualidad «Nazaríes», a seguir en la línea de prestigio que representa nuestro nombre, y a todo el pueblo de Villena invitamos los Nazaríes a que sean muy felices en los próximos días y que se sientan dichosos de formar parte de esta entrañable tierra y sociedad junto a su Patrona, —Virgen de las Virtudes—, que se llama VILLENA
Un saludo cordial.
Extraído de la Revista Villena de 1979

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