17 feb 2024

1980 CON LOS PIES EN LAS AGUAERAS, SER O NO SER

CON LOS PIES EN LAS AGUAERAS… SER O NO SER…
Ni qué decir tiene que cualquiera conoce perfectamente el significado que en muy diferentes ocasiones de la vida damos a esta frase de Shakespeare.
Perfectamente vinculada a nuestra idiosincrasia, la Orden del Portón acepta el reto y se dispone, afrontando no pocos problemas, a demostrarse a sí misma de lo que puede ser capaz e intentar al propio tiempo transmitir la precisa confianza a los demás para que las empresas que pudieran emprenderse tengan feliz destino.
Creemos interesante dar una explicación, antes de seguir más adelante de lo que es una ORDEN. Es el conjunto de ideas plasmadas en la imagen de qué es lo que se quiere realizar o conseguir por la unión y la disciplina. También podemos decir que es el conjunto cuerpo y sociedad de los Caballeros que profesaban las mismas armas, inquietudes, desvelos e intereses en pro de la defensa de todo aquello que exigiera, a su juicio y justo entender, la desinteresada actuación.
Igualmente consideramos obligado exponer que el título de nuestra Orden que se denomina PORTON tiene, a nuestro entender, mucha relación con lo que pretendemos. Nos explicamos: PORTON, es definido por la Real Academia de la Lengua Española, como la puerta que divide el zaguán del resto de la casa. Es indudable que toda casa requiere al visitante la necesaria autorización de permiso para el acceso a ésta; pues bien, si al paraje que situado en la ermita de San 'Sebastián se le denominaba PORTÓN, no era ni más ni menos que por su condición de tal, exigía que cualquier viajero, caminante o visitante que precisase entrar en VILLENA, ciudad entonces como otras, amurallada, solicitara licencia de entrada precisamente en el PORTÓN, que era lo más alejado de la Puerta de Almansa puerta ésta ya de acceso a la ciudad. Pues bien, en el Portón termina el acto más significativo de nuestras entrañables fiestas de Moros y Cristianos, y teniendo en cuenta que Villena vive de forma muy intensa durante todo el año lo relacionado con sus Fiestas y el entorno de éstas entendemos que es allí, en el Portón, donde prácticamente renovamos nuestras ilusiones para reemprender con más ahínco, si cabe, la nueva etapa que nos proporcionará el año que para nosotros ha comenzado, y que lógicamente parodiamos con lo que era solicitar entrada.
Con esta explicación creemos haber aportado datos suficientes para definir públicamente el título de ORDEN DEL PORTÓN.

La constitución de nuestra Orden data del 29 de febrero del año 1980 y sus componentes somos un grupo de villeneros festeros que han sentido la necesidad de fundarla para, en una tertulia festera, analizar y estudiar las posibles soluciones que la Fiesta necesita para su mejor funcionamiento y brillantez. Nos proponemos como tareas las de allegar cultura a nuestro pueblo y sus fiestas, recuperar los textos populares ya existentes y un poco olvidados, reviviéndolos para general conocimiento, conservar tradiciones que sean merecedoras de no olvidarse, aportar ideas que vengan a paliar problemas que atañen a instituciones festeras, crear premios y conservar aquéllos ya existentes, elevar sugerencias a los organismos pertinentes, bien nuestras o recogidas del sentir popular festero, y en resumen hacer todo aquello que sea positivo y que redunde en beneficio de la Fiesta de Moros y Cristianos y en definitiva de nuestra ciudad de Villena.
Como cualquier Orden, la nuestra tiene un LEMA, que reza así: FIESTA Y PRUDENCIA.
FIESTA, porque estando dedicados a ella, actuaremos como Festeros que sienten la necesidad de continuar la labor emprendida por nuestros mayores.
PRUDENCIA, porque en nuestras actuaciones será ésta, derivada de la sensatez de juicio, la que nos marcará el camino a seguir.
Aunque no obligado, sí en este caso es preciso aclarar que los componentes de la Orden del Portón nos titulamos Caballeros, para de esta forma denominarnos de alguna manera distinta a los componentes de cualquiera otra asociación, por lo que posiblemente alguien reconozca nuestras actuaciones como llevadas a cabo por LOS CABALLEROS DE LA ORDEN DEL PORTÓN.
En su momento, acreditamos nuestra identidad ante el señor alcalde de la ciudad, don Ramón Navarro Díaz, al señor presidente de la Junta Central de Fiestas, D. Francisco Navarro González y al señor presidente de la Junta de la Virgen, D. Antonio Hernández, como asimismo hicimos nuestra presentación al pueblo a través de una entrevista que realizara Radio Villena, en su programa «Villena en Fiestas». Por medio del presente artículo, ofrecemos desinteresadamente nuestra modesta colaboración a todos cuantos la consideren necesaria, y dejamos patente de forma clara y rotunda que veríamos agradablemente que nuestras actuaciones no fuesen tachadas como de críticos, ni constructivos ni destructivos, sino única y exclusivamente como «enjuiciadores», que siendo de Vi-llena, desean de todo corazón lo mejor para su pueblo.
Decir aquí y ahora el número de problemas que tiene nuestro pueblo y por consiguiente todo lo concerniente a su entorno de la forma más generalizada, sería tarea más que imposible, por espacio y por razones específicas suficientes como para no intentarlo siquiera, pero hay algo que está claro, y a nuestro juicio consideramos obligado decir: AQUEL QUE NADA EMPIEZA, NADA TERMINA...
Rogamos de todo corazón a nuestros lectores que interpreten este artículo bajo el prisma que unos conciudadanos tienen para enjuiciar modesta, pero ecuánimemente, todo lo concerniente a Villena, nuestro pueblo. De verdad, no pretendemos afán ninguno de protagonismo y sinceramente resulta tarea complicada, decir sin acusar, advertir sin criticar, informar sin herir, máxime si tenemos en cuenta que aquellas cosas que de nuestro pueblo no nos gustan, quisiéramos que nadie más que nosotros la conociese, pero en silencio, sin alardearlas; y todo esto resulta empresa difícil.
Denunciar, señalar o criticar, hemos dicho que no son verbos de nuestra devoción, y que nada más contrario a nuestra forma de hacer. Es por eso que quisiéramos «ENJUICIAR» únicamente, sencilla y llanamente, todo aquello que enjuicia cualquier ciudadano, pero se calla para él solo. A lo mejor, cuando la lectura de este artículo rememore acontecimientos que en su momento también tú enjuiciaste, dirás, amigo: ¡Esto ya lo decía yo que pasaría!
También es verdad que nuestra capacidad para escribir es muy limitada y sería suficiente para nosotros con que no se notase el pelo de la dehesa a la hora de exponer, porque en Villena solemos decir bastante mejor que escribir, ya que nuestro léxico y forma de expresarlo tiene similitud con el valenciano en la dificultad de su escritura, y creemos que ningún otro parecido, por lo que no sería mal comienzo hablar un poco de nuestra incorporación al País Valenciano. Entendemos que si las razones son geográficas o políticas, únicamente pueden, tras referéndum, sopesar su interés, pero por ninguna otra razón Villena estará integrada en el País Valenciano, porque tenemos nuestra propia Historia que nos dice claramente cuál ha sido siempre la postura de nuestros antepasados, que se vanagloriaban muchísimo de que su Marquesado llegase hasta Aragón. Los títulos que engalanan el escudo de nuestra ciudad, DE MUY NOBLE, MUY LEAL Y FIDELÍSIMA, fueron concedidos por reyes, sin tener en cuenta para nada las andanzas gloriosas de Jaime I, que dicho sea de paso, no integró en su momento a Villena al Reino Valenciano. Dudamos mucho que cualquier villenero pueda expresar sus sinceros pensamientos en otra lengua que la nuestra y también lo hacemos al pensar que pueda emocionarse al escuchar el pasodoble «El Fallero», por ejemplo y lo hace de forma bien patente cuando suenan los acordes de La Entrada, nuestro pasodoble.
Son pequeñas muestras y repetimos lo que al principio decíamos: que sí hay razones meramente políticas o geográficas, que así nos lo digan, pero creemos que pretender exponer otras razones de base, tendrán éstas que ser muy buenas para convencer el ánimo de nuestros conciudadanos.
Somos de la opinión de que el pulso de una nación hay que tomarlo en el municipio donde uno viva y trabaje. El Pueblo es Soberano, la Corporación es el Gobierno, y los Ediles, los Ministros. Planteado así, es hasta fácil entender los indisolubles problemas que tiene pendiente este país que antes se llamaba España. Por esta razón creemos que es imprescindible que todos y cada uno de nosotros tomemos conciencia clara y rotunda de lo que más interesa hacer, realizar y llevar a feliz término con vistas a un mejor desenvolvimiento dentro de las cuestiones de nuestro pueblo, con lo cual conseguiremos que nuestra forma de actuar transfiera a otros pueblos hermanos y al final en conjunto a toda la Nación, que para nosotros ha sido forma de vida. De ahí, que las tradiciones que a nuestro juicio sirven para demostrar y conservar la propia identidad haya que mimarlas hasta el extremo de que no exista ningún villenero que no llegue al convencimiento de que cuando las costumbres se hacen tradiciones y éstas leyes, es muy difícil perder la idiosincrasia genérica local que tanta gloria diera a tantos ilustres antepasados como D. Joaquín María López, D. Luciano López Ferrer, D. Ruperto Chapí, D. Ambrosio Cotes, Martínez de Olivencia, Sancho de Medina y como más contemporáneos, a D. Antonio Marín, D. Gaspar Archent, D. Antonio Navarro Santafé, D. Quintín Esquembre y D. José María Soler, lamentando olvidar involuntariamente algún nombre importante.
Cada región, como cada provincia y por supuesto cada pueblo, tienen unas características especiales. Ni qué decir tiene que las que nosotros poseemos nacen de nuestra propia identidad. La Nobleza, el Orgullo, la Altivez, el Valor, la Justicia, el Orden, la Alegría, son virtudes, entre otras, inherentes a la personalidad de cuantos integran esta Comunidad que se llama Villena. Independientemente de las citadas, podríamos, si cabe, resaltar la de ser Festero. Decimos virtud, porque el ser Festero condiciona al villenero, bajo su responsabilidad, a ser conservador de las tradiciones más puras y ancestrales llegadas hasta nuestros días, a través de generaciones; y mal que nos pese no todos procuramos ser 'merecedores de tal virtuosismo.
La célebre frase citada al principio y como cabecera de este artículo, no viene a nuestra mente como mera coincidencia de pensamiento, sino como realidad tangible cuando de nuestro Pueblo se trata y particularmente de sus Fiestas, tradiciones e inquietudes cotidianas. Cualquiera que sienta en villenero debiera tener presente esta no menos famosa frase «QUE EL SER ESPAÑOL ES UN HONOR, PERO EL SER DE VILLENA ES UN TÍTULO» y que debemos hacer de ella forma de vida en el más amplio sentido de ese SER O NO SER...
Extraído de la Revista Villena de 1980

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