18 nov 2023

1941 ESPINAS DE LA FLOR

Espinas de la flor
A todos, pero en particular a mis amigos, soldados en el servicio o voluntarios en la guerra.
«La carta del soldado». Así Hermógenes Esquembre, aquel genial artista de tan feliz recordación, plasmó en un magnífico óleo de ambiente nuestro, cuya fotografía ilustra este artículo, la ansiedad del sentimiento que ese instante produce en el seno de la familia.
Y me atrevo a sacar a la luz en la alegría de estos días, la cruda emoción de este cuadro, porque es asunto tan nuestro, tan íntimo, tan lleno de realidad que, aunque Hermógenes hace ya años que dejó de estar con nosotros, el asunto de su obra vive en la realidad de siempre, y sobre todo en los días de las Fiestas, se hace sentir con hartura en muchas casas.
El hijo ausente. Alegría de comparsas y jolgorio de fiestas en la calle; pena de lágrimas a la Virgen en la soledad mañanera del templo rumoroso.

«La carta del soldado» es pintura que encarna en mis ojos, cual en los de muchos, la ausencia del villenero. Para los que en lo lejos aspiran en el viento, en el dolor de la distancia, la belleza bendita de estos días, imprimo aquí el abrazo de Villena en la presencia que forja el recuerdo.
Y tú, allá, donde quiera que te encuentres, villenero; cualquiera que sea la tierra o el mar que de nosotros te separe, no sientas sin respuesta el amor de tu Villena. Que ella ríe estos días, sí, pero a flor de labio también lleva por tu ausencia el lloro. Que ¡untando la pena y el reír, forma Villena la natural rosa con espinas que a la Virgen perfuma. Así fué hecha la mejor flor.
Recuerda que suena en la calle la música de las comparsas, bulle animada la gente en la Corredera, y castillos de luces de artificio y festejos populares avivan el sentir de una unidad de alegría.
Pero no olvides villenero, que en Santiago con la Virgen, en el frescor matutino de la misa primera, tu madre reza en el silencio de esas horas la visita que hace por tí a la Patrona. Tu novia luego, más tarde, entre las luces brillantes de la Salve Solemne, mirándole el rostro adorado y moreno que iluminan, no sabe si el halago del amor devoto o la seda y el oro del manto de gala, dirá a la Virgen que te traiga pronto.
Por vosotros, en estos días en que Villena es tan feliz, aunque hablar de pena en las Fiestas parezca mermar alegría, vuelvo a la luz «La carta del soldado» que pintara Hermógenes, y os envío con ella este abrazo, villeneros ausentes, rogando en esta escritura a la Virgen Morena, cual todos le rogarán en su plegaria silenciosa, que sea este año el último ya de intranquilidad y asperezas; que engarce bajo la bondad infinita de su manto amoroso la paz de los espíritus, y, en la alegría de la alborada riente, desvanezca las lágrimas de las madres.
Extraído del Programa de Fiestas de 1941
Cedido por… Los Luises

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